El final de la fiesta fue en Zubieta


La fiesta que comenzó a las nueve de la noche en el Santiago
Bernabéu finalizó para los txuri urdin alrededor de las 1.45 horas en Zubieta. Un puñado de aficionados se acercaron a las instalaciones realistas para recibir entre aplausos a una plantilla que completó la noche del jueves una de las mayores gestas de los últimos 20 años.



No fueron muchos, pero la alegría inundó Zubieta por momentos. Ataviados con camisetas y banderas de la Real, los jóvenes aficionados quisieron agradecer a los futbolistas el pase a las semifinales de la Copa de Rey. No era para menos. En el habitual silencio de la noche en el cuartel general realista todavía retumbaban los gritos de toda Gipuzkoa por los cuatro goles marcados ante el Real Madrid.

La furgoneta que devolvió a la directiva txuri urdin a Zubieta fue la primera en llegar. Con el vicepresidente Ángel Oyarzun a la cabeza, no se vio al presidente de la entidad, Jokin
Aperribay, que podría estar hoy mismo en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en el sorteo de la penúltima ronda del torneo del K.O. (13.00 horas).

Minutos más tarde llegó el turno de los héroes que lograron la clasificación sobre el césped del Santiago
Bernabéu. Un potente bocinazo avisó a los aficionados de la llegada del equipo. El equipo llegó alrededor de las 1.45 horas, aunque no se detectaba el cansancio entre los jugadores. La adrenalina seguía por las nubes.

El primero en coger el camino de regreso a casa fue Willian
José, uno de los pocos que no paró a saludar a los aficionados. En poco más de 15 minutos la plantilla desapareció de Zubieta con destino a sus domicilios, pensando ya en el próximo compromiso ante el Athletic Club. Los jugadores txuri urdin tuvieron unos minutos para las fotos y el agradecimiento. Paró Monreal, acompañado de una música cañera apropiada para esas horas. También Portu, siempre atento con la afición o Aihen, que se fotografió con los valientes que se acercaron hasta Zubieta.

Los pesos pesados también detuvieron sus vehículos. El capitán ayer, Mikel
Oyarzabal, agradeció el apoyo de la afición, lo mismo que Aritz
Elustondo. Remiro junto a Odegaard, que confesó estar bien para el domingo, Gorosabel y Barrenetxea, que abandonaron en un mismo coche las instalaciones, Zaldua o el cuerpo técnico dejaron patente su felicidad por el logro cosechado.

Fue una noche mágica que arrancó en Madrid y que siguió en Zubieta. La última parada puede ser La Cartuja.


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