Querdenker, el movimiento alemán integrado por un pequeño ejército de fanáticos esotéricos, nacionalistas, extremistas de ultraderecha y negacionistas del coronavirus, se ha convertido oficialmente, este miércoles, en un peligro para la Constitución germana. El Ministerio del Interior Federal anunció que será sometido a una estrecha vigilancia por la Oficina Federal para la protección de la Constitución (Bundesamt für Verfassungsschutz, BfV), el servicio secreto interior germano.
La decisión del Ministerio del Interior permitirá a los agentes de la BfV vigilar a personas y grupos dentro del movimiento negacionista de la pandemia y recopilar datos sobre ciertos miembros de este movimiento. En general, la autoridad teme que las teorías de la conspiración difundidas en el transcurso de las protestas contra las medidas tomadas para luchar contra el coronavirus continúen incluso después de que finalice la pandemia.
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Puesto que las autoridades no han podido incluir al movimiento en ninguna de las categorías de los fenómenos previamente conocidos, como el extremismo de derecha, el extremismo de izquierda o el islamismo, han creado una nueva figura jurídica que les permita someter el movimiento a una vigilancia nacional cuando se produzca una “deslegitimación del Estado relevante para la protección de la Constitución”. El movimiento está bajo sospecha por la instrumentalización que ha hecho de las protestas contra las políticas de gestión de la pandemia. “Frecuentemente muestran claramente que su agenda va más allá de la mera movilización para protestar contra las medidas de protección del Estado contra la pandemia de coronavirus”, señaló el Ministerio del Interior.
En varios actos de protesta como en Berlín o en Stuttgart (sur del país) se han producido incidentes con las fuerzas policiales, los manifestantes no han respetado las normas de distanciamiento ni el uso de la mascarilla y algunos extremistas han provocado tensiones. En una de esas concentraciones hubo incluso un conato de asalto al edificio del Bundestag protagonizado por un grupo de los llamados Reichsbürger (Ciudadanos del Reich), un movimiento radical que no reconoce la autoridad ni las fronteras de la República Federal de Alemania.
El ministerio apunta que serán “tomadas en cuenta” posibles conexiones con grupos de extrema derecha como Ciudadanos del Reich, que “defienden que se ignoren las disposiciones oficiales y, en última instancia, niegan el monopolio de la fuerza al Estado” porque consideran que, a largo plazo, puede debilitar la confianza en las instituciones y en sus representantes. “Nuestro orden democrático fundamental, así como instituciones estatales como parlamentos y gobernantes, han estado expuestos a varios ataques desde el inicio de las medidas para contener la pandemia de covid-19”, señaló por su parte la Oficina Federal para la Protección de la Constitución.
Piensa diferente
Querdenker, que puede traducirse como “piensa de forma diferente” o “pensadores transversales”, es una iniciativa que inició en Stuttgart en abril de 2020 Michael Ballweg, un empresario informático de 46 años sin afiliación política conocida. En su página web, la organización se describe como “apartidista”, sin excluir “ninguna opinión”, y defendiendo “la restauración de la Constitución” para que “todos los medios democráticos vuelvan a estar disponibles”, porque considera que las restricciones vinculadas a la covid-19 son antidemocráticas.
“Somos demócratas. La extrema derecha, la extrema izquierda, los fascistas, las ideologías que desprecian el ser humano no tienen lugar entre nosotros” se puede leer en la página web del movimiento, pero en sus concentraciones cada vez aparece más gente con banderas del Reich. “No podemos evitar que personas aisladas con pensamientos extremistas acudan a nuestras manifestaciones”, dijo Michael Ballweg.
Felix Klein, responsable de antisemitismo del Gobierno alemán, cree que el espectro de las protestas contra las restricciones abarca desde “entusiastas del esoterismo, pasando por naturópatas, pacifistas, hasta los conocidos como Reichsbürger y extremistas confesos de derecha, que utilizan estas manifestaciones como foro de movilización”.
También se ha comprobado que existen conexiones entre las protestas contra las medidas del coronavirus y el mayor partido de la oposición en el Bundestag, Alternativa para Alemania (AfD), de extrema derecha. Sus miembros han puesto al mismo nivel la ley de protección contra infecciones del Ejecutivo de Merkel con la Ley Habilitante de 1933 nacionalsocialista, que permitió a Hitler adueñarse de un poder absoluto.
Amenazas de muerte
Querdenker también está bajo sospecha por propiciar una hostilidad creciente hacia los medios de comunicación, a los que se considera parte de lo que denominan “sistema dictatorial” que supuestamente se esconde tras las restricciones impuestas por las autoridades. Entre abril y finales del año pasado se denunciaron en Alemania 69 ataques a profesionales de la comunicación en marchas o actos de Querdenker, según datos del Centro Europeo para la Libertad de Prensa y Opinión (ECPMF).
El anuncio de seguir de cerca las actividades del movimiento ha coincidido con la publicación de una lista que amenaza de muerte a todos los diputados que aprobaron la semana pasada el llamado “freno de emergencia”, que hace posible activar unas medidas sanitarias restrictivas —como toque de queda y suspensión de clases— en los lugares donde haya una alta incidencia de contagios.
Según el periódico Der Tagesspiegel, la lista incluye a los 342 diputados que refrendaron con su voto nominal la modificación de la Ley de Protección contra las Infecciones, que contó con el respaldo de conservadores y socialdemócratas. La Oficina Federal de Policía Criminal se ha puesto en contacto con los grupos parlamentarios del Bundestag para informarle de las amenazas, que se publicaron en la red social Telegram.
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