El final de ‘Las chicas del cable’, el final de un ciclo para sus creadoras

Parece que han dado con la fórmula para agradar a (casi) todas las cadenas y atrapar al público. Este matrimonio gallego tendrá este otoño cuatro series en emisión: Tiempos de guerra (Antena 3), Velvet colección (que #0 estrena hoy a las 22.00), Traición (La 1) y Las chicas del cable (Netflix). Ramón Campos (Noya, 1975) y Teresa Fernández-Valdés (Pontevedra, 1980) fundaron hace 10 años Bambú Producciones. “Quería controlar la producción de mis series. Había visto cosas que se había hecho con mis guiones que no me convencían”, recuerda Campos. Su aventura arrancó con un fracaso, Guante blanco, pero siguió con éxitos como Gran reserva, Hispania o Bajo sospecha, algún importante tropezón como Refugiados o La embajada, y la conquista del mercado internacional que les ha dado Gran Hotel, Velvet y Las chicas del cable.

En sus aciertos se puede observar una línea común. “A principios de nuestra carrera nos dimos cuenta de que había un nicho que estaba desatendido: el público femenino al que le gusta las series melodramáticas con un componente romántico fuerte”, dice Campos. “Todo el producto que se le daba era de calidad baja. Y ofrecer a ese público un producto del que se sienta orgulloso nos ha posicionado no solo en España, también en el mercado internacional”.

Ramón Campos y Teresa Fernández-Valdés.
Ramón Campos y Teresa Fernández-Valdés.

En realidad, no creen que hayan dado con la fórmula del éxito de una serie. “La única clave es pensar en la cadena y su público, no ir de espaldas a él”, cuenta Campos a EL PAÍS en la sede de la productora en Pozuelo de Alarcón. Y ponen como ejemplo los casos de Las chicas del cable o Velvet colección, la continuación de la serie de Antena 3 que recala ahora en Movistar +. “Hacemos la serie que la cadena nos pide, y por eso sobrevivimos en este mercado. Lo que no tiene sentido, y es pegarte contra una pared, es si te piden un melodrama romántico, hacer una de la mafia”, sigue Campos. “Movistar, por ejemplo, quería Velvet. Nos han llamado para hacer Velvet y va a seguir siendo Velvet. Si no, pedirían una idea original”, añade Teresa Fernández-Valdés. “Ponemos nuestra creatividad al servicio de una empresa”, continúa Campos. “Y esa empresa, a su vez, se debe a un público. Como productores lo que nos satisface es saber que eso funciona”, remata Fernández-Valdés, a la que la revista The Hollywood Reporter mencionó el año pasado como una de las mujeres más poderosas del mundo de la televisión.

Imagen del primer capítulo de 'Velvet colección', serie de Movistar +.
Imagen del primer capítulo de ‘Velvet colección’, serie de Movistar +.

De sus palabras se deduce que la falta de riesgo que se suele achacar a la ficción televisiva nacional es responsabilidad de las cadenas. “Absolutamente”, asiente Fernández-Valdés. “No sabes la de proyectos que hay aquí en cajones y cajones”. Algunas de esas ideas más arriesgadas las presentaron a Netflix cuando la plataforma online se fijó en ellos tras el éxito en América de Gran Hotel y Velvet. “Al ser Netflix, presentamos un montón de proyectos arriesgados y una serie, Las chicas del cable, con ese corte más femenino. En el caso de los arriesgados ni nos respondieron”, cuenta la productora. Ahora, para Antena 3 preparan la ambiciosa Fariña, que adapta a la pequeña pantalla el libro sobre el narcotráfico gallego escrito por Nacho Carretero. “Es la serie más complicada de producir de las que tenemos ahora”.

Con Netflix, que este otoño estrena la segunda temporada de la serie protagonizada por Blanca Suárez y Yon González, aprendieron otra forma de trabajar. “La mentalidad americana es muy diferente. Nosotros pensábamos en nuestro público y ellos nos decían que basta de pensar en España y que pensáramos en el mundo”, cuenta Fernández Valdés. Buscaban una historia para conectar con las generaciones más jóvenes y unir a hijas, madres y abuelas. “No querían una serie histórica, querían una serie en el pasado pero para nuevas generaciones”, argumenta Campos. También han comprobado que no es oro todo lo que reluce en este caso. “En Netflix, cuando se habla de libertad ya hemos interpretado a qué libertad se refieren: vas a poder contar todo lo que quieras, pero lo vas a contar como a mí me gusta que lo cuentes”, resume la productora.

Blanca Suárez, en 'Las chicas del cable', de Netflix.
Blanca Suárez, en ‘Las chicas del cable’, de Netflix.

Ellos prefieren el título de productores ejecutivos al de showrunner, el término anglosajón extendido en el mundo televisivo para referirse al máximo responsable de una serie. “Hay guionistas que son muy malos productores ejecutivos y hay grandes productores ejecutivos que son muy malos guionistas, y a veces se da que las dos cosas funcionan”, defiende Campos. ¿Y qué tiene que tener un buen productor ejecutivo? “Tener claro el objetivo que quieres conseguir. Yo siempre defino esto como un cuadro. Tienes que tener claro el cuadro en todas sus partes, desde el color, el lienzo, el marco… La puñeta es cuando alguien llega y a mitad de camino te dice, ponle otro color”, dice el productor y guionista. “Si todo el equipo va a eso, no eres más que el guía que lleva el bastón y dice el camino”.

Bambú tiene ahora proyectos en TVE, Antena 3, Movistar + y Netflix. Les falta poner una pica en Mediaset. “Hace unos años les ofrecimos alguna miniserie, pero se vio que no era el momento adecuado”, dice Fernández-Valdés. “A mí sí que me apetece algún día trabajar con ellos. Por completar el álbum”, confiesa Ramón Campos.

Amaia Salamanca y Álex García, en 'Tiempos de guerra', de Antena 3.
Amaia Salamanca y Álex García, en ‘Tiempos de guerra’, de Antena 3.

En los últimos años, la ficción televisiva nacional ha dado grandes pasos hacia delante, pero todavía le queda mucho camino por andar. ¿Qué le falta a las series españolas? “Está todo por hacer”, dice Teresa Fernández-Valdés esperanzada. “Es maravilloso que la industria se haya reactivado con la llegada de todas estas plataformas. Se está iniciando una segunda etapa dorada de la industria. Hay una necesidad de más contenido y por tanto hay una apuesta por hacerlo mejor que el vecino. Surgirán nuevos creadores, nuevas oportunidades, nuevos géneros y discursos… ya no será de consumo lineal con interrupciones publicitarias, sino que tienes al público más entregado a ti, con un consumo intensivo de las series que te permite el lujo de jugar más con los contenidos… Todo lo bueno está por llegar”.


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