Las subidas de tipos a medio y largo plazo, aunque el Banco Central Europeo (BCE) aún no ha tocado los oficiales, que permanecen en el 0%, ya son una realidad indiscutible. El bono español a diez años paga el 1,298% frente al 0,2% de hace un año. Además, el euríbor, referencia clave para las hipotecas en España, se ha disparado en cuestión de dos semanas y se sitúa en máximos desde julio de 2020, en el -0,285% en tasa diaria, lo que no solo anticipa un aumento del precio de los préstamos para comprar vivienda sino también de los depósitos.
La anómala situación de los tipos a cero a casi todos los plazos que perduraba en la zona euro —desde 2016, cuando en marzo de ese año el euríbor a 12 meses entró en negativo— se revierte con mucha rapidez. Y esto tendrá un doble efecto, aunque no a la misma velocidad.
Por un lado, los hipotecados con alrededor de 400.000 millones en créditos vinculados al euríbor pagarán más por sus créditos a medida que se revisen sus cuotas. De hecho, la media provisional de febrero marca el -0,341% frente al -0,501% del mismo mes de hace un año. Así, para una hipoteca media de 150.000 euros a un plazo de 25 años con un diferencial del 1% añadido al euríbor, la letra mensual pasará de 531 euros a 542 euros, lo que supone una subida de 10,5 euros al mes o 126 euros al año.
Por otro, es de esperar que los 960.266 millones en depósitos o cuentas bancarias vayan mejorando su rentabilidad, aunque no demasiado y muy lentamente, según los expertos, que opinan que el incremento de las remuneraciones del ahorro tardará más en notarse en los escaparates, no antes de 2023 o hasta que el euríbor se ponga en positivo, dado que la liquidez en el mercado todavía es abundante.
“Es poco probable que los bancos empiecen a pagar por los depósitos y cuentas en 2022. Si a final de año vemos un incremento del precio del dinero, el escenario en torno a la remuneración del ahorro podría cambiar en 2023. Es decir, los bancos podrían empezar a pagar algo por el ahorro, pero muy lejos de los niveles que se vieron en la guerrra del pasivo, cuando la crisis de iliquidez disparó las rentabilidades de los depósitos”, explican desde MyInvestor.
Los depósitos a un año llegaron a pagar más del 5% en 2008, en pleno estallido de la Gran Crisis Financiera, cuando la liquidez escaseaba. La caída desde entonces ha sido en picado, con rentabilidades reales negativas en muchas ocasiones en los productos de ahorro si se computa el efecto de las comisiones y el de la inflación. Los últimos datos revelan que la remuneración media de los nuevos depósitos fue del 0,01% en diciembre, porcentaje que no varía desde diciembre de 2019.
El próximo mes de marzo terminarán las compras de deuda por parte del BCE bajo el paraguas del programa antipandemia, aunque después comprará deuda por 40.000 millones de euros al mes durante el segundo trimestre y por 30.000 en el tercer trimestre. A partir de octubre, volverá al nivel de 20.000 millones de euros al mes durante el tiempo que fuera necesario.
El alza del precio al que los bancos están dispuestos a prestarse el dinero entre ellos a 12 meses anticipa que se prevé un inminente endurecimiento de la política monetaria. La escalada del euríbor encarece las cuotas de las hipotecas variables y ayuda a recomponer los maltrechos márgenes de los bancos tras años con los tipos por los suelos. Además, contribuye a que la banca vuelva a potenciar los intereses variables tras cinco años de predilección por la hipoteca fija para compensar el hundimiento del euríbor. Bankinnter y BBVA ya han adaptado su oferta al nuevo escenario que se avecina elevando el precio de las hipotecas fijas y suavizando las variables.
No solo se acabarán las compras de deuda, también desaparecerá el efecto de las subastas de liquidez bonificada (TLTRO III), en las que el BCE paga a los bancos hasta el 1% por el dinero que les presta siempre que inyecten ese dinero en la economía.
Esa arma de Lagarde queda, por el momento, guardada; las condiciones especiales de esas operaciones bonificadas concluirán en junio. Y esto se trasladará en el empleo de otras herramientas para conseguir liquidez como los bonos clásicos y las cédulas hipotecarias, además de los depósitos, de manera que, después de años sin competición en este ámbito se puede desatar una miniguerra del pasivo.
El efecto en los bolsillos del precio del dinero
Financiación. Una de las primeras consecuencias para el bolsillo de los ciudadanos del final del dinero gratis y de unos los tipos de interés más altos es que el crédito disponible se encarece. Además de tener una financiación más cara, las familias que tengan hipotecas referenciadas al euríbor van a verse perjudicadas por un incremento de sus cuotas por la relación directa que existe entre la evolución de los tipos de interés y este indicador, explican desde Abanta Asesores.
Ahorro. El ahorro conservador también se ve afectado cuando suben los tipos oficiales. Los productos libres de riesgo, como las cuentas y los depósitos bancarios, empiezan a ser algo más rentables. Con todo, después de una década con pírricas rentabilidades, no se pueden esperar grandes incrementos ni inmediatos, alertan los analistas.
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