Nuevo capítulo en la saga de los documentos clasificados. Este lunes ha sido Mike Pence, el que fue vicepresidente de Donald Trump, el que ha admitido que sus ayudantes descubrieron en su casa de Indiana una docena de documentos con marcas de clasificación como secretos. Pence se suma así al expresidente Donald Trump y al actual presidente, Joe Biden, que también se llevaron indebidamente documentos confidenciales a sus domicilios privados.
Los registros “parecen ser un pequeño número de documentos con marcas clasificadas que fueron inadvertidamente encajonados y transportados a la casa personal del exvicepresidente al final de la última administración”, escribió el abogado de Pence, Greg Jacob, en una carta fechada el 18 de enero y enviada a los Archivos Nacionales, la institución que debe custodiar los documentos y registros cuando presidentes y vicepresidentes cesan en sus cargos.
Según Jacob, el pasado 16 de enero Pence “contrató a un abogado externo, con experiencia en el manejo de documentos clasificados, para revisar los registros almacenados en su casa personal se hizo público que se encontraron documentos con marcas clasificadas en la residencia del presidente Joe Biden en Wilmington”.
El Departamento de Justicia ha nombrado un fiscal especial para investigar los papeles incautados por el FBI en Mar-a-Lago, la residencia de Donald Trump en Palm Beach (Florida) y otro para investigar por qué Biden tenía también documentos clasificados en una oficina de un centro de estudios y en su casa de Wilmington.
El abogado de Pence dijo en su carta que el exvicepresidente “no estaba al tanto de la existencia de documentos sensibles o clasificados en su residencia personal” y “entiende la gran importancia de proteger la información sensible y clasificada y está listo y dispuesto a cooperar plenamente con los Archivos Nacionales y cualquier investigación apropiada”.
El abogado dice que “no puede proporcionar una descripción exacta de las carpetas o materiales de información que pueden contener información sensible o clasificada porque el abogado no revisó el contenido de los documentos una vez que se identificó un indicador de posible clasificación” como confidenciales.
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Jacob indicaba en su carta que Pence guardó inmediatamente los documentos descubiertos en una caja fuerte cerrada con llave. Según una carta posterior del abogado fechada el 22 de enero, agentes del FBI visitaron la residencia del exvicepresidente para recoger los documentos a las 21.30 horas del 19 de enero, pese a que Pence se encontraba en Washington para participar en la Marcha por la vida.
Los abogados del exvicepresidente entregaron también las cajas en las que se hallaban esos documentos y otras que parecían contener informes oficiales para su revisión por parte del personal de los Archivos Nacionales.
El caso de Pence guarda muchas similitudes con el de Biden. Ambos se llevaron los papeles siendo vicepresidentes y cuando han descubierto que los tenían lo han comunicado de inmediato a los Archivos Nacionales. En el caso de Biden, los agentes del FBI procedieron a un registro completo de su casa, ofrecido por el actual presidente, mientras que en el de Pence solo tomaron posesión de los papeles previamente identificados. La gran diferencia de esos dos casos con el de Trump es que el expresidente desoyó requerimientos judiciales para que entregase los documentos confidenciales y estos fueron descubiertos finalmente en un registro con orden judicial. En todo caso, que Biden y Pence también tuvieran documentos confidenciales en sus respectivas casas le favorece, como mínimo desde el punto de vista político.
Biden había tachado de “irresponsable” a Trump por haberse llevado los papeles y Pence había asegurado en una entrevista muy reciente con Fox News que había sido “muy cuidadoso” para no llevarse nada indebidamente de la Casa Blanca ni de sus oficinas propias.
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