El fútbol francés teme por su reputación internacional tras repetidos incidentes en los estadios


Debía ser la temporada que consagrase a la liga francesa en el Olimpo de los campeonatos más competitivos y espectaculares del mundo. El aterrizaje del astro Lionel Messi en el Paris Saint-Germain era el símbolo de que la Ligue 1 estaría, por fin, a la altura de sus homólogas en Inglaterra, Alemania, Italia o España.

El intento ha comenzado con mal pie. Desde el inicio de la temporada los incidentes se repiten en las gradas. Se han suspendido o interrumpido varios partidos. La suspensión, el domingo, del Lyon-Marsella tras recibir el capitán marsellés Dimitri Payet un golpe con una botella de agua lanzada por un espectador ha encendido las alarmas entre las autoridades deportivas y políticas en Francia.

“Es la sexta agresión [desde que empezó la liga] en el mundo del fútbol: esto se tiene que acabar”, denunció la ministra de Deportes, Roxana Maracineanu, en la cadena France Info. “Todo el mundo debe entender que lo que hoy está en peligro es la supervivencia del fútbol francés, su modelo económico”.

Maracineanu y su homólogo de Interior Gérald Darmanin han convocado para este martes a los dirigentes de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), la Federación francesa de fútbol, el cuerpo arbitral y varios clubes. Está en discusión el sistema de sanciones, visiblemente ineficaces. Y la capacidad de la liga y los clubes de poner la casa en orden, salvar la imagen del campeonato y evitar que su año más glorioso acabe convirtiéndose en un año para olvidar.

Es como si se desarrollasen dos ligas paralelas. La del fútbol, que encabeza el PSG de Messi, Neymar y Mbappé. Y la del jaleo en la grada. La agresión a Payet a los tres minutos de comenzar el partido culminó una serie que había empezado en la primera jornada, el 8 de agosto. Ese día se interrumpió brevemente el Montpellier-Marsella por el lanzamiento de objetos. Y se abrió el baile, que tuvo su momento estelar el 22 de agosto, durante el Niza-Marsella, cuando el propio Payet recibió otro botellazo, él volvió a lanzar la botella a la grada y los hinchas saltaron al campo. El diario L’Équipe ha registrado ocho incidentes en lo que va de temporada, además del de Lyon.

El domingo, la cosa no terminó con la botella en la cabeza de Payet. Durante las dos horas posteriores se escenificó un vodevil entre anuncios de que el partido se reiniciaba y desmentidos hasta que finalmente se decidió suspenderlo. La Comisión de Disciplina de la LFP anunció este lunes que, a la espera de decidir las sanciones definitivas al equipo de Lyon, el próximo partido en casa lo jugará a puerta cerrada. El agresor fue detenido.

El historiador Sébastien Louis, autor del libro Ultras. Les autres protagonistes du football (Ultras. Los otros protagonistas del fútbol), subraya en una entrevista telefónica que Francia no es el único país europeo donde ha habido incidentes y estadios cerrados recientemente, y cita el caso de Países Bajos. “En Francia, no se ha visto nunca tantos incidentes en un lapso tan corto”, dice Louis. “Al mismo tiempo, hay que saber que se trata de incidentes completamente diferentes: algunos los causan grupos de hinchas rivales, como el Lens-Lille [el 18 de septiembre], otros por una mala organización de la seguridad como en el Niza-Marsella, y otros por un espectador aislado como el Lyon-OM. Hay que distinguir y no verlo todo con el prisma del hooliganismo”.

La pandemia, que obligó a cerrar los estadios, puede explicar la situación actual. El regreso a las gradas libera fuerzas contenidas. “El estadio siempre ha sido un lugar donde se expresa una cierta pulsión”, resume el historiador. Y a esto se suma otro problema: los clubes, al no haber organizado partidos con público durante el parón de la pandemia, han perdido competencias y personal para garantizar la seguridad. Y han sufrido una caída de ingresos que, en el caso de los pequeños, entraña dificultades para contratar a las personas adecuadas para gestionar las relaciones con la hinchada. Louis, sin embargo, precisa: “Hay que relativizar estos incidentes”. Y añade: “No hay grandes heridos, pero son incidentes extremadamente mediatizados”.

El temor es que las repetidas suspensiones de partidos causen un daño a la reputación a la liga francesa. “A su imagen internacional, igual que a nuestra mirada sobre ella, le costará recuperarse de estos naufragios repetidos”, escribe Vincent Duluc, periodista de L’Équipe y presidente del Museo Nacional del Deporte.

“Hacía años que no veíamos, en lo que respecta al juego, un inicio de campeonato parecido: los resultados en Europa son positivos y el juego en el campeonato es atractivo”, dice por teléfono Daniel Riollo, comentarista deportivo en RMC y autor de varios libros sobre el fútbol francés. “Todo esto queda malbaratado por lo que ocurre en las gradas y porque los dirigentes no son suficientemente fuertes para adoptar las decisiones correctas”.

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