El eterno regreso de Hazard

Tras un mercado huérfano de grandes fichajes, el madridismo deshoja las fechas del calendario como si de una margarita se tratase esperando la vuelta a Hazard. El belga, que ahora regatea jornadas en vez de rivales, parecía que iba a regresar ante el Betis, pero Zidane no lo vio aún conveniente y, de forma automática, se apuntó hacia el duelo ante el Valladolid de este miércoles sin saber si esta vez será la buena.

Y es que su facilidad para desaparecer en las últimas semanas, no le coloca como fijo en la convocatoria y mucho menos en el once titular. Es indiferente que el jugador ya entrene con sus compañeros o que se le vea más fino que a comienzos de temporada, porque también está en la memoria blanca que a finales de agosto se marchó a Bélgica para jugar con su país y se hospedó en el banquillo de manera permanente.

Más fino

Pero no todo es drama en esta ficción. En el apartado de buenas noticias cabe destacar que, en los últimos días, a Hazard se le ha visto más fino físicamente y con un tipo más típico de un futbolista de talla mundial.

Las semanas de trabajo en Valdebebas han dado sus frutos y, si cuando aterrice por enésima vez en el equipo, aporta todo lo que le falta a los de Zidane, se da por seguro que se meterá a la afición en el bolsillo.

Falta solo por saber si será ya esta semana ante el cuadro pucelano cuando regrese, o volverá a dejar con la miel en los labios a todos aquellos que esperan ya con más enfado que esperanza a un jugador que costó 160 millones y, de momento, no lo ha demostrado.


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