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El embajador de la Real en Miami


Sergio
Hernanz aterrizó en Miami y se puso manos a la obra. Con la Real siempre en la maleta, este donostiarra de 28 años extiende día a día el mensaje txuri urdin por un paraje inhóspita. “Aquí en Miami todo el mundo es o del Madrid o del Barça”, apunta. “Pero a mis colegas ya les he empezado a evangelizar un poco, suelen venir a ver partidos conmigo”.

Mañana o mediodías en los que este embajador txuri urdin, que llegó a Estados Unidos con una beca de internacionalización y actualmente trabaja en una empresa de trading de metales no ferrosos, suma adeptos a su causa. “Les digo que es un club de la gente, que juega con jugadores de casa y en el que vives un carrusel de emociones. Un día estás llorando, otro día estás feliz, hay temporadas malas y buenas; es lo bonito del fútbol. Y que el que va al campo es porque es de la Real. Aquí vemos muchos partidos del Barça o del Madrid, y muchas veces enfocan el córner y ves gente que se nota que no lo siente, con su cámara de fotos… En Anoeta, si van 30.000, van 30.000 a estar con el equipo, a vivirlo”.

Su labor diplomática empieza a dar sus frutos. “Ya he conseguido hacer de la Real a uno de mis amigos americanos, que era del Madrid. Incluso tiene la camiseta. Y tengo otro al caer. Es del Barça pero ya empieza a seguir al equipo, a estar al día. A éste le falta poco”.

Hay objetivos más resistentes. “A mi mujer no le gusta demasiado el fútbol. Cuando los partidos son a mediodía de allí y me toca madrugar, a veces intento empezar a verlos en la cama…, pero me echa rápido”.

Sin embargo, Sergio no ceja en su empeño. Los partidos de la Real no se negocian. “No me pierdo uno. La diferencia horaria es un coñazo, la verdad, pero la Real es la Real”.

Cada fin de semana, se engalana con la elástica txuri urdin para desayunar o tomar el aperitivo con su equipo. Una camiseta firmada y con historia. “Me casé el año pasado en Mallorca y fuimos a pasar unos días a Donostia antes. Los de la cuadrilla me montaron una despedida, que yo no sabía nada, y me llevaron a Anoeta, que estaba en obras. Incluso pudimos tocar el césped, fue una pasada. Y me regalaron la camiseta firmada. Me encantó”.

Intenta ver al equipo en directo al menos una vez al año. Estas Navidades vibró con el 3-4 de El
Sadar (“qué locura de partido”). “Y por ejemplo, también tuve la suerte de estar en la despedida de Carlos Vela (2017). Yo no viví la época de los títulos, y el mejor jugador que he visto en la Real es Carlos
Vela. Nunca he visto otro que desequilibrase así. Ganamos al Sevilla, salió al final y el tío marcó. Se hizo también el homenaje aquel con las luces de los móviles… Fue increíble”.

Entre sus elegidos también figuran “Karpin, la zurdita de De
Pedro, Griezmann, Aranburu, y siempre he tenido mucho cariño a Xabi
Prieto. No soy de poner nombre a las camisetas, sobre todo viendo lo que les pasó a algunos amigos míos que tenían la de Iñigo
Martínez, pero tengo dos con el nombre de Prieto. Es un jugador especial para mí”.

A más de 4.000 kilómetros de distancia, Sergio no duda en señalar al arquitecto del éxito de esta temporada. “Imanol
Alguacil es 100% el que cambió este equipo, el artífice de cómo está jugando la Real. Y luego hay jugadores muy buenos, claro. Para mí Mikel
Oyarzabal es el líder, el capitán, el que nos representa a todos. Es un chaval y parece que lleva diez años en la Liga. Una locura”.

“Ojalá pueda jugarse la final con público”, desea. Porque si algo tiene claro es que no piensa perdérsela. “Voy a ir, eso 100%. Todavía no había comprado los vuelos pero ya teníamos piso en Sevilla y todo. No sé cuándo voy a volver a ver una final, así que voy a intentar estar por todos los medios”.

“Yo prefería al Granada, tengo que ser sincero”, reconoce. “Si perdemos contra el Granada me va a doler, mucho, un mes, dos meses. ¿Pero contra el Athletic? Me voy a acordar toda mi vida. Sería muy duro. Eso sí, por juego les podemos dar un baile. Tengo mucha fe en esta Real”. Palabra de embajador.

Sergio Hernanz llegó a Miami en 2013. “Vine con una beca ‘Global Training’ del Gobierno vasco”. Al terminar el periodo de seis meses, su empresa le hizo una oferta para quedarse allí, previo paso por una filial en Bogotá. “Regresé en enero de 2016 y meses después cambié de empresa. Estoy muy feliz”.

Nueva York y Washington son las zonas más golpeadas por una crisis del coronavirus a la que muchos estadounidenses todavía están abriendo los ojos. “Mi mujer y yo llevamos dos semanas trabajando desde casa, pero aquí hay mucha gente que todavía no es consciente de lo que está pasando. El miércoles se anunció el confinamiento en el condado pero parece que son palabras en el aire. Estoy mirando por la ventana mientras hablo contigo y cuento a ocho personas en mi calle”.



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