El Bilbao Basket necesitaba una victoria como la de anoche en Fuenlabrada. Un triunfo de equipo, pero en el que apareció un desatascador, un jugador que la temporada pasada tenía y que en esta no acababa de aparecer. Recién llegado y sin apenas conocer a sus compañeros, John
Jenkins demostró que es un jugador top, metedor de puntos y que no hace ascos a tener el balón en los momentos calientes.
Acertará y fallará Jenkins, durará esos dos meses que puede permitirse el Bilbao Basket hasta que vuelva Balvin y habrá que sacarle chispas porque es un jugador diferencial en la zona baja.
Sería injusto quedarse solo en Jenkins. El equipo lavó, en cierta forma, su cara del mal partido de Zaragoza. Nuevamente sin Hakanson, Mumbrú decidió alargar las posesiones para bajar el ritmo del partido y cayó en la trampa Fuenlabrada. Se quedó sin los puntos de su mejor hombre, un apagado Trimble, y supo jugar los minutos finales, como ya hizo en Sevilla. Esta vez Brown pudo ayudar en el puesto de base y los puntos los pusieron entre Jenkins y un excelente Zyskowski.
Desde mañana los MIB también trabajaran con Aminu y con, permitidme, con más “ánimu” tras dejar atrás el fantasma de ocupar plaza de descenso. Al menos disfrutemos un par de días de una victoria merecida y miremos al futuro con optimismo.
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