El Real Madrid echó mano por enésima vez de su inconfundible e histórico gen competitivo para sobrevivir en el Etihad y reponerse a la exhibición de fútbol del Manchester City. La eliminatoria se resolverá, como ha ocurrido en los octavos y en los cuartos de final en esta edición de la Champions, en el Santiago Bernabéu.
El PSG tuvo al Madrid a su merced durante 160 minutos de eliminatoria pero los blancos esquivaron un destino que parecía escrito gracias al triplete de un Benzema en trance; encontró la ruta de las semis con un angustioso arreón final en la vuelta de los cuartos de final contra el Chelsea y el City, que lo tuvo contra las cuerdas, se la jugará en el Bernabéu en busca de su segunda final consecutiva. Por tercera vez, el Madrid emergió de entre los muertos pero deberá subir su nivel si quiere pelear por la Decimocuarta.
El equipo de Pep Guardiola sometió prácticamente de principio a fin a un Madrid desdibujado que revivió tras cuatro mazazos terribles que bien pudieron dejar vista para sentencia la clasificación de los locales para la gran final de París. El 2-0 en solo diez minutos de Kevin De Bruyne y de Gabriel Jesús presagiaba una noche negra para el conjunto de Ancelotti, pero cuando parecía estar muerto, volvió a respirar gracias a los de siempre, Karim Benzema y Vinicius. El Madrid tiene más vidas que un gato incluso cuando Courtois, el escudo blanco, pierde la inspiración o la defensa hace aguas ante el torrente ofensivo liderado por un De Bruyne soberbio.
Nadie mejor que Guardiola conoce la idiosincrasia blanca, inasequible al desaliento, y su desesperación en las ocasiones erradas por los suyos ejemplifican a la perfección el respeto que le tiene al Madrid. Pep se desgañitaba en la banda porque parecía saber que su rival no iba a perdonar y no perdonaron Benzema y Vinicius.
El guion no cambió nunca porque el City siempre dominó la contienda, desequilibrando una zaga blanca que fue de papel en el Etihad tanto en las bandas como por el centro. Militao y Alaba, cambiado al descanso por sus problemas musculares, perdieron la fiabilidad exhibida todo el curso, y la cosa no mejoró con Nacho.
Bernardo Silva dejó de nuevo contra las cuerdas al equipo de Ancelotti pero nadie encuentra mejor las rutas para escapar de las situaciones más peliagudas que el Real Madrid, que se encontró un penalti inocente de Laporte transformado a lo panenka por Benzema.
El Madrid, agarrado a su capacidad de sufrimiento, resiste en el Etihad en uno de los mejores partidos de la temporada y lleva la eliminatoria viva al Santiago Bernabéu. Una derrota que deja todo en el aire