El sector turístico español busca alternativas para compensar la pérdida del viajero ruso y contrarrestar la merma de ingresos que comportará su ausencia el próximo verano. Un perjuicio que Turespaña, el Instituto de Turismo de España, cifra en 1400 millones de euros. El cálculo se basa en los registros del año 2019, último ejercicio previo a la pandemia, cuando se contabilizaron 13 millones de pernoctaciones rusas en España. Entonces, representaron el 2,25% sobre el total de noches de hotel contratadas. Pero hay destinos turísticos donde el acento eslavo se hacía muy presente desde comienzos de temporada, y donde este año se da por descontado que la incomparecencia rusa generará un encogimiento contable. En la Costa Daurada, en Tarragona, el mercado ruso representó el 18% de las pernoctaciones hoteleras en 2019.
Rellenar el hueco que se presume en el libro de reservas supone un quebradero de cabeza. La fama de derrochador que tiene el turista ruso no es casual. Según la información de Turespaña, los rusos representaron el 2,7% de los gastos realizados con tarjetas de crédito extranjeras en España durante 2019. En Cataluña y en la Comunidad Valenciana el gasto ruso rozó el 5% del total de compras y consumiciones pagadas con tarjetas extranjeras.
El Ayuntamiento de Salou acogió este lunes un encuentro entre instituciones y empresarios hoteleros para trazar un plan que mitigue el menoscabo económico que va a provocar la carencia de turismo ruso como consecuencia del conflicto bélico. Salou se presenta como el segundo destino preferido en Cataluña, solo por detrás de la ciudad de Barcelona. “Y si tenemos en cuenta toda la Península, Salou se ubica como la cuarta opción preferida por los turistas”, se afirma desde el consistorio.
Miguel Sanz, director general de Turespaña, puso de relieve que se está tratando de “consensuar un plan de trabajo para amortiguar el impacto de la caída del turismo ruso en Cataluña y el resto de España”. La apuesta es redoblar los esfuerzos y las campañas de marketing para captar más clientes en países que, tradicionalmente, ya son muy receptivos a las ofertas de sol y playa. Es el caso del mercado británico y del francés, principalmente. También se busca seducir al viajero alemán, al belga y al neerlandés, y se barajan estrategias pioneras para generar interés en Suiza e Italia.
“Vamos a realizar acciones digitales y a poner en marcha una mayor visibilidad de contenidos de Costa Daurada a través de canales de las redes sociales de Turespaña y del resto de organizaciones involucradas”, manifestó Sanz. Salou registró, en 2019, ocho millones de pernoctaciones. El mercado británico fue el principal cliente extranjero, con 1,4 millones de pernoctaciones, seguido del francés y el ruso, con más de 900.000 noches de hotel cada uno. “El ruso es un mercado que está excluido del flujo turístico, hay que ser realista y poner soluciones”, apuntó Narcís Ferrer, director general de la Agencia Catalana de Turismo.
En 2020, tras el estallido de la pandemia del coronavirus, la aportación rusa al sector turístico español fue de 113 millones de euros, una pérdida del gasto del 90%, en comparación con 2019.
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