El estiércol es lo único importante

En el segundo episodio de The Morning Show, el personaje de Bradley Jackson (Reese Witherspoon) vive una entrevista de trabajo rarísima en la que un ejecutivo le pide que resuma su vida. Jackson cuenta que creció en una granja deseando dejar atrás el estiércol, para darse cuenta siendo adulta de que lo importante era el estiércol. The Morning Show es una de las series actuales mejor escritas y tiene diálogos dignos de un Mankiewicz, de Herman o de Joseph. Los mortales no pronunciaríamos esas réplicas ni en nuestros momentos más inspirados, y es una pena. El Estado de bienestar debería contemplar el derecho a tener guionistas que nos chiven frases geniales.

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El estiércol es metáfora de la sencillez, pero también es mierda que mancha, y el personaje de Jackson, que está a punto de convertirse en una estrella de la tele y alejarse para siempre de aquella granja, no resuelve la ambigüedad. Expresa la añoranza por una vida campesina sin ambiciones mientras constata que competir por el éxito consiste en chapotear en la mierda. La serie se estrenó unos meses antes de la peste, lo que prueba que la incomodidad ante un mundo sin frenos era ya muy normal antes de 2020, sin virus interpuestos.

José Ángel González Sainz también escribió sus meditaciones filosóficas —en las que no falta la mierda como realidad y como metáfora— antes y durante la pandemia. Se titulan La vida pequeña y rebosan sabiduría en un sentido clásico, a la contra de los gilipollas, a quienes dedica un capítulo. González Sainz ha escrito un libro brillante, tanto por su escritura como por su capacidad lumínica, que convendría llevar siempre en el bolsillo para replicar con una cita suya a quienes nos pidan que les contemos nuestra vida en pocas palabras. Aunque luego acabemos pringados del estiércol de los días, por un instante, pareceremos sabios.

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