El fiscal de Baja California, ante el feminicidio de una joven de 16 años: “Traía tatuajes por todos lados”

Antes de iniciar esta entrevista, Fabiola Alanís, la nueva titular de la comisión encargada de combatir la violencia contra la mujer en México, concluye una llamada por teléfono que es “de vida o muerte”. Está tratando de solucionar el caso de una maltratada de Oaxaca en gran riesgo, cuya pareja es un hombre “poderoso en términos económicos”. La semana empieza para ella, además, con una gran polémica, la del juez apartado en Puerto Vallarta, quien no procesó a un policía por corrupción de menores porque la víctima, una niña de 10 años, “no sintió placer”. “Esto no es grave, es gravísimo”, dirá después. Fabiola Alanís (Ciudad Hidalgo, Michoacán, 1965) no es una recién llegada al feminismo, ni a la lucha social, tampoco a la gestión en estas materias. Viste de negro hasta en las uñas, botas, vaqueros, americana y una camisa con mensaje irónico: “Fraternité, desigualité”. Parece una motera curtida en mil batallas. Le va a hacer falta porque el departamento que dirige enfrenta uno de los principales retos del país: impedir que el machismo mate a diario un promedio de 11 mujeres, como ocurre ahora. Busca para ello la coordinación y el apoyo de las fuerzas de seguridad y una justicia especializada que acabe con la impunidad de estos crímenes y donde no se den más casos como el de Puerto Vallarta.

Pregunta. Llega a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) después de un recorte presupuestario muy criticado.

Respuesta. Sí, tengo la certeza de que ha habido una interpretación poco precisa de la política de austeridad, porque los programas dedicados a la atención de los que más lo necesitan están intactos. El 100% de los recursos comprometidos para las Alertas de Violencia de Género y para los Centros de Justicia para las Mujeres están a salvo. Ahorita estamos en la etapa de transferencia a las entidades federativas, el monto alcanza más de 235 millones de pesos. Ya se han transferido recursos para Chihuahua, San Luis Potosí y los habrá para Nuevo León y para Colima. Con los recortes en otros capítulos nos podemos acomodar, no hay despidos de personal.

P. Los Estados no solo se quejaban de falta de recursos, sino de que las Alertas por Violencia de Género no iban acompañadas de un seguimiento, de evaluaciones. ¿De qué sirve decretar estas alertas si no se evalúan los recursos empleados y sus resultados?

R. Tienen razón. Las organizaciones de la sociedad civil y quienes han intervenido en estos procesos tienen razón en cuestionar la eficacia de las alertas. Y tienen razón en que no ha habido una retroalimentación adecuada sobre lo que se hace en los Estados. Es una de nuestras grandes preocupaciones y ya estamos en una reflexión colectiva sobre qué sucede con las alertas, un análisis al que están convocados los gobiernos estatales, municipales, las especialistas y académicas y las demandantes de las alertas de género junto con la Conavim. Analizaremos caso por caso, ya hemos empezado. Cuándo se decretaron las alertas, si han funcionado o no, cómo han respondido los gobiernos, de qué recursos disponen, si se ha reducido la violencia. Porque encuentro una gran diversidad de acciones y de programas en las entidades. Cada entidad tiene que reflexionar. Igual llegamos a la conclusión de que en algunos municipios se pueden levantar las alertas y en otros hay que decretarlas.

P. ¿Hasta qué punto puede decir que han funcionado estas alertas, que en algunos Estados llevan años?

R. Han funcionado en algunos sitios y en otros no, pero la alerta es una llamada de atención y un mecanismo que sirve. Es un mecanismo bueno, yo misma lo viví, yo fui solicitante de la alerta en Michoacán y logramos decretarla para 15 municipios. Lo que sí funciona cuando se decreta la alerta es que se sienten en la misma mesa los titulares de seguridad, de las fiscalías del Ejecutivo, la coordinación entre todos los niveles de Gobierno.

P. Otra gran herramienta en la lucha contra la violencia son los Centros de Justicia para la Mujer (CJM), donde se supone que hay personal especializado para atender de forma integral los casos de maltrato, feminicidio… El juez que acaba de ser suspendido de sus funciones en Puerto Vallarta pertenecía al CJM. ¿Qué opina?

R. No es grave, es gravísimo. Porque el personal que atiende esos CJM debe estar formado con perspectiva de género. Esta mañana he hablado con la directora de ese centro [en Puerto Vallarta, Jalisco] para ver qué sucedía con este juez y me ha dicho que tenía un mes trabajando ahí y que este era su primer caso. Menos mal, porque mi preocupación central era cuánto tiempo llevaba con esas conductas. Esta semana tendré una reunión con las titulares de esos centros para revisar qué personal trabaja en ellos. Porque llegan de varias dependencias, pocos son los contratados por los servicios de justicia y tenemos que tener candados, no podemos arriesgar a las víctimas. En este caso no solo debe haber una sanción administrativa y una separación del cargo, sino que debe iniciarse un procedimiento en contra del juez de control porque, en tanto funcionario, y de acuerdo a la ley general del acceso de las mujeres a una vida libre de violencia tiene que ser sujeto a una sanción. No es una persona cualquiera, debe ser sancionado y castigado. No solo el monstruo que atentó contra esta niña, que además era también funcionario del municipio.

P. El caso de Ingrid Escamilla, asesinada salvajemente a mediados de febrero, derivó en una investigación a seis policías por la filtración de unas imágenes muy macabras. Los agentes no fueron apartados de sus funciones y aún no se sabe qué pasó con eso, dicen que siguen las investigaciones…

R. Hay que conservar el debido proceso para no poner en riesgo un juicio. Pero eso no quiere decir que nos despeguemos del caso. Debe haber justicia, no solo para quien le infligió todo ese daño, sino para quien se atrevió a difundir esas imágenes, que son pedagogía de la crueldad y hay que detener esas prácticas. Estamos muy atentas a este caso.

P. Pero la impunidad en México es altísima.

R. Sí, hay que revertir esos niveles. Hay que mandar el mensaje de que no podemos permitir que esto se produzca.

P. ¿Algún plan en concreto? ¿Cuáles son las prioridades de su departamento?

R. Primero, la prevención. Si ocurre un feminicidio o la violación de una niña o mujer, estamos llegando tarde. El Estado debe llegar a tiempo y hay que trabajar en la prevención en términos muy generales, analizando las condiciones sociales específicas de esta época en este país. Gran parte de la prevención la alcanzaremos si se consolida la política de bienestar y se amplían las condiciones de seguridad y bienestar para la mayoría de la población. Hay que reforzar contenidos, en programas educativos, culturales, medidas que impidan cosificar sexualmente a las mujeres. También a través de los medios de comunicación, hay que detener eso que están instalando en el imaginario colectivo de que la mujer es un objeto sexual y que, como objeto, puede ser desechado. La violencia de género no puede ir en la nota roja. Segundo, la seguridad y protección de la vida de las mujeres, que tiene que anclarse en la política nacional de seguridad, trabajar con los centros de control de cada entidad, con el sistema nacional de seguridad, con la Guardia Nacional, para que funcionen también como acompañamiento. Reforzar la comunicación a través de 911, que es la primera puerta de entrada de las emergencias. Y la justicia. Tenemos que garantizar que se incremente el número de casos que se judicializan y se sentencian. En México, apenas el 6,6% de los juzgados son destinados a la atención a la violencia contra la mujer y eso hay que revertirlo. Hay algunas fiscalías que funcionan muy bien, en Sonora, por ejemplo; Chihuahua; Morelos. Quisiéramos que en todo el país las fiscalías especializadas estuvieran suficientemente robustecidas con personal especializado.

P. ¿Quisiéramos? Usted dirige la Conavim.

R. Seguiremos dialogando con ellos, hay gran disposición, pero hay que coordinar esfuerzos. La política contra la violencia a las mujeres de este país no puede volver a estar separada del poder judicial y de la estrategia de seguridad. Esto depende mucho de los Estados, pero nuestras armas son la cooperación entre los tres niveles de Gobierno, el mandato de la ley y de los organismos internacionales. Necesitamos diálogo y cooperación. Ya hemos tenido mesas técnicas para ver cómo funcionan las órdenes y medidas de protección, el registro de niños huérfanos, los litigios jurídicos. No partimos de cero, hay experiencia y relaciones construidas en una parte importante del país.

P. Y desde esa experiencia de años, ¿en qué momento ve a México con 11 mujeres muertas al día como promedio?

R. Estamos en un momento desafiante. Necesitamos dar un giro en la estrategia para la contención de la violencia feminicida.

P. Morena, el partido que gobierna, llegó con el apoyo de muchísimas mujeres feministas, no solo con el voto, también con campañas públicas. Gente que ahora se dice defraudada.

R. En el último trienio de [Enrique] Peña Nieto hubo un crecimiento del 165% en los feminicidios. Cuando llegamos ya agarramos esa cuesta así y nuestro desafío es bajarla, pero es importante tener en cuenta la condición en la que recibimos el país. No es justificación, ni mucho menos, pero la cuesta era muy fuerte. El cambio de la naturaleza del que estamos viviendo, histórico, habrá a quien no le guste, así son las sociedades democráticas.

P. Pero si a quien no le gustan es las feministas que apoyaron al Gobierno. Quizá cabe hacer un poco de autocrítica.

R. Depende, porque hay una secretaria de Gobernación extraordinaria, tener a una mujer así en el segundo puesto de importancia del país, una feminista de toda la vida, es un buen mensaje; o tener un Gobierno paritario. El movimiento feminista es heterogéneo y con todas establecemos diálogo.

P. Los mensajes del presidente no han ayudado mucho. Por ejemplo cuando dice que las madres, hermanas e hijas son las que saben cuidar en casa…

R. De repente tendemos a reproducir lo que hemos cuestionado de esa visión patriarcal, o sea del mandato masculino. Yo digo que no. El presidente se reivindica como una persona humanista y eso no está peleado con el feminismo, ni mucho menos, es una posición diferente y congruente, que asume las causas de la gente que más lo necesita y esas son las víctimas de la violencia. Yo pongo el acento en eso.

P. ¿Qué opina de las mujeres que pintan las estatuas en las manifestaciones feministas?

R. Que no pasa nada, nada. Ni modo que los monumentos fueran más importantes que la vida de las mujeres. La expresión así debe ser, no más falta que nos autolimitemos. Hay cosas en las que no estoy de acuerdo, pero respeto el derecho que tienen de hacerlo. No cuestionaría jamás eso.

P. ¿Cree que contando hasta 10 un asesino deja de matar, como pide la famosa campaña?

R. Uf, no voy a hablar de esa campaña. Estamos generando iniciativas para coordinarnos y hacer campañas unificadas.

P. Van ustedes, las feministas del Gobierno, que son muchas y cualificadas, a explicarle al presidente algo más de feminismo de lo que sabe.

R. Ya sabe bastante…


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