Chris Christie, en marzo de 2014, cuando era gobernador del Estado de Nueva Jersey.Eduardo Munoz (REUTERS)
El exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, que asesoró a la campaña de Donald Trump a la Casa Blanca en 2016 para convertirse cuatro años después en un crítico declarado del expresidente, ha presentado este martes su candidatura a la nominación presidencial republicana para las presidenciales de 2024. Con un magro apoyo, en torno al 1% de los potenciales votantes republicanos según un sondeo de Ipsos en mayo, Christie pretende frenar la nueva carrera hacia la Casa Blanca de Trump, a quien descalifica hace tiempo tildándole de “cobarde” y “marioneta de Putin”.
Christie, de 60 años, ha presentado la documentación pertinente ante la Comisión Electoral y lanzado oficialmente su candidatura en Manchester (New Hampshire). En el primer acto de campaña, Christie, que fue fiscal federal, no rehuyó la pelea, acusando directamente a Trump de eludir la responsabilidad por sus errores y de preocuparse sólo de su ego. Un tipo “solitario, egocéntrico, egoísta y enamorado del espejo no puede ser un líder”, ha dicho sobre su antiguo amigo.
El que fuera gobernador del Estado gemelo de Nueva York entre 2010 y 2018 ofrece una baza a los republicanos tradicionales, los que deploran las estridencias de Trump, pero a juzgar por su escaso apoyo puede correr la misma suerte que en 2016, cuando se retiró de la carrera. Según su equipo, citado por medios locales de Nueva Jersey, formulará su campaña en tono positivo, con un guiño de esperanza dirigido a la “mayoría exhausta” de EE UU; plantando cara al secuestro o patrimonialización del partido por parte de Trump. En su apuesta, Christie se rodea de sus colaboradores tradicionales, los que le ayudaron en la campaña para gobernador de 2009, mucho antes de que la irrupción de Trump desvirtuase las esencias republicanas.
La candidatura de Christie se centrará pues en marcar un contraste con el expresidente republicano, a quien no solo apoyó en la campaña electoral de 2016, sino también durante su presidencia, hasta retirarle su confianza la misma noche electoral de noviembre de 2020, cuando Trump empezó a decir que los demócratas le habían robado las elecciones.
En la carrera política de Christie, a diferencia de DeSantis, Pence y otros representantes del ala dura un republicano clásico, de los que dialogan con sus contrincantes políticos, figurará para siempre una imagen: su colaboración con el entonces presidente Barack Obama en 2012, cuando el huracán Sandy asoló Nueva Jersey y Nueva York. El demócrata visitó los lugares más afectados por la catástrofe natural y él y Christie aparecieron ante los medios en buena compañía, arrimando el hombro sin distinción de colores. El saludo que ambos se dedicaron a pie de pista, en Atlantic City, se convirtió enseguida en munición por parte de los republicanos, mientras la actual vicepresidenta, Kamala Harris, lo reivindicaba recientemente como “modelo” de comportamiento político. La sintonía de Christie y Obama, dijo Harris en febrero, en una reunión de gobernadores, “estableció una tradición” de bipartidismo en una crisis, pese a que pocos días después se celebraban las elecciones, en las que Obama revalidó su mandato frente al republicano Mitt Romney. El actual presidente, Joe Biden, era entonces vicepresidente.
Lejos de rectificar o matizar la oportunidad del abrazo (no llegó a serlo, solo un gesto con los brazos), Christie prometió que nunca se disculparía por ello, “jamás, ante nadie”, afirmando que no habría hecho su trabajo como gobernador si hubiera desairado por razones políticas a un presidente que ofrecía ayuda para su Estado. Pero el gesto no sentó bien a la base republicana, que se lo tuvo también en cuenta en las primarias de 2016, en las que vio frustrarse su candidatura por el llamado caso Bridgegate, un escándalo de corrupción y mal uso de infraestructuras públicas en el que fueron procesados dos ayudantes suyos, por el cierre inopinado de varios carriles de un puente entre Nueva Jersey y el alto Manhattan. Casi ocho años después, en un país aún más polarizado, el fuego amigo puede volver a alcanzar a Christie.
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Por de pronto ya le han llovido las críticas desde el bando demócrata. El presidente del Comité Nacional Demócrata, Jaime Harrison, ha criticado hoy la entrada en liza de Christie, a quien ha calificado de “extremista hambriento de poder” e “impulsor desde hace mucho tiempo de la agenda MAGA”, siglas del lema de Trump Make America Great Again. Harrison ha recordado que Christie ayudó a coordinar esfuerzos para restringir el acceso al aborto en todos los Estados, pidió recortar Medicare y la seguridad social y vetó aumentos del salario mínimo para los trabajadores.
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