El futuro está en el sol

En la terraza del Hotel Riu Plaza de España de Madrid el sol cae a plomo. El activista medioambiental y modelo Jon Kortajarena y el subcampeón olímpico Damián Quintero lo reciben en ella tumbados mientras charlan sobre cómo el astro rey, junto a otros elementos naturales como el aire o el agua, son el futuro energético de España. De hecho, y con cifras de finales de 2020, el 43,6% de la generación de energía eléctrica provino de energías renovables, según los datos de las estadísticas de Red Eléctrica Española. Una cifra con potencial de duplicarse y para cuya consecución hay que ponerse manos a la obra.

En el vídeo que encabeza este artículo, tanto Kortajarena como Quintero, karateca que ganó en los últimos Juegos Olímpicos de Tokio la plata en la modalidad de kata, concuerdan en que el cambio se acelerará desde el empeño personal. El origen está en el día a día, en las decenas de decisiones que se toman de forma rutinaria pero que, sin duda, influyen en el devenir del planeta y el bienestar general. Como ejemplo, la del autoconsumo a través del sol: como se indica en el vídeo, la capacidad fotovoltaica en España aumentó un 94% en 2018 gracias a la determinación de miles de ciudadanos que cambiaron a este sistema energético. Como dice Quintero, que se plantea también la instalación de placas solares en su hogar, hay que aprovechar el sol, un recurso abundante en España, algo de lo que no pueden presumir todos los países.

La importancia de los gestos cotidianos

Entonces, ¿cómo contribuir a ser energéticamente más eficientes y saludables? La misión es un frente común. Desde la industria, las empresas ya se abastecen con fuentes más sostenibles y tratan de minimizar su huella de carbono en todas las etapas productivas. Los gobiernos, en su mayoría, están embarcados en hondas transiciones energéticas. Los ciudadanos, por su parte, pueden hacer mucho con poco. Así lo cree Mónica Chao, directora de Sostenibilidad de Ikea en España: “A partir de pequeñas decisiones se puede construir un espacio más sostenible”, relaciona.

Entre esos gestos fácilmente asumibles están, por ejemplo, elegir los electrodomésticos más eficientes o una grifería que reduzca en consumo de agua. Pero Kortajarena y Quintero enumeran más: bajar un par de grados la calefacción; subir otros tantos el aire acondicionado; apagar siempre las luces; darnos duchas más rápidas; subir por las escaleras y prescindir del ascensor; coger la bici o evitar el coche… En definitiva, cuidar un poco más el entorno inmediato a base de repensar, tan solo unos segundos, qué hacemos un día cualquiera.


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