El Espanyol continúa su imparable caída libre


La salvación a seis puntos. Y una jornada menos. Las cifras dicen que la salvación está no difícil, sino casi imposible. Sí, ya, la esperanza es lo último que se pierde. Pero más allá de los números existen otros intangibles en esto del fútbol que pesan tanto o más que las matemáticas. Y estos factores responden a términos como actitud, ganas, entrega, esfuerzo, intensidad… Y ahí anda el Espanyol justo, muy justo. Tanto o más que en el terreno puramente matemático.



No se ha visto en Pamplona a un Espanyol acorde con lo que estaba en juego en El Sadar. A los 10 minutos de partidos el marcador de saques de esquina era de 4-0 a favor de Osasuna. Con esto está todo dicho sobre la intensidad y concentración con que los del ‘Pitu’ Abelardo saltaron al terreno. Y así, con esta actitud, queda la sensación de que no es que vaya a ser difícil hacer realidad la salvación. La realidad, a la luz de estas impresiones, es que sólo un milagro puede salvar a este equipo.

[+] Otra jornada con derrota


A los 10 minutos de partido el marcador de córners era de 4-0 a favor de Osasuna

Seis puntos a once jornadas del final. ¿A qué queda aferrarse? Los rostros de jugadores y técnicos al final del partido responden a esta pregunta. David López, Víctor Gómez, Víctor Sánchez… Algunos arrodillados, intentando contener el llanto. Otros con la mirada perdida en el más allá. Los más, con el gesto de no saber por qué ni cómo se ha llegado hasta aquí. Lo malo es que no hay que dedicar ni un gramo de energía a esto. Las fuerzas que restan, si es que hay aún, hay que enfocarlas hacia el futuro. El más inmediato, hacia ese Alavés que visita la próxima jornada en el RCDEStadium. Sin Diego López, expulsado ayer en El Sadar.

¿Misión imposible? Visto lo de ayer, lo parece. El ‘Pitu’ dice que se equivocó en la alineación. Dijo JB Toshack: “El lunes cambiarías a los once, el miércoles a seis, el viernes a dos y el domingo salen los mismos once cabrones”. Habrá que ver qué hace Abelardo. La imparable caída libre del equipo no augura nada bueno. Y a este paso no quedará ni el apuntador.


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