EL PAÍS

El Gobierno de EE UU abre una investigación a Norfolk Southern por los frecuentes siniestros de sus trenes


Una nube de humo tóxico tras el descarrilamiento de un mercancías, el 6 de febrero en East Palestine (Ohio).Gene J. Puskar (AP)

La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, en sus siglas inglesas; agencia federal) ha anunciado este martes la apertura de una “investigación especial” a la compañía privada Norfolk Southern, dos de cuyos trenes de mercancías han protagonizado sendos accidentes en poco más de un mes en el Estado de Ohio. Este mismo martes, horas antes del anuncio de la NTSB, la compañía ha reportado además el fatal accidente de un maquinista que fue golpeado por un volquete cuando el tren que conducía cruzaba una vía en un complejo industrial en Cleveland, también en Ohio.

La acumulación de siniestros de la empresa -cinco accidentes significativos desde diciembre de 2021, uno de ellos, el de East Palestine a primeros de febrero, con graves consecuencias medioambientales- ha empujado a la NTSB a indagar en las medidas de seguridad y las prácticas vigentes en Norfolk Southern, una de las compañías privadas de transporte ferroviario de mercancías. Tres de los cinco accidentes tuvieron resultados fatales, con sendos trabajadores muertos.

“Dado el número y la importancia de los recientes accidentes de Norfolk Southern, la NTSB también insta a la compañía a tomar medidas inmediatas para revisar y evaluar sus prácticas de seguridad, con la aportación de los empleados y otros [agentes], y aplicar los cambios necesarios para mejorar la seguridad”, ha dicho la junta en un comunicado.

Norfolk Southern está bajo escrutinio desde el descarrilamiento de un tren que transportaba materiales peligrosos el pasado 3 de febrero, lo que obligó a evacuar a la población. Otro de sus mercancías descarriló el sábado cerca de Springfield, también en el Estado de Ohio, sin víctimas ni protocolos de evacuación en este caso. Los tramos por los que se desplazaban los dos trenes son también de titularidad privada. El transporte ferroviario de mercancías es clave para la distribución de un sector, el manufacturero, que representa el 11,3% de la economía estadounidense. La fluidez del transporte es asimismo crucial para garantizar el buen funcionamiento de las cadenas de suministro, gripadas desde finales de 2021 y durante buena parte del año pasado.

Sobre los fallos que provocaron la catástrofe de East Palestine, la NTSB publicó la semana pasada un informe preliminar que constata el deterioro de las cubiertas protectoras de aluminio utilizadas en los cinco vagones cisterna cargados de cloruro de vinilo que descarrilaron el 3 de febrero. El 22 de febrero, los peritos completaron la evaluación de daños de los restantes vagones cisterna (seis) que transportaban otros materiales peligrosos. Según la inspección, el impacto del descarrilamiento hizo que los dispositivos de alivio de presión, que funcionaron según lo previsto para evitar la presión de los vagones cisterna, expulsaran gas ardiendo que pudo fundir o consumir dichas cubiertas. Tras el siniestro se produjo un gran incendio y una densa nube de humo negro que arrojó durante horas sustancias tóxicas a la atmósfera, según un resumen del informe colgado en la página web de la Junta.

Batalla política

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“Sienten que pueden aprovecharse de nosotros porque somos una ciudad pequeña”, declaró a CBC News un vecino de East Palestine (Ohio) tras el siniestro. “Lo que se transporta en esos vagones tiene más valor que las vidas de los residentes de esta comunidad”. Las críticas de los afectados, reticentes a volver a sus casas aunque la Agencia de Protección Ambiental (EPA, en sus siglas inglesas) descartara enseguida riesgos para la salud, se vieron incrementadas por el retraso del secretario de Transporte, Pete Buttigieg, en visitar la zona. Buttigieg tardó 17 días en viajar a East Palestine, bastantes más que el expresidente Donald Trump, aunque hace dos días asumió públicamente el error político de la demora. En su día, inmediatamente después del accidente, atribuyó el accidente al desdén hacia las medidas de seguridad de la Administración de Donald Trump, que revirtió iniciativas aprobadas durante el mandato de Barack Obama, pero el titular de Transporte ha acabado asumiendo su responsabilidad por la inacción hace dos días, en medio de una creciente bronca política entre republicanos y demócratas.

El responsable de Norfolk Southern, Alan Shaw, que ha mostrado su disposición a cooperar con la Junta, comparecerá este jueves ante el Congreso para responder sobre la seguridad de sus trenes. Como aperitivo de su declaración, el ejecutivo ha manifestado propósito de enmienda. “De cara al futuro, vamos a reconstruir nuestra cultura de la seguridad desde los cimientos. Vamos a invertir más en seguridad. Esta empresa no es así, no es aceptable [lo que sucede] y no seguirá pasando”, ha dicho este martes mediante un comunicado.

Los descarrilamientos de Norfolk Southern también han puesto en el punto de mira la normativa ferroviaria federal. La investigación federal se produce en un momento en que los legisladores están tramitando una ley que aumentaría la normativa ferroviaria y mejoraría las medidas de seguridad. Sin embargo, la propuesta bipartidista se ha topado con la oposición republicana en el Senado, ya que deja los detalles en manos del Departamento de Transporte, es decir, de la Administración demócrata.

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