El día que Jesucristo se quedó más solo que nunca


JERUSALEN – De rodillas, con
mascarilla y con los brazos en cruz, el jerosolimitano George Haguen reza solo
ante el portalón cerrado del Santo Sepulcro.

Lo hace en un íntimo Jueves
Santo en Jerusalén que el Jueves Santo, sin peregrinaciones ni rituales por el
coronavirus, recuerda las últimas horas de Jesucristo.

Esta es la protección con la que un hospital de Tailandia está salvaguardando a los recién nacidos para evitar que contraigan coronavirus. Equipados con viseras, los infantes son alimentados y cuidados por enfermeras que también están protegidas contra la enfermedad infecciosa.

Es uno de los escasos residentes
– los peregrinos internacionales desaparecieron de la Ciudad Santa con el
cierre de fronteras – que se acerca hasta la Basílica, se santigua y marcha en
medio de un silencio inusual entre las piedras de la Ciudad Vieja.

Cancelaciones de último minuto,
como la peregrinación al Cenáculo, donde se sitúa la última cena de Jesús y que
iba a realizar un pequeño grupo de franciscanos, redujeron al mínimo los
limitados actos previstos para el jueves.

Bangkok ha instalado máquinas expendedoras con mascarillas de tela en varias estaciones de tren urbano, a raíz de la imposición a todos los pasajeros de portar el cubrebocas durante su viaje para frenar la expansión de la COVID-19.

Creyentes católicos y religiosos
en conventos celebraron el comienzo del Triduo Pascual -jueves, viernes y
sábado santo- en la intimidad del confinamiento, mientras los lugares que según
la tradición recorrió Jesús hace más de dos mil años en la Pasión continúan
vacíos.

“Pero quizás, por las
celebraciones semiclandestinas de estos días, precisamente sin entradas
triunfales y ceremonias solemnes y abarrotadas, hay algo que podemos aprender
de nuevo”, dijo hoy en la homilía el máximo representante de la Iglesia
Católica en Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa.

Más de cien mexicanos han fallecido en EEUU a causa del coronavirus.

Aludió a la
“reflexión” que permiten estos tiempos durante la misa temprana del
Jueves Santo.

Para esa misa se abrió
brevemente el portalón de la Basílica cerrada desde hace dos semanas, como el
resto de santuarios de Jerusalén, para prevenir contagios de coronavirus.

Hacinados en templo por sospecha de coronavirus.

La curiosidad es que la clausura
coincide, solo el jueves, con parte de los rituales del Jueves Santo, una de
las escasas ocasiones en las que el Santo Sepulcro se sella para que oren los
peregrinos en su interior y que abre solo dos veces durante la jornada para
salidas y entradas.

La diferencia es que mañana,
Viernes Santo, seguirá cerrado.

La crisis desbordó a las autoridades de salud que ya no saben qué hacer con tantos muertos.

Además, este año la liturgia se
realizó sin la ceremonia del lavatorio de pies, por orden del Vaticano, para
evitar el contacto y las más de diez personas que exige este simbólico acto que
conmemora el lavado que hizo Jesús a sus doce discípulos como gesto de humildad
e igualdad.

El franciscano español Enrique
Bermejo, superior del convento de la Flagelación, asegura a Efe por teléfono
que no recuerda una Semana Santa igual en los más de cuarenta años que lleva
residiendo en la Ciudad Santa.

Las fotografías son de un microscopio electrónico de transmisión. Mira el impresionante video.

“Tuvimos la guerra del
Golfo y las dos intifadas pero entonces, aunque se suspendieron algunos actos
oficiales, pudimos realizar eventos a modo privado”, explica desde su
confinamiento en el convento junto a la Vía Dolorosa.

Hoy, la prohibición de reuniones
y la prescripción de mantener distancias entre las personas imposibilitan
cualquier intento de ritual por las calles de Jerusalén.

Los entierros de las víctimas de COVID-19 han sido reducidos a un máximo de 10 minutos, mientras que la presencia de familiares ha sido limitada para evitar los contagios.

“Somos parte del mundo y
tenemos que seguir las indicaciones para evitar el contagio”, explica
sobre lo que marca esta Semana Santa, cuya pasión de Jesús asimila con el
“sufrimiento que hoy pasa la humanidad”.

Tampoco hay nadie en el huerto
de Getsemaní, en las laderas del Monte de los Olivos, donde Jesús se retiró a
orar y meditar antes de ser entregado por Judas.

La misa de esta
noche, a las 9 pm hora local en la Basílica de la Agonía, se emitirá en directo
sin acceso a peregrinos.

También será limitado el Vía
Crucis de mañana viernes por las catorce estaciones de la Vía Dolorosa que va
desde el lugar donde Jesús es condenado a muerte hasta el de su crucifixión.

“Esperamos que a la luz de
Cristo y su resurrección (que se conmemora el domingo), mantengamos alejada
esta epidemia y volvamos a vivir como solíamos hacerlo”, pide Haguen en
sintonía con una de las plegarias que más resuenan entre los fieles en esta
anómala Semana Santa. 




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