El comisario Eugenio Pino, señalado por la investigación judicial como el presunto responsable policial de la Operación Kitchen de espionaje, en 2013, al extesorero del PP Luis Bárcenas, ha asegurado este jueves en el Congreso que nadie del Gobierno le ordenó el operativo. Esta afirmación contrasta con lo que este mando policial declaró como imputado ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ante el que afirmó que este operativo sin control judicial era conocido por la cúpula de Interior del Ejecutivo de Mariano Rajoy y por dirigentes del PP.
Pino, que fue el director adjunto operativo (DAO) de la Policía Nacional hasta su jubilación en junio de 2016, ha iniciado su comparecencia ante la comisión del caso Kitchen con la advertencia de que no iba a contestar. “Con el debido respeto, no voy a responder a ninguna pregunta, ni a un saludo”, ha dicho el ex alto mando policial después de esgrimir para ello que el objetivo de la investigación parlamentaria tenía un carácter “político” y que existían unas pesquisas judiciales aún abiertas. No era la primera vez que el comisario comparecía en el Congreso. En 2017 ya lo hizo en la que investigó la existencia de una brigada patriótica en la Policía en la etapa de Jorge Fernández Díaz como ministro del Interior. Entonces, el dictamen señaló a Pino como el muñidor de este grupo que supuestamente se dedicó a “obstaculizar la investigación de los escándalos de corrupción que afectaban al PP” y perseguir a los “adversarios políticos”. Además, en junio del año pasado, el ex alto mando fue juzgado por el intento de introducir en el sumario del caso Pujol un pendrive con documentación de origen sospechoso. Fue absuelto.
En su comparecencia de este jueves, el comisario ha asistido a buena parte de las intervenciones de los diputados en silencio o dando la réplica con frases en la que ha insistido en su postura de no colaborar: “No voy a contestar”, “sin comentarios” o “ya se lo dije al juez”. Solo en algunas ocasiones ha respondido. En un par de momentos, para negar rotundamente que existiera una operación llamada Kitchen, nombre que atribuyó a otro de los implicados, el comisario José Manuel Villarejo. Pero también para rechazar que hubiera existido una Operación Cataluña contra el independentismo. “No nos ordenaron nada por parte del Gobierno”, ha asegurado sobre ambas, exculpando al Ejecutivo de Rajoy de su génesis.
Sin embargo, en su declaración del pasado 14 de diciembre ante el juez García-Castellón, Pino había admitido que hubo espionaje a Bárcenas, cuya legalidad defendió al asegurar que el objetivo final no era ocultar a la justicia documentación comprometedora para del PP, sino localizar los supuestos testaferros que el extesorero pudiera utilizar para ocultar el dinero. Sin embargo, nunca se facilitó la información obtenida en estas pesquisas a los investigadores del caso Gürtel. Entonces, el comisario aseguró que Francisco Martínez, exsecretario de Estado de Seguridad y también imputado, e Ignacio Cosidó, antiguo director general de la Policía, estuvieron informados del mismo. En aquella declaración ante el juez, también señaló a la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal, sobre la que “especuló” que manejaba al comisario José Manuel Villarejo.
Pino ha protagonizado el momento de mayor tensión de la comparecencia durante el interrogatorio del portavoz de ERC, Gabriel Rufián. Este ha vuelto a plantear al policía las mismas preguntas que, tres años antes, le hizo durante la comisión sobre la policía política. “¿Se considera usted un patriota?”, le ha espetado Rufián.
— Sin duda, sí.
— ¿Y haría todo por España?
— Todo por España […].
— ¿Todo? ¿Más allá de la ley?
— Seguramente, la ley no existiría cuando tuviéramos que hacer todo por España.
Tras el comisario Pino, ha comparecido Rosalía Iglesias, esposa de Luis Bárcenas y principal objetivo de los agentes que participaron en la Operación Kitchen. Estos siguieron sus pasos entre julio y octubre de 2013, mientras el extesorero estaba encarcelado. Iglesias, que ha intervenido desde la cárcel de Alcalá de Henares (Madrid), donde cumple 13 años y 10 meses de prisión por el caso Gürtel, se ha escudado para no contestar en que una parte del sumario del caso Kitchen, en el que ella está personada como perjudicada, permanece aún secreto. La mujer del extesorero se ha limitado a recordar que vivió momentos “durísimos”, en referencia al asalto que sufrió en su domicilio por un falso sacerdote, y que llegó a temer por su vida y la de su familia. Iglesias ha rechazado responder si, en estos años, había recibido presiones del PP.
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