El 1 de noviembre ha sido especial en Montilivi. No por el festivo, porque los jugadores han tenido que ponerse durante un rato el mono de trabajo, sino por la comunión que se ha celebrado entre aficionados y el club en el entrenamiento que se ha celebrado a puerta abierta.
Los más pequeños acudieron al estadio como si de una noche de Reyes se tratara. Mandó la ilusión y el buen ambiente entre todas las edades por todo el recinto, amparado por un sol más propio de mayo que de noviembre.
Desde las 9:30 de la mañana, todo el que acudió al evento se encontró con la ‘Fan Zone’ que preparó el club. Los representantes más menudos pudieron disfrutar de juego y actividades, así como conocer el autobús del club o la mascota del cuadro ‘gironí’, la Canya.
A las 11 fue el momento de ver a los que se llevan siempre todos los focos, los ídolos. Míchel dirigió un entrenamiento abierto de, aproximadamente, una hora. Rondos, ejercicios de combinación, uno contra uno y disparos a puerta fueron las elecciones del técnico vallecano para mostrar el talento de los suyos.
Una vez finalizado el entrenamiento, se les otorgó el protagonismo a los aficionados. Algunos de ellos jugaron con parte de sus ídolos en juegos de precisión y disparos a puerta. El ambiente de festividad se vivió más que nunca, pues también son las fiestas de Girona, más conocidas como ‘Fires de Sant Narcís’.
Rotuladores en mano y locura desatada. Los jugadores empezaron a dirigirse a su gente para firmar autógrafos y hacerse todas las fotos que fueran convenientes. Además de repartir material del club, los jugadores mostraron su cara más humana y congeniaron a la perfección con las voces que gritan sus goles durante los fines de semana. La afición, como no podía ser de otro modo, salió muy contenta y agradecida de las instalaciones, pues no hubo nadie que se fuera sin su recuerdo para casa.