EL PAÍS

El envío a Ucrania de aviones de combate abre fisuras en la unidad de los aliados

Tras acordar el envío a Ucrania de los ansiados modernos tanques occidentales, que marcan una nueva fase en el apoyo militar a Ucrania, el debate ahora se centra en la conveniencia de transferir aviones de combate. Mientras el Gobierno de Volodímir Zelenski intensifica las peticiones de cazas ante la próxima ofensiva rusa, los aliados están divididos ante la que se considera todavía para la mayoría una línea roja. Países Bajos, Polonia y otros países del Este se han mostrado partidarios de que se entreguen. Sin embargo, el presidente estadounidense, Joe Biden, apagó el lunes las perspectivas de que estos aviones vayan a llegar en un futuro cercano. De momento, la idea no está sobre la mesa, una postura que comparte Alemania. La prioridad por ahora es hacer llegar los tanques Leopard alemanes, los Abrams estadounidenses y los Challenger británicos y toda la compleja estructura logística y técnica que los acompañan, dicen. Y para ello faltan semanas, cuando no meses.

A una buena parte de los aliados de Ucrania les preocupa que el envío de aviones empuje a Rusia a expandir la guerra más allá de Ucrania. También el grado de implicación en el conflicto que puede suponer ese paso. Aunque la legislación internacional avala la transferencia de armamento a Kiev para defenderse de su agresor, mandar cazas, al igual que los Army Tactical Missile Systems —ATACMS, que pueden cubrir grandes distancias e incuso alcanzar objetivos dentro de Rusia— es un paso muy largo para algunos. El lunes, cuando se preguntó a Biden si Washington proporcionaría aviones de combate F-16 a Kiev, el presidente de EE UU respondió con un simple y seco “no”. Aunque no especificó si ese “no” quiere decir nunca o solo no por ahora, como sucedió con los tanques, que también eran una línea roja que se ha terminado por cruzar.

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El alemán Olaf Scholz, el otro eje de movilización dentro de la Alianza Atlántica, también descartó la transferencia. “No estamos hablando de aviones de combate, es algo que dejé claro desde el principio y lo dejo claro aquí también”, dijo hace unos días cuando anunció que enviaría tanques a Ucrania. “El hecho de que acabemos de tomar una decisión [sobre el envío de tanques], y el próximo debate se esté disparando en Alemania parece frívolo”, reiteró en una entrevista a Tagesspiegel este domingo.

Moscú eleva las amenazas

Rusia, que insiste en su retórica de que en realidad en Ucrania está en guerra con la OTAN y con Occidente, ha ahondado en sus amenazas contra las infraestructuras de apoyo armamentístico a Kiev. El teniente general Yevgeni Buzhinski aseguró el martes que si Kiev utiliza aeródromos en Europa o lanza desde allí incursiones contra las fuerzas rusas, esas instalaciones pueden pasar a designarse como “objetivos legítimos”.

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Mientras Moscú eleva el tono y Berlín y Washington se muestran profundamente cautos e incluso cerrados a la idea, el Reino Unido ha dado esperanzas al Gobierno de Zelenski. “Desde que asumimos la batalla por llevar tanques a Ucrania, es comprensible que la gente pregunte cuál será la próxima capacidad”, apuntó el ministro de Defensa británico, Ben Wallace. “Lo que sabemos sobre todas estas peticiones es que la respuesta inicial es no, pero la respuesta final es sí”, añadió el lunes, en respuesta a preguntas parlamentarias.

Francia también ha dejado la puerta abierta. “Por definición, nada está excluido”, dijo el lunes el presidente, Emmanuel Macron. Este argumento lo volvió a repetir el martes su ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, en una conferencia de prensa tras reunirse con su homólogo ucranio, Oleksi Reznikov. “No hay tabú [en torno a los aviones]”, señaló. París se ha mostrado abierta, además, a entrenar a pilotos ucranios para volar aviones de combate franceses como parte de su asistencia militar a Kiev. Lecornu anunció además el martes el envío de otros 12 cañones de obús autopropulsados Caesar, que se sumarán a los 18 que ya tiene Kiev.

Hay otros Estados todavía más claros. El ministro de Asuntos Exteriores holandés, Wopke Hoekstra, dijo a principios de este mes que su Gobierno consideraría suministrar F-16 si Ucrania los solicita. Y este martes, el presidente lituano, Gitanas Nauseda, instó a poner el asunto de los cazas sobre la mesa. “Los aviones de combate y los misiles de largo alcance son una ayuda militar esencial. Y en esta etapa crucial de la guerra, donde está por llegar el punto de inflexión, es vital que actuemos sin demora”, remarcó Nauseda, que invitó a los miembros de la Alianza Atlántica que tienen disponibilidad a entregar aviones, igual que han hecho con los tanques. “Ese Rubicón ya se ha cruzado, así que espero que esta línea roja [con los cazas], si realmente existe, y solo existe en nuestras cabezas, también se cruce”, añadió.

Sin embargo, no solo no hay unanimidad entre los aliados, sino que el asunto todavía no se está debatiendo oficialmente en el seno de la Alianza Atlántica, según fuentes diplomáticas. Aunque el tema puede salir a flote durante la reunión de ministros de Defensa de la OTAN a mediados de febrero en Bruselas, que tendrá gran parte de la agenda dedicada a Ucrania. Tras las discusiones internas para sacar adelante la coalición para enviar los Leopard 2 alemanes, que solo tuvo la luz verde de Berlín una vez que Biden acordó enviar también sus Abrams, las discusiones se centran ahora en todo el proceso logístico para que estas armas pesadas funcionen sobre el terreno. No se trata solo de enviar los tanques, sino toda la infraestructura que los acompañan, señalan las mismas fuentes.

La transferencia de aviones, además, no es sencilla. No solo porque requerirá el entrenamiento de los pilotos ucranios, sino que también necesitarían formación muy especializada todos los involucrados en la cadena logística de mantenimiento. Y esto, apuntan fuentes aliadas, requeriría mucho tiempo.

Sobre los cazas pesa además otro elemento que tiene mucho que ver con cómo será la ofensiva rusa de primavera sobre la que la OTAN ya ha alertado. Hasta ahora, la variable aérea apenas ha jugado un papel en la guerra, que va camino de cumplir un año, y que se ha significado sobre todo por sus batallas de artillería. La estrategia aérea rusa ha chocado con los sistemas de defensa ucranios, pero fuentes aliadas apuntan que Moscú podría estar ahora cambiando su estrategia aérea. Pese a eso, no es sencillo el uso generalizado de aviones y el Kremlin podría decantarse más por enviar decenas o cientos de drones bomba, como ha hecho hasta ahora, pero en mayor medida.

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