De disgusto en disgusto, el PSG sigue sin reconciliarse con la Champions. Frente al Bayern empezó con mal pie otra eliminatoria más, agobiado durante buena parte del encuentro. El cuadro germano, sin embargo, pudo haberse llevado una renta superior de no ser por Sergio Ramos, extraordinario en la zaga. Fue su mejor noche desde que llegó al club. Un salvavidas imprescindible para mantener a flote al equipo hasta Múnich.
El ex del Real Madrid lo hizo todo bien, crecido ante la adversidad. Fue un recital de personalidad frente a un Bayern que fue mejor. Bien posicionado, atento a los duelos individuales y concentrado cada vez que tuvo que hacer una cobertura, Sergio Ramos anuló a su rival durante buena parte de un partido que se decidió por un error de Donnarumma. Esta mañana tanto L’Équipe como Le Parisien ensalzan su actuación pese al resultado.
Sobre la mesa sigue la carpeta de su renovación. Acaba contrato en junio y de momento no tiene oferta por parte del club, que filtró hace semanas que quería esperar a ver su rendimiento en Champions. Anoche fue un futbolista jerárquico, de primer nivel. Tras el choque no dio pistas sobre su futuro: “Vivo en el presente. Estoy disfrutando y me siento bien a diferencia de la temporada pasada. Ya veremos lo que pasa en verano”, dijo el central.
Su primer año en el PSG fue frustrante, primero para él y después para el club y los aficionados. Apenas pudo jugar trece partidos. Ahora ya lleva 31 y se ha ganado el respeto de todo el vestuario. Sergio Ramos es uno de los segundos capitanes y contra el Bayern demostró porqué. Si el cuadro de Christophe Galtier sigue con vida en Champions y sueña con la remontada, Sergio Ramos tiene buena culpa de ello.