“María, pero, ¡cómo vamos a hacer la cerámica de Granada en mate cuando lleva haciéndose con brillo siglos!”. María Estrada (Sevilla, 30 años) trae de cabeza a buena parte de los artesanos de nuestro país. Esta sevillana volvió de Los Ángeles, ciudad en la que había vivido siete años, hace poco, en plena pandemia. Desde entonces recorre la geografía española en busca de talleres de antiguos oficios con el objetivo encargarles diseños para su firma, Casa Maricruz. Que tengan tradición, pero que sean de su estilo. Más simples y contemporáneos. Acordes con los nuevos tiempos.
Estrada pretendía, por ejemplo, conocer de primera mano la técnica ancestral que empleaban los árabes para elaborar las cerámicas de Granada, el esmaltado que transmiten de generación en generación los alfareros de Cáceres o la maestría del vidrio soplado de Mallorca. “Cuando vivía en Marbella iba a los mercadillos de Fuengirola. Allí examinaba la artesanía que traían de diferentes partes de España. Cuando volvía a casa con un jarrón de Valencia mi madre me miraba extrañada, porque no era lo típico de una adolescente de 14 años”, explica.
“Mi novio lo llama cositismo porque todo lo que veo me lo quiero llevar a casa, como si fuera una abuela”. Su pareja es Santos Bacana, creador de Little Spain, productora que firma los videoclips junto a C. Tangana. Ambos son también integrantes de Casa Maricruz, la marca de artesanía contemporánea que pretende acercar esta parte de nuestro patrimonio a un público más joven e internacional. “La nostalgia por lo español me suele dar en el extranjero así que una fantasía para mí sería llevar esta mesa [la de Casa Maricruz] a La Habana, Ciudad de México, Los Ángeles, Buenos Aires…”, explica el propio C. Tangana al teléfono con ICON Design. “Como decía [el cantautor] Atahualpa Yupanqui, yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar. Así que en cualquiera de estos sitios estaríamos apretados y contentos”.
A pesar de ser un terreno desconocido, el músico tuvo claro que querría formar parte del proyecto: “Mi forma de trabajar se parece mucho más a la de un artesano de lo que en un principio puede parecer. Pero es verdad que no es mi campo. Lo que me empujó fue la devoción de Mari y el concepto de la marca, creo que tiene mucho en común con mi momento vital y artístico. La nostalgia, el amor por las cosas bonitas y sencillas, la tradición mezclada con la vanguardia, España…”.
A cargo de la dirección creativa está Dose Fun Studio, la firma de Javier Ruiz, el fotógrafo de cabecera de C. Tangana. Pero para lo creativo quien decide es María. “Quería montar este proyecto yo sola con mis ahorros, pero a medida que le daba forma, Pucho [C. Tangana] y Santos, que vivieron todo el proceso de cerca, quisieron formar parte”, cuenta. “Yo estaba reticente, pero accedí a tener una reunión y Pucho desarrolló una estrategia comercial que me viene fenomenal. Por su parte, Santos me ayuda mucho a nivel visual con la fotografía”.
Folclore cañí a la mesa
El proceso de creación, explica Estrada, es largo y minucioso. “Se trata de empatizar con gente en su mayoría mayor, porque al final lo que quiero es cambiar algo que llevan siglos haciendo. Siempre les quise dejar claro que yo no tenía intención de cargarme su trabajo sino de preservarlo, que voy en su mismo barco. Cuando conseguí ganarme su confianza les propuse modificar algunas cosas. Muchas veces les suena rarísimo, pero intento explicarles que la solución es adaptarse a un mercado más moderno”.
La sevillana cree que la falta de ayuda estatal es la principal culpable de la extinción de estas técnicas. Según el estudio Situación de la artesanía en España, del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en los últimos años descendió hasta 35% el número de empresas y empleos vinculados al trabajo artesano en España. La falta de digitalización, la caída del turismo por la pandemia y, sobre todo, el no saber adaptarse a un diseño contemporáneo, como explicó el arquitecto y diseñador Tomás Alía en el Foro de Artes y Oficios la pasada primavera, son problemas que apremia resolver.
Casa Maricruz cuenta actualmente con cuatros colecciones de recipientes, textiles y objetos decorativos para la mesa. Desde vajillas y jarras con el tradicional dibujo de mosca pintado a mano por José y su hijo Alejandro, quinta generación de artesanos en la dehesa de Cáceres, al aire Mediterráneo de los manteles de lino y algodón o el vidrio reciclado de los vasos y vinagreras, fabricados con la técnica del soplado que se practica en Mallorca. Pero la reina de la mesa es la cerámica horneada en Granada, que preserva 700 años de artesanado árabe en cada recipiente, aunque con un giro contemporáneo al sustituir el clásico esmaltado por un acabado mate. Es su bestseller y el favorito de C. Tangana: “Lo que más nostalgia me trae es el dibujo de Granada, mi abuela tenía un bowl grande que usaba como frutero y recuerdo verlo siempre en su casa”.
Los precios de Casa Maricruz oscilan entre servilletas a partir de 28 euros hasta una ensaladera por 140 euros. “Sé que la gente de 20 años no se gasta 50 euros en un jarrón, pero pueden aprender a apreciarlo y tendrán en su imaginario esa tradición. No solo nos interesa captar compradores, queremos ejercer de agente cultural e inculcar los valores del trabajo artesanal a las nuevas generaciones”.
Acceder a este mundo en peligro de extinción, como explica María, no es tarea fácil. No se publicitan más allá de ferias de artesanía y carecen de páginas web o perfiles en Instagram. “Durante mi estancia en Estados Unidos, un lugar donde todo es prácticamente nuevo, me di cuenta de lo increíble que era nuestro país. Allí tenía un frutero con arabescos y cuando contaba la técnica ancestral con que la fue pintado alucinaban… No nos damos cuenta de la riqueza que tenemos hasta que lo aprecian fuera. Así empezó mi obsesión por la artesanía de España y esta es mi oportunidad para ayudar a que no desaparezca”, explica.
El imaginario que rodea Casa Maricruz ha aparecido en la Tiny Desk de C. Tangana (vídeo que grabó para NPR Music) y forma parte de esa marca casi registrada que el artista y Little Spain han creado por sublimar todo lo español: “Los objetos que diseña María están muy conectados con las raíces y ahí tenemos un punto de encuentro. Para mí, lo español se articula entorno a la idea de compartir. Ya hemos vivido varias sobremesas llenas de piezas de Maricruz donde siempre ha habido amantes de la comida, mucho palique y algo de cante”, explica Santos Bacana. La propia María visualiza esa misma escena a la hora de explicar su banquete perfecto. “Más que una mesa bien puesta, Casa Maricruz nos brinda una sobremesa repleta de chupitos de orujo, bollos rellenos de nata a medio probar porque empalagan, mucho café espresso –porque somos muy cafeteros– y, sobre todo, de charlas infinitas”.