Al rey de la Europa League nunca se le puede dar por muerto. El sueño continental de cada año se hizo realidad en el momento más inesperado. En un final loco, un mal partido en general del Sevilla se arregló con un empate que llena de orgullo a los sevillistas y de esperanzas de cara a la vuelta. Dos rebotes que hicieron que los cerca de 700 aficionados que viajaron con el equipo se fueran de vuelta felices y con ganas de cantar.
Como la letra del himno de El Arrebato, fue una demostración de que el Sevilla nunca se rinde. Y eso que las previsiones no eran muy halagüeñas. Y todas las miradas iban hacia un hombre, José Luis Mendilibar, quien daba con la tecla en un planteamiento primero discutido y en el que después, tras sacar a toda la artillería en la segunda parte, resultó inmejorable.
Mendilibar sabe a lo que ha venido. El vasco, perro viejo por mucho que presentarse en Old Trafford significara su debut en el escaparate UEFA, piensa en la Liga. De ahí que ni se molestó en buscar una imagen más glamourosa. De chándal en el Teatro de los Sueños, con el mismo escudo en el pecho que llevaban sus jugadores en el campo, se guió por lo que le mandó el corazón.
Los casi 700 seguidores sevillistas que dieron colorido durante el día a las calles de Mánchester en un ambiente festivo recordando las grandes gestas europeas del Sevilla se quedaron de alguna manera helados al ver la alineación. Cuatro titulares fijos al banquillo y cargando pilas para Mestalla. Jesús Navas, Badé, Bryan Gil y En-Nesyri se quedaban junto a Mendilibar esperando una oportunidad.
El de Zaldibar ha venido para salvar al equipo del descenso y en eso no parte peras con nadie. Marcao, tras cinco meses sin jugar, reaparecía junto a Nianzou formando una pareja de centrales que ya de inicio generaba muchas dudas y la decisión de prescindir de un nueve puro, con Lamela como hombre más adelantado, también era muy comentada entre los sevillistas que esperaban repetir la gesta de 2018 con Ben Yedder como héroe metiendo en ocho minutos dos goles que le daban al Sevilla su primer pase a cuartos de final de la Champions.
Y a esa gesta recordó esta nueva comparecencia en este escenario con tanta historia. Si entonces el Sevilla de Montella estaba muerto, la salida del francés desde el banquillo fue como aire fresco, creando inseguridad en el United, que ya ha visto cómo el Sevilla le remonta tres veces. Fueron saliendo a cuentagotas, primero Navas, luego En-Nesyri y el espíritu del hexacampeón fue subiendo pulsaciones a los sevillistas presentes en las gradas y a todos los que lo veían desde la televisión. Ya lo avisó Mendilibar, en chándal, en la previa. “Ellos también nos temen”. Y tanto