El derecho a veto de Rusia frustra la resolución de condena del Consejo de Seguridad de la ONU a la invasión de Ucrania

El derecho a veto de Rusia frustra la resolución de condena del Consejo de Seguridad de la ONU a la invasión de Ucrania

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el viernes por tercera vez en cinco días para pronunciarse sobre una resolución de condena de la invasión rusa de Ucrania. La votación del texto, una iniciativa conjunta de EE UU y Albania que ha cosechado numerosas adhesiones en las últimas 24 horas, solo planteaba una duda: Rusia ejercería su poder de veto, pero, ¿y China? Con su abstención ―un modo de salvaguardar la equidistancia y, a la vez, apoyar veladamente a Moscú―, China arrastró a la India y a Emiratos Árabes Unidos. La resolución contó con el voto favorable de 11 de los 15 miembros. Rusia, además, ostenta la presidencia del Consejo este mes, conforme al calendario aprobado en otoño.

El proyecto de resolución, con enmiendas de última hora que retrasaron el inicio de la reunión, recordaba a Rusia todas sus obligaciones internacionales, como Estado signatario de cartas y tratados que la ofensiva lanzada el jueves por el presidente Vladímir Putin convirtió en papel mojado. El borrador subrayaba el teórico compromiso de Moscú con el artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas sobre resolver las disputas por medios pacíficos y abstenerse del uso de la fuerza contra la integridad territorial y la independencia política de otro país.

Con la invasión a Ucrania, sostenía el borrador inicial, Rusia ha quebrantado el Acta Final de Helsinki de la OSCE (1975) y el memorándum de Budapest sobre garantías de seguridad a Ucrania firmado en 1994, así como una resolución del Consejo (la 2202, de 2015), destinada a implementar los acuerdos de Minsk, que teóricamente debían haber puesto fin a la guerra enquistada del Donbás, en el este de Ucrania. El texto también apoyaba el llamamiento al diálogo de António Guterres, secretario general de la ONU, así como la condena sin paliativos de la “agresión” rusa a Ucrania, que calificaba de “quiebra de la paz y la seguridad internacionales”.

El texto, cuya contundencia inicial fue matizada por las enmiendas, instaba a Rusia a dar marcha atrás, cesar en el uso de la fuerza y retirar sus fuerzas de Ucrania “de manera inmediata, total y sin condiciones”, como subrayó la embajadora de EE UU, Linda Thomas-Greenfield. También a revocar el reconocimiento de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, donde comenzó el conflicto en abril de 2014. Pese a las enmiendas, la principal la sustitución de la palabra “condenar” por “deplorar”, los alegatos de la mayoría de los embajadores emplearon los términos más categóricos de repulsa.

“Un país está invadiendo a otro, y Rusia es el agresor. No hay medias tintas (…) Tenemos la obligación de no mirar para otro lado. Rusia ha elegido causar un dolor inimaginable a la población de Ucrania y a sus propios ciudadanos”, dijo Thomas-Greenfield. La representante británica, Barbara Woodward, señaló que la intervención de Rusia no es un ejercicio de autodefensa. “Hablaban de proteger Donetsk y Lugansk, pero están bombardeando Kiev. La resolución es un mensaje a la población ucrania, al mundo, de que las reglas que establecimos deben ser respetadas, y a los bravos ciudadanos rusos que protestan” contra la agresión, dijo Woodward.

Al llamamiento de Suecia a copatrocinar el borrador de resolución se sumaron en las últimas 24 horas España, Alemania, Italia, Polonia, Noruega, Lituania, Letonia, Estonia, Luxemburgo y Nueva Zelanda, además tres países que se sientan en el Consejo de Seguridad como Francia, el Reino Unido e Irlanda, informa Efe. EE UU ha buscado en las últimas horas el apoyo de otros aliados sin presencia en el máximo foro de la ONU, como Australia o la Unión Europea.

La hermética equidistancia de China, de la que quedó constancia en el Consejo celebrado el lunes, permitía barruntar el sentido de su voto el viernes, pese a las presiones diplomáticas recibidas en los últimos días por parte de Occidente. Lo mismo sucedía con la India, que en la tensa sesión del miércoles ―dinamitada por el anuncio en paralelo de Putin del lanzamiento de una “operación militar especial” en Ucrania― se había limitado a constatar su preocupación por sus 16.000 nacionales atrapados en Ucrania, sobre cuya evacuación hablaron el jueves el primer ministro, Narendra Modi, y Putin. El sentido del voto de Brasil era también otra incógnita, aunque dos fuentes diplomáticas citadas por Reuters apuntaban que apoyaría la resolución como finalmente hizo.

Aunque no se haya adoptado la resolución, la intención de EE UU y sus aliados era demostrar a Moscú su aislamiento internacional, matizado por el disimulado apoyo de Pekín. “Estamos trabajando en la resolución del Consejo de Seguridad. Espero que podamos pasar a la acción en las próximas horas o días… y si no logramos tener éxito en el Consejo de Seguridad iremos de inmediato a la Asamblea General”, de 193 miembros, apuntó este jueves un diplomático con asiento en el Consejo, amparado en el anonimato, sobre el borrador que la declaración de guerra por Rusia impidió votar. Las resoluciones adoptadas por la Asamblea General son no vinculantes, a diferencia de las del Consejo.

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