En el peor momento posible el Girona de Míchel está dando síntomas de flaqueza y de dudas. Los gerundenses, que habían sido un equipo regular y fiable desde hace muchos meses, han perdido tres de los últimos cinco encuentros y se han quedado sin margen de error para poder entrar en el playoff cuando solo quedan dos jornadas para el final de Liga.
Hace tan solo algunas semanas el equipo y Míchel confiaban en poder alcanzar el ascenso directo, pero desde la derrota en Zaragoza el 10 de abril, el equipo tan solo ha sido capaz de ganar a la Real Sociedad B y al Alcorcón, dos equipos que, con casi toda seguridad, descenderán a 1ª RFEF. Esto ha provocado que el margen de error, que llegó a ser de hasta siete puntos, se haya reducido a cero después de los últimos resultados de sus perseguidores, que han situado a Las Palmas empatado con 64 puntos, la Ponferradina con 63 y el Oviedo, que cerrará la jornada este lunes, también con 64 y un partido menos.
Sin embargo, pese a las nefastas sensaciones a nivel ofensivo y defensivo que dejó el equipo en El Molinón, la noticia y el lado positivo de todo esto es que el Girona sigue dependiendo de él mismo para poder hacer el playoff, por lo que de ganar a Mirandés y Burgos los catalanes jugarán la promoción de ascenso a Primera División porqué tienen el goal average ganado a todos sus rivales en la lucha.
La falta de contundencia en las dos áreas les está condenando
A lo largo de la temporada el equipo de Míchel se ha caracterizado por ser un equipo que concedía poco a sus rivales a nivel ofensivo. La línea de tres centrales le dio al conjunto catalán solidez y seguridad atrás, pero en las últimas jornadas esto se ha desvanecido y los rivales son capaces de generar con muy poco, al revés de lo que le está pasando al Girona. Pese a tener a Stuani, Samu, Baena, Borja, Iván Martín… El equipo catalán tan solo ha marcado dos goles en los últimos cuatro encuentros y la falta de verticalidad también es otro de los puntos en los que los de Míchel han perdido fiabilidad.