Un soldado alemán de la Minusma busca minas artesanales en una carretera de Malí en 2018.

El Ejército de Malí y supuestos mercenarios rusos asesinan a 300 civiles en el centro del país, según HRW

Un soldado alemán de la Minusma busca minas artesanales en una carretera de Malí en 2018.
Un soldado alemán de la Minusma busca minas artesanales en una carretera de Malí en 2018.SEYLLOU (AFP)

Es la peor masacre en diez años de guerra en el Sahel. El Ejército de Malí y supuestos mercenarios rusos asesinaron a unos 300 civiles en la localidad de Moura, en el centro de Malí, entre el 27 y el 31 de marzo pasados, según ha denunciado la ONG Human Rights Watch (HRW) en consonancia con numerosos testimonios sobre el terreno. Por su parte, el Gobierno maliense ha reconocido haber “eliminado” a 203 combatientes yihadistas durante una operación antiterrorista en una zona controlada por los radicales, aunque multitud de testimonios aseguran que entre los fallecidos había una gran cantidad de civiles desarmados que no tenían ninguna relación con los grupos armados.

Los hechos se desencadenaron el pasado 27 de marzo sobre las diez de la mañana, cuando al menos cuatro helicópteros comenzaron a disparar contra un supuesto grupo de yihadistas que se encontraba en el mercado de animales de la localidad de Moura, al que solían acudir en busca de alimentos. Una vez en tierra, soldados del Ejército maliense y un centenar de instructores rusos, presuntamente miembros de la compañía Wagner, rodearon el pueblo de Moura y, según los testimonios de la denuncia, procedieron a ejecutar de manera sumaria durante cuatro días a cientos de personas, la mayoría de ellas de la etnia peul a la que frecuentemente se acusa de complicidad con los yihadistas. Decenas de cadáveres fueron hallados con un disparo en la cabeza y muchos de ellos fueron quemados o enterrados en fosas comunes, según aseguraron vecinos de Moura a Human Rights Watch.

Un testigo aseguró a HRW que “algunos de los asesinados eran verdaderos yihadistas, pero muchos otros fueron ejecutados solamente porque fueron forzados por los yihadistas a llevar sus pantalones cortados o sus barbas largas”. Otras fuentes explicaron que “los soldados parecían tener como objetivo a los peul y dejaban marchar a los otros”. Los testigos aseguran que soldados blancos “que hablaban una lengua extraña” participaron en esta operación militar. Instructores rusos presuntamente vinculados a Wagner colaboran con el Ejército de Malí en operaciones antiterroristas en el centro de Malí desde finales de 2021.

Naciones Unidas, la Unión Europea, Francia y Estados Unidos han mostrado su preocupación por los acontecimientos de Moura. La misión de la ONU para la estabilización de Malí (Minusma) ha anunciado la apertura de una investigación para aclarar lo sucedido, mientras que Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, aseguró que “hay que arrojar luz sobre las condiciones de las operaciones antiterroristas en las últimas semanas en Malí. Los testimonios de la muerte de cientos de personas son inquietantes. La lucha contra el terrorismo no puede hacerse a expensas del respeto de los derechos humanos”.

Los testimonios sobre matanzas cometidas por las Fuerzas Armadas malienses en colaboración con instructores rusos supuestamente miembros de la compañía privada Wagner han proliferado en los últimos meses en un contexto de retirada de la operación Barkhane francesa del país. Matanzas de civiles cometidas en Nampala, Dogofry y Diabaly en las últimas semanas apuntan también hacia una responsabilidad del Ejército maliense, que sigue recibiendo formación por la Unión Europea a través de la misión de formación EUTM, en la que participa medio millar de soldados españoles.

“La lucha contra el terrorismo no puede justificar de ninguna manera las violaciones masivas de los derechos humanos. El comportamiento ejemplar del Estado y sus fuerzas de seguridad, cuyo mandato principal es proteger a la población civil, no debe sufrir ninguna excepción. La impunidad debe ser combatida con severidad y la máxima urgencia”, aseguró Josep Borrell, alto representante de la UE para la Política Exterior y Seguridad, después de tener conocimiento de estas masacres, que calificó de “muy preocupantes”.

Corinne Dufka, directora para el Sahel de HRW, ha pedido la apertura de una investigación urgente e imparcial para averiguar lo sucedido y delimitar las responsabilidades, “incluidas la participación de soldados extranjeros”. En dicha investigación deben participar, a su juicio, la Unión Africana y Naciones Unidas.

La junta militar que gobierna Malí desde 2020 ha reforzado sus acuerdos militares con Rusia incluyendo el despliegue de mercenarios de la compañía privada Wagner, según han denunciado numerosos países occidentales. Soldados de dicha empresa llevaron a cabo numerosas violaciones contra los derechos humanos en países como República Centroafricana, Libia o Siria en los últimos años. Al mismo tiempo, la operación francesa Barkhane, que ha llegado a contar con 5.500 soldados galos en el Sahel, ha comenzado su retirada de Malí en un proceso que se ha acelerado ante el desembarco de los instructores rusos.

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