El Espanyol, tocado y hundido en Leganés

Leganés y Espanyol se medían este domingo en un duelo dramático en la lucha por la permanencia, y fue el conjunto pepinero el que logró los tres puntos balsámicos. En un encuentro marcado por el fuerte viento, éste sopló a favor de los de Javier Aguirre, que con tantos de Braithwaite y En-Nesyri en la primera y la segunda parte respectivamente hurgaron en la herida de un Espanyol sin gol. Los de Machín quieren, pero no pueden, y la reacción esperada para reemprender el vuelo no llega dando la sensación de que solo un milagro en la segunda mitad de curso puede salvar del descenso a un equipo sin alma.

El conjunto blanquiazul pasó la tarde-noche previa al encuentro encerrado en un tren por problemas en la red ferroviaria, y aunque el desbarajuste en los planes de descanso no se acepta como explicación de la derrota, bien se puede utilizar para ironizar sobre lo tarde que pareció entrar en el partido. Porque desde el pitido inicial quedó patente que unos y otros jugaban a marchas diferentes, con intensidades distintas, y por ello no es de extrañar que el Leganés se adelantase en el marcador antes de que se cumpliese el primer cuarto de hora de juego.

En el 11’, Marc Roca se hizo un lío con el balón en los pies a unos 30 metros de su portería, entre En-Nesyri y Óscar se lo arrebataron, y éste último se lo dio a Braithwaite para que el danés superase a Diego López en el uno contra uno para lograr el 1-0.

Se esperaba entonces la reacción perica, pero no aconteció. El Espanyol se mostró encorsetado por los nervios e impotente, estéril en la parcela ofensiva, y suerte tuvo de llegar al descanso con desventaja mínima porque en el 43’ En-Nesyri perdonó el 2-0 en otro mano a mano con Diego López.

Tras la reanudación sí aconteció un atisbo de esperanza para el Espanyol. Pero fue un espejismo, porque en el 54’, el mencionado En-Nesyri se desquitó al recibir en el punto de penalti un centro raso de Kevin Rodrigues desde la banda izquierda para fusilar a Diego López.

A partir de ahí, como era de esperar, el Leganés del experimentado Javier Aguirre supo dormir el encuentro para que ninguno de los tres puntos se escapase de Butarque y encarar las fiestas con esperanzas de abandonar la zona de descenso cuando se reanude LaLiga ya en 2020.

El Espanyol, por su parte, necesita un milagro. Si su afición pensó que se había tocado fondo tras caer 2-4 frente a Osasuna hace ahora tres semanas se equivocó. Las cosas han ido a peor y el equipo de Machín, cada día que pasa un poco más cuestionado, continúa en el farolillo rojo con 10 puntos tras 18 jornadas. Así despedirá el 2019, con el derbi ante el Barça a la vuelta de la esquina (4 de enero en el RCDE Stadium) y agarrándose a la esperanza de que un atino extremo en el mercado de invierno consiga cambiarle la cara al equipo para revertir la situación en la segunda vuelta. Fácil no se antoja, dese luego.