El exministro de Economía Rishi Sunak lanza su candidatura a liderar el Partido Conservador británico

El exministro de Economía Rishi Sunak lanza su candidatura a liderar el Partido Conservador británico

La política es un juego cruel. Rishi Sunak, de 42 años, el exministro de Economía del Reino Unido que provocó el pasado martes con su dimisión el hundimiento acelerado de Boris Johnson, ha sido el primero en presentar su candidatura oficial al liderazgo del Partido Conservador. Ready For Rishi (Preparados para Rishi), el eslogan planteado para una campaña que, obviamente, llevaba preparándose semanas, sirve tanto para intentar convencer a los conservadores de que está en mejores condiciones de partida que sus competidores, como para transmitir la idea de que ha llegado el momento de que el hijo de unos inmigrantes indios de clase media ocupe el puesto de primer ministro. “La familia lo es todo para mí, y mi familia me dio oportunidades con las que ellos apenas soñaron. Pero fue el Reino Unido, nuestro país, el que les dio a ellos, y a millones como ellos, la oportunidad de un futuro mejor”, dice Sunak en un vídeo delicadamente elaborado y producido, en el que combina fotos de su pasado familiar, universitario y político con un discurso en el que esboza sus credenciales de éxito.

Cuando el entonces ministro de Economía, Sajid Javid, dimitió de su puesto, en febrero de 2020, harto de las intromisiones en su departamento del entonces asesor estrella de Johnson, Dominic Cummings, el primer ministro y él acordaron colocar en el puesto al joven Sunak. Apenas habían pasado dos meses de la victoria arrolladora de los conservadores en las elecciones generales. El nuevo Gobierno tenía ambiciosos planes de gasto por todo el país, y el nuevo ministro, un convencido del Brexit con una trayectoria académica y profesional brillante, se presentaba como el candidato perfecto para bailar al mismo ritmo que sus jefes.

Criado en la localidad de Southampton, acabó realizando estudios universitarios en Oxford, y más tarde en Stanford (EE UU). Durante sus años en California, puso en marcha aventuras empresariales de éxito. Pero su tranquilidad financiera viene sobre todo de su matrimonio con Akshata Murty, la hija del multimillonario indio fundador de la empresa de servicio Infosys. A principios de año, el futuro político de Sunak entró en terreno movedizo cuando la prensa reveló que su esposa seguía acogida a la condición de no residente, para pagar muchos menos impuestos de lo que le hubiera correspondido. Poco después, Murty anunció que pagaría como cualquier otro residente en el Reino Unido. Se adivinó ya la mano de los aliados de Johnson, que veían en Sunak un traidor dispuesto a maniobrar en contra del primer ministro.

La disciplina fiscal

Johnson se aferró a la complicidad de Sunak, durante la pandemia, para gastar cientos de millones de libras en aliviar las penurias de los británicos, con un Esquema de Retención de Empleo que era una copia de los ERTE del resto de Europa, subvenciones y ayudas fiscales. El conflicto surgió cuando, al comenzar a salir la crisis sanitaria, el primer ministro quería seguir gastando alegremente para recuperar fuelle electoral y superar su propia crisis de popularidad, agobiado ya por los sucesivos escándalos. Sunak, guardián clásico de la ortodoxia fiscal que impuso en el partido los años de Thatcher, se resistió a la bajada de impuestos que reclamaban, no solo Johnson, sino muchos diputados conservadores que veían peligrar sus escaños.

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“¿Nos enfrentamos al momento actual con honestidad, seriedad y firmeza? ¿O nos contamos a nosotros mismos cuentos de hadas reconfortantes que nos hagan sentir mejor ahora, pero que arruinen el futuro de nuestros hijos?”, se pregunta retóricamente Sunak en un vídeo de campaña en el que pretende presentarse como el candidato serio y responsable ante la inflación galopante que sufre el Reino Unido y la recesión que ya ha anunciado el Banco de Inglaterra para antes de fin de año.

Sunak, que ya ha recabado apoyos sólidos como el del expresidente del Partido Conservador Oliver Dowden, el exministro de Comercio Liam Fox, o diputadas como Laura Trott y Angela Richardson, ha comenzado a lanzar mensajes de posibles pactos a sus rivales, para descartar candidatos y aunar fuerzas. Se calcula que pueden llegar a presentarse más de quince aspirantes.

En circunstancias normales, el proceso de primarias se prolongaría al menos durante un plazo de dos meses. Pero la idea de que Johnson permanezca durante mucho tiempo en Downing Street como primer ministro interino pone muy nervioso al partido. La ejecutiva del Comité 1922 (el organismo que reúne a los diputados tories sin cargo en el Gobierno, encargado de organizar el proceso de primarias y elección de nuevo líder) se reúne este lunes, y su propósito es cambiar las reglas, comprimir los plazos para que el grupo parlamentario realice votaciones de descarte, y lograr al menos que los dos candidatos finales ―los que luego deberán hacer campaña entre los afiliados― sean elegidos antes del 21 de julio, cuando concluye el actual periodo de sesiones del Parlamento británico. La idea, si el guion se cumple, sería poder tener nuevo líder del Partido Conservador y nuevo primer ministro para principios de septiembre.

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