El Girona se va de Carnaval con una fiesta de goles

Victoria plácida y cómoda del Girona disfrazado de huracán ante un Almería abatido desde el primer momento de encuentro. Montilivi se fue de fin de semana antes de tiempo por el espectáculo que dieron los de Míchel frente a su gente.

Como si fuera un partido de tenis, ambos cuadros empezaron a tantearse en los primeros minutos de encuentro. Balones hacia arriba llovían buscando cabezas, despejes y disputas en busca de lograr el control del juego. Los de Rubi dieron señas de salir presionando arriba y forzar los errores del combinado catalán. La misión para los almerienses fue clara, sumar su primera victoria lejos del Power Horse Stadium.

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Si el Girona tardó seis minutos en encajar en la jornada pasada, ocho tardó en abrir la lata ante su gente. Arnau puso un caramelo aéreo directo a la cabeza de Taty Castellanos. El argentino, quien dejó la mochila de la sequía en casa, puso la testa para modificar el electrónico. Fernando, a punto de sacarla, no dio crédito ante una situación que volvía a repetirse.

Se respiró en Montilivi la humildad y el alma que un tal Míchel Sánchez pidió en la rueda de prensa previa. Los gerundenses se vistieron de huracán para olvidar lo ocurrido en Cádiz. Los andaluces, por su parte, no encontraron la manera de conectar con los hombres que debían amenazar a Gazzaniga.

Primera parte espectacular

Surgió el peor Almería y, por consecuencia, el mejor Girona, sin duda. El segundo gol de Taty, anulado quedó para el olvido cuando la afición vio que los rojiblancos fusiló tres veces más en menos de diez minutos. Tsygankov, Riquelme y Javi Hernández culminaron la fiesta en los primeros 45 minutos. Fue la mejor primera parte del equipo en lo que llevamos de temporada. Viene bien recordar que en la ida, los de Rubi, perforaron la portería ‘gironina’ en tres ocasiones antes de llegar al ecuador.

El enfado del técnico almeriense llegó hasta tal punto que decidió cambiar a cuatro hombres al inicio de la segunda parte. Pero el desastre era inevitable, primer minuto de juego y primera manopla de Fernando. Poco cambió la cosa a nivel defensivo.

A pesar de las bajas temperaturas, el Girona dio la sensación de estar en casa, con la mantita, su película y sus palomitas. Al cambio futbolístico combinó, se gustó, se sacrificó y fomentó el peligro con cada balón a la espalda. No hubo ni una línea que descompensara el trabajo e incluso costó encontrar a algún jugador rojiblanco que no tuviera un papel destacado en el partido. Las encuestas sobre el MVP tuvieron dolores de cabeza en escoger a un solo jugador vestido de rojiblanco.

Mejora almeriense

El Almería mejoró en lo que restó de partido, aunque mejorar no era muy difícil. Eso sí, los goles de Ramazani y El Bilal fueron sus mejores noticias. Lo peor para ellos fue que los goles pasaron desapercibidos ante un Girona que seguía aumentando la fiesta con más goles.

Con el cuadro visitante volcando sus esfuerzos en ataques en forma de orgullo, Montilivi vio como Iván Martín, con un minuto sobre el terreno de juego, se sacó un golazo casi sin querer para frenar las expectativas de los de Rubi. Stuani, que salió a la par con el cedido por el Villarreal, no quiso ser menos que sus compañeros. Despertado por la envidia, el charrúa ahondó en la herida dos minutos después.

La imagen más curiosa fue ver a la afición rojiblanca sin frenar la famosa ola con el gol de El Bilal. La fiesta siguió y aquellos que pagaron una entrada no dieron importancia a un nuevo gol encajado.

Sin tiempo para mucho más, el Girona levantó a cada abonado del asiento para dar la bienvenida al mejor partido de la temporada con diferencia. Dos pájaros de un tiro, pues se alejaron de un rival directo en la pelea por la permanencia. Precisamente, por alusiones, un Almería hundido se marchó cabizbajo de un partido para olvidar y sigue sin conocer la victoria fuera de casa. Para los almerienses, partido para la reflexión.