El Gobierno abre la puerta a prolongar los ERTE más allá de septiembre para los sectores más afectados

La Comisión Europea ha concretado este lunes las cantidades que prestará a los Estados miembros para ayudarles a sufragar el enorme impacto de la pandemia sobre el empleo, con 5,5 millones de trabajos destruidos en la UE solo en el segundo trimestre. Bruselas ha propuesto que España reciba 21.300 millones de euros en créditos en condiciones favorables, en línea con lo que el Gobierno de Pedro Sánchez había solicitado, lo que lo convertirá en el segundo país más beneficiado tras Italia, que obtendrá 27.400 millones. En total, 17 países han presentado peticiones por un importe de 81.400 millones de euros, por debajo de los 100.000 millones con que está dotado el fondo SURE, como se denomina el mecanismo. Todavía están por concretarse las cantidades de Portugal y Hungría, y otros países podrían recurrir al mismo en el futuro.

La lluvia de millones deberá ser ahora aprobada por los Veintisiete y servirá para aliviar el coste de la crisis sanitaria para las maltrechas arcas nacionales. Con este dinero se financiarán los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y el cese de actividad de autónomos, cuyos costes en el pico de la crisis superaron ampliamente los 5.000 millones de euros en mayo. Ese gasto mensual ha ido reduciéndose conforme los trabajadores salían de los ERTE, cuyo coste hasta septiembre la Autoridad Fiscal cifra entre unos 23.000 y 25.000 millones.

España, junto a Grecia el país europeo más golpeado por el desempleo, mostró un gran interés por participar en el instrumento comunitario, e incluso se convirtió en el primero en solicitar formalmente a la Comisión Europea los fondos del SURE hace tres semanas. La cantidad a recibir quedó pendiente entonces de conocer cuánto demandaban el resto de Estados miembros, dado que si se superaba el montante disponible todos habrían visto reducidos los fondos.

Finalmente, la decisión de Francia de no recurrir a Bruselas para financiarse ha permitido que todos reciban lo reclamado y quede sin usar por ahora casi un 20% del fondo, del que España obtendrá el 26% del total. Si París hubiera demandado más de 11.300 millones, algo perfectamente factible dado el tamaño de su economía, Italia y España habrían visto reducirse su partida, dado que los tres países más beneficiados no pueden sumar juntos más de 60.000 millones.

El interés de los préstamos dependerá de la confianza de los mercados en Bruselas, si bien con el rating de triple A que otorgan a la Comisión las principales agencias de calificación, estos no serán muy elevados. También está pendiente de conocerse la fecha en la que se efectuarán los desembolsos, a la espera de que algunos países aporten a Bruselas los avales necesarios. El Gobierno español estima que el primero de los pagos de Bruselas llegará de forma inminente, en otoño de 2020, y el resto, a partir de 2021.

“Los regímenes de reducción del tiempo de trabajo han sido fundamentales para amortiguar el impacto en el empleo de la pandemia. SURE representa la contribución de la Unión Europea a estas redes esenciales de seguridad”, ha defendido el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. Para la presidenta, Ursula von der Leyen, se trata de “un claro símbolo de solidaridad ante una crisis sin precedentes”.

Los países del Sur y el Este del continente, en peor posición financiera para responder a la crisis, han sido los que han copado casi en exclusiva las peticiones de auxilio a Bruselas. De los 17 socios europeos implicados en el programa, solo Bélgica, con una elevada deuda pública, no forma parte de esas dos áreas geográficas.

Las ayudas, con las que la UE busca no repetir los errores del pasado, cuando la respuesta a la crisis llegaba tarde y sin potencia de fuego suficiente, forman parte de la triple red de seguridad aprobada por Bruselas en abril para apoyar las finanzas estatales, con hasta 240.000 millones de euros del fondo de rescate europeo (Mede); 200.000 millones del Banco Europeo de Inversión (BEI) y los citados 100.000 millones de la Comisión para el programa SURE de sostenimiento del empleo.

La factura de la crisis, todavía desconocida, será así menor gracias a la asistencia comunitaria. Tras años apoyándose en el Banco Central Europeo para reducir los intereses de la deuda. Y con Fráncfort predicando sin éxito que su política monetaria expansiva debía ir acompañada de una política fiscal expansiva, Bruselas se ha lanzado a un programa de estímulos sin precedentes obligada por el shock provocado por los confinamientos para frenar el virus, que han hecho desplomarse la economía de la UE un 11,7% entre abril y junio.

Junto al balón de oxígeno a los Estados para afrontar los subsidios de desempleo, Bruselas acordó en la histórica cumbre de julio endeudarse con 750.000 millones para financiar un estímulo económico extraordinario con 390.000 millones de euros en subvenciones y 360.000 millones en créditos. De ellos, España recibirá 140.000 millones, de los cuales 72.700 serán ayudas a fondo perdido.


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