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El encuentro entre españoles en el zoo de San Francisco que acabó en la venta millonaria de una tecnológica

Laura González-Estéfani y Eduardo Vilar, en la sede de The Venture City, en Miami, en Navidad de 2018.
Laura González-Estéfani y Eduardo Vilar, en la sede de The Venture City, en Miami, en Navidad de 2018.

Un encuentro casual entre dos emprendedores españoles que paseaban con sus familias por el zoo de San Francisco a principios en 2012 fue el primer episodio de la historia de éxito de una tecnológica española. Uno de ellos, Eduardo Vilar (Madrid, 44 años) planeaba por entonces crear Returnly, una compañía que facilitara a los usuarios la devolución de las compras en internet. La otra, Laura González-Estéfani, era empleada de Facebook. Apenas se intercambiaron números de teléfono a los que nunca llamaron. Pero un año después González-Estéfani se convertía en figura clave del proyecto de Vilar como primera inversora en su empresa, que el pasado abril fue vendida por 300 millones de dólares (246 millones de euros) a la tecnofinanciera Affirm, impulsada por el cofundador de Paypal, Max Levchin.

Su primera toma de contacto en realidad no fue muy prometedora. “Laura nos prestó su carrito para cambiar el pañal a una de mis hijas. La impresión que causé en ella y en su marido no fue muy positiva”, cuenta Vilar a EL PAÍS en una videoconferencia a tres bandas por internet. González-Estéfani, por su parte, reconoce, que Vidal le pareció “muy serio y un poco seco”. Pero, además de la nacionalidad, a ambos les unían algunas cosas como el momento personal que estaban viviendo.

“Yo intentaba lanzar una compañía en San Francisco con mis propios ahorros y sin conocer a nadie. Ambos estábamos en una fase de vida muy parecida, con familia e hijos muy pequeños empezando a vivir aquí, algo que no es fácil ni barato”, destaca Vilar. González-Estéfani, licenciada en comunicación audiovisual y primera empleada de Facebook en España, había llegado a Silicon Valley con su familia para abrirse un hueco en la gran tecnológica. “El riesgo que asumió Eduardo no tiene nada que ver con el colchón que tenía yo como expatriada de Facebook”, matiza, no sin admiración hacia el emprendedor.

¿Por qué lanzarse a la aventura americana? El empresario había cofundado en 2009 el portal español de tecnología TicBeat, actualmente propiedad de Axel Springer, “pero en aquella época buscaba la motivación de competir con los mejores, en lugar de repetir un éxito en España”, asegura Vilar. Un reto mayúsculo, según este emprendedor en serie, quien considera que hay que pensárselo dos veces antes de intentar triunfar en Estados Unidos.

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“Muchos creen que si vienen las cosas serán más fáciles porque aquí hay más dinero. Yo les digo: ‘Imagina que juegas al baloncesto y te vas a Estados Unidos a la NBA. Es más competitivo, es más difícil, vas a tener que entrenar el triple. Si piensas que va a ser más fácil estás equivocado”, cuenta. “Les recomiendo que evalúen bien cuál es su motivación para venir y, si están realmente dispuestos a dejar cosas atrás, que se rodeen de las personas adecuadas”. En su caso, esa fue González-Estéfani. “Returnly no existiría si no es por Laura”, reconoce.

Durante ese encuentro “aleatorio” en el zoo, la directiva de Facebook le pidió a Vilar conectarse a través de su cuenta en la red social, pero como él no era usuario, se intercambiaron los teléfonos. Cuando ya no esperaban volver a verse, se encontraron de nuevo a través de un amigo común. Vilar recuerda que ese momento supuso un punto de inflexión para ambos. “Un año después del encuentro en el zoo, Laura decidió invertir en mi compañía y me presentó a su jefe, el director internacional de Facebook, Javier Oliván, que también participó en la primera ronda de financiación. Esto supuso una validación tremenda para Returnly, después de que muchos inversores dijeran que el proyecto, que permite a los clientes obtener el artículo correcto antes de devolver el incorrecto, no iba a funcionar si no era para Amazon”.

Talento de ingenieros españoles

Esas voces que alertaban sobre las pocas posibilidades de éxito del proyecto se equivocaron. La idea consistía en mejorar la experiencia de compra del usuario, permitiendo a los consumidores recibir un nuevo artículo antes de retornar el anterior, es decir, en asumir el riesgo financiero de la operación. También en ofrecer herramientas de gestión de devoluciones para los negocios que cuentan con venta por internet. Y funcionó. En la compañía trabajan en la actualidad más de 80 empleados, 50 de los cuales son ingenieros españoles, a propuesta también de González-Estéfani: “Laura me dejó claro que había talento en España, que era bueno y se podía contratar rápido. Mientras que en Estados Unidos los tiempos de contratación son tres meses desde que publicamos la oferta, en España tan solo se tarda un mes”.

Que Vilar se cruzara en su camino supuso también un revulsivo para la trayectoria de Laura González-Estéfani, ya que fue él quién la “animó” a salir de Facebook, donde llevaba nueve años, para “dejarse de leches” y lanzarse a fundar junto a Clara Bullrich en Miami The Venture City, una incubadora de empresas emergentes a las que ayuda también a buscar financiación.

Juntas llevan cuatro años apoyando a emprendedores desde que empiezan buscar dinero, cuando la compañía es casi una idea, hasta la llamada serie A, la primera ronda de financiación, utilizada para contratar talento y crear la estructura de una empresa. Entre las empresas emergentes a las que han acompañado en sus primeras etapas están Cabify, Pixlee, Woom, Hogaru, Optimus Ride o GlampingHub. En el caso de Returnly han llegado también a llamada serie B ―cuando la compañía está consolidada y se busca tener ingresos― porque González-Estéfani, gracias a su experiencia previa en eBay, entendía bien “el problemón de las devoluciones”. En total, unos tres millones de euros de inversión, desde el inicio hasta la citada serie B.

La venta de Returnly a Affirm es un éxito compartido que marcará el futuro de estos dos emprendedores españoles afincados en Estados Unidos. Vilar explica que les permitirá “perpetuar” su colaboración. “Mi rol cambia. Ahora que tengo dinero de sobra, Laura va a poder contar conmigo como inversor y con mi participación para poder impulsar proyectos de gente como yo”. “Es el cierre del círculo. Una historia para contar a nuestros nietos y tataranietos”, celebra González-Estéfani.

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