El Gobierno murciano ordena el confinamiento de Totana por segunda vez desde el fin del estado de alarma


El municipio murciano de Totana (31.000 habitantes) vuelve a estar confinado desde este lunes, con restricciones similares a las que se establecieron en la fase 1 de la desescalada, para tratar de frenar el aumento de casos de coronavirus, que actualmente tiene en la localidad una tasa de incidencia acumulada de 1.155 casos por cada 100.000 habitantes en la última semana. Totana se convierte así en el primer municipio de la comunidad autónoma en pasar por dos confinamientos desde que terminó el estado de alarma, ya que estuvo en la misma situación desde el 23 de julio hasta el 12 de agosto.

En aquellos momentos, la tasa de incidencia acumulada era menos de la mitad que actualmente (409 casos por cada 100.000 habitantes), y el confinamiento logró reducirla a solo 96 casos por cada 100.000, según ha detallado en rueda de prensa el consejero de Salud, Manuel Villegas. La localidad, que tiene en torno a un tercio de población de procedencia extranjera, la mayoría latinoamericanos y marroquíes, y un elevado número de trabajadores del sector agrario, fue también la última de la comunidad autónoma en avanzar en la desescalada. Su actual tasa de incidencia casi multiplica por seis la media regional, que esta semana, según el servicio de Epidemiología de la comunidad autónoma, es de 209 casos por cada 100.000 habitantes. Según el último informe del Ministerio de Sanidad, del pasado viernes, la incidencia acumulada nacional en la última semana fue de 121 por cada 100.000 habitantes.

El alcalde del municipio, Juan José Cánovas, ha calificado de “escalofriante” el dato de Totana. El anuncio de este nuevo confinamiento, ha lamentado, supone “un mazazo muy importante” para toda la localidad, pero la situación se había vuelto ya “insostenible” y del anterior confinamiento quedó demostrado que esas medidas, “por desgracia”, son las únicas que dan resultados. A falta de la publicación de la orden en la que se establecerán las medidas concretas para el municipio, el consejero ya ha adelantado que serán similares a las que se decretaron para la fase 1 de la desescalada, aunque flexibilizadas, al igual que se ha hecho en los municipios de Lorca y de Jumilla, que también se encuentran confinados desde el 14 y el 11 de septiembre respectivamente, y que seguirán al menos una semana más en esa situación.

En ambos casos, las restricciones incluyen el confinamiento perimetral de la población, que no podrá entrar ni salir del municipio salvo para actividades esenciales como ir a trabajar o al médico, así como limitaciones de aforo en comercios y negocios de hostelería, donde solo podrán funcionar las terrazas. El Gobierno ya había acordado previamente que los escolares no se incorporasen a las aulas de manera presencial el pasado 14 de septiembre, cuando arrancó el curso en la comunidad autónoma.

El alcalde ha insistido en enviar un “mensaje de tranquilidad” a los vecinos, porque “la salud y la vida están por encima de cualquier otra cuestión”, aunque ha reconocido que es consciente de que algunos sectores, que ya están atravesando por serias dificultades, se enfrentarán ahora de nuevo a una situación muy complicada en la que “lo van a pasar muy mal”.

Es el caso de la hostelería, como explica a EL PAÍS Martín Miras, presidente de la asociación local de hosteleros, que ve el nuevo confinamiento “como la puntilla” que hace cada vez más difícil que los negocios puedan sobrevivir a esta crisis sociosanitaria. “Si tenemos que volver a cerrar los interiores de los locales y solo funcionar con el 50% de los aforos en las terrazas, como ya ocurrió en verano, va a ser una pesadilla”, advierte, y recuerda que el tiempo cada vez acompaña menos para tomar algo al aire libre, por lo que muchos locales no podrán sobrevivir. Algunos bares del centro, de menor tamaño y muchos de ellos sin terraza por ubicarse en calles estrechas o peatonales, asegura, están empezando a cerrar, y él mismo se ha dado de plazo hasta final de este año para decidir si mantiene o no su negocio: “Soy pesimista, los casos no dejan de crecer”, lamenta.

También los comerciantes tienen una sensación agridulce, explica el presidente de su asociación, Francisco Parrales, que advierte de que la situación “se ha ido de las manos” y pide incluso el confinamiento de las personas contagiadas en dependencias municipales para garantizar que se cumplen las cuarentenas. Los comerciantes tienen convocada esta noche una reunión para analizar la situación a la que se enfrentarán en las próximas semanas.

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