La importancia de puntuar ante el Leganés quedó diluida por la victoria del Mallorca, lo que provoca una situación incómoda para el Eibar. Los armeros no se pueden confiar en las tres jornadas que restan, aunque la mejor noticia es que dependen de sí mismos para agarrar una permanencia que se está haciendo de rogar. Con 36 puntos en el casillero y cuatro de distancia respecto al Mallorca, que marca ahora mismo la frontera del descenso, los de Mendilibar necesitan hacer los deberes cuanto antes para no meterse en problemas. Vencer mañana al Espanyol, que acumula seis derrotas consecutivas, sería la mejor medicina para evitar males mayores.
Curiosamente, en la primera vuelta la moneda salió cruz ante el conjunto perico (1-2 en Ipurua) y también contra el Valladolid, el próximo rival en este desenlace exprés (2-0 en Pucela). Solo un triunfo ante un Villarreal (2-1 en Eibar) con el que se dará carpetazo a la temporada ofreció alegrías al conjunto guipuzcoano. Esos tres puntos, de momento, no serían suficientes para obtener la permanencia matemática, aunque todo puede cambiar en las próximas horas.
Así las cosas, Mendilibar se resiste a hacer cábalas y prefiere ver la botella medio llena. En la rueda de prensa posterior al empate contra el Leganés dio valor al punto sumado, a pesar de que el encuentro no pasará a los anales de la historia por su vistosidad, y recordó que ahora mismo hay más equipos implicados en la pelea por eludir la quema. El Alavés y el Celta, sin ir más lejos, se han metido en el charco hasta las rodillas y su pronóstico, como el del Eibar, es incierto.
Lo que parece claro es que a pesar de que en un principio se colocó el listón de la permanencia en los 40 puntos, no hará falta llegar a esa cifra para asegurar la estancia en Primera División una temporada más. Ahora mismo 36 parecen del todo insuficientes, aunque con 38 ó 39 la situación podría dar un giro radical. El Eibar no puede olvidarse de que tiene el average perdido con el Mallorca y también con el Alavés y que en caso de un triple empate saldría perjudicado, mientras que los números con el Celta le son favorables. La batalla está encaminada hacia un desenlace feliz pero la victoria no está tan cerca como parece.
Tres partidos sin marcar
La reanudación de la Liga ha dejado diferentes sabores en el paladar del Eibar. Tardó cuatro jornadas en volver a reencontrarse con la victoria, tras ganar al Valencia en Ipurua, y después encadenó un segundo triunfo en Granada. Sin embargo, la oscuridad ha vuelto a cernirse sobre el equipo después de lograr un solo punto de los nueve que se han puesto en juego en la última semana.
Al margen del golpe encajado con la marcha de Escalante y sobre todo Orellana, la mayor amenaza ofensiva del equipo, la sequía de goles también está lastrando las opciones de sacar adelante los encuentros. El Eibar solo ha marcado siete tantos en las ocho jornadas que se han disputado desde el 14 de junio, ninguno en las tres últimas. Y si no se marcan goles, es difícil.
Sergio
Álvarez volverá a estar a las órdenes de José
Luis
Mendilibar contra el Espanyol. El pivote asturiano, que también se desenvuelve en el centro de la defensa, no pudo participar en el duelo ante el Leganés por acumulación de amarillas, castigo que vio tras ser amonestado ante el Sevilla y que ya es historia y que le permitirá volver a vestirse de corto mañana en un duelo crucial por la permanencia.
El retorno de Sergio
Álvarez podría no ser la única novedad en la lista, ya que Arbilla podría recuperarse a tiempo. El central navarro, con problemas en un pie y que estuvo a punto de entrar en la convocatoria ante el Leganés, aunque finalmente se quedó fuera y Dufur ocupó su lugar, lleva sin jugar desde el 20 de junio contra el Getafe. De momento, la responsabilidad en el eje de la defensa está recayendo sobre los hombros de Oliveira, Bigas y Burgos, una rotación corta que de momento está aguantando el esfuerzo de jugar muchos encuentros en tan poco tiempo.
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