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El Gobierno suprime 85 ‘embalses zombis’ de los nuevos planes hidrológicos


Como si fuera una carta a los Reyes Magos, los planes hidrológicos de las 25 cuencas hidrográficas de España han incluido decenas de anuncios de construcción de nuevas presas y embalses en la última década. Pero esas promesas que las Administraciones hacían a los colectivos de agricultores que querían acceder al regadío o mejorar sus concesiones no se han materializado en la inmensa mayoría de los casos. El Ministerio para la Transición Ecológica acaba de sacar a información pública los planes de la decena de cuencas de los ríos que son de su competencia al extenderse por más de una comunidad autónoma. Y el departamento de la vicepresidenta Teresa Ribera ha eliminado de esos programas 85 embalses zombis que se incluían en las anteriores planificaciones, pero que no son viables o, simplemente, no está previsto que comiencen a ejecutarse durante los próximos seis años, el periodo de vigencia de los nuevos planes hidrológicos.

Solo en la cuenca del Ebro, el mayor río de España, se han eliminado más de cuatro decenas de proyectos de presas, explica Teodoro Estrela, director general del Agua del ministerio. Ahora, en la nueva planificación —que acaba de comenzar la fase de alegaciones— no se prevé que se inicie en los próximos seis años ningún embalse nuevo en el Ebro. Sí se contempla en esta cuenca la conclusión de cinco presas que ya estaban en ejecución, cuyo presupuesto asciende a 154 millones de euros.

En total, en la decena de planes de cuenca competencia del Estado, solo se incluyen ahora 10 nuevas presas. “La mayoría son de laminación para prevenir avenidas”, sostiene Estrela. El presupuesto para esa decena de proyectos y para completar los cinco embalses ya iniciados en el Ebro asciende a 287 millones de euros para el periodo comprendido entre 2022 y 2027, según la información que maneja el ministerio.

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“No tiene sentido mantener esas expectativas”, dice el director general del Agua sobre las promesas de construcción de embalses para el regadío que se recogían en los últimos planes de cuenca. “No podemos seguir incrementando los usos”, insiste Estrela, que explica que en los próximos seis años no habrá un aumento del agua que se destina a la agricultura de regadío en España.

El director general del Agua asegura que el ministerio ha tratado de realizar un ejercicio de “realismo” en la planificación al sacar esos proyectos prometidos que tenían muy difícil ejecución de aquí a 2027 por razones medioambientales, de verdadera utilidad o presupuestarias. Pero, además, no construir más embalses también encaja en la filosofía que el Gobierno quiere que envuelva la nueva planificación: el reconocimiento a la escasez de los recursos hídricos.

Durante la presentación oficial de los planes el lunes pasado, Ribera advirtió de los efectos que está teniendo el cambio climático ya en las masas de agua dulce del país. Recordó que las “previsiones a medio y largo plazo alertan de una reducción de la disponibilidad de agua”. Esto repercutirá por lo tanto en los usos. El ministerio baraja un escenario en el que se deberá reducir la utilización de recursos hídricos un 5% para 2030 y un 15% para 2050.

De momento, esto se traduce en que en los próximos tres años disminuirá el agua reconocida como disponible en 1.700 hectómetros cúbicos en el conjunto de la decena de cuencas de competencia estatal. Estrela explica que es la primera vez que una planificación hidrológica recoge una reducción de este tipo. Esta bajada representa un 6% respecto a los 28.000 hectómetros cúbicos reconocidos en esas 10 cuencas para usos urbanos, industriales y agrícolas. De la pérdida de 1.700 hectómetros cúbicos, 1.000 se corresponden con usos previstos para el regadío.

Inversiones

Eliminar las 85 presas zombis de los planes de cuenca supone también liberar presupuesto, aunque solo sea sobre el papel. Porque si una cosa caracteriza a la planificación hidrológica española es la baja ejecución de las inversiones que se prometen en los diferentes planes; ocurre con las presas, con otras infraestructuras de regadío, con la depuración de aguas urbanas… Según los datos facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica, la inversión requerida para acometer los 85 embalses descartados rondaría los 3.500 millones de euros.

La falta de ejecución de lo previsto en la planificación es una de las críticas más repetidas por los regantes desde hace años. Juan Valero, el secretario general de la asociación de regantes Fenacor, volvió a incidir en este asunto el pasado lunes cuando lanzó como principal petición al ministerio que se ejecuten las inversiones que se planteen. “Que se cumplan las actuaciones”, pidió.

Estrela admite el bajo ritmo de ejecución de las diferentes planificaciones. Según el último informe oficial de seguimiento de los 25 planes de cuenca de todo el país —aquí se incluyen los que son de competencia estatal y los que son autonómicos—, en diciembre de 2019 solo se había ejecutado el 19,8% de las inversiones previstas para el periodo comprendido entre 2015 y 2021. En esas cuentas se incluyen las inversiones estatales y las autonómicas. El director general del Agua asegura que el nivel de ejecución en el caso solo de la Administración general del Estado a finales de 2019 rondaba el 35%.

Los planes de cuenca que ha sacado a información pública ahora el ministerio prevén una inversión total de 21.000 millones de euros para los próximos seis años, de los que 8.000 los deberá ejecutar la Administración central. La partida de mayor cuantía es la que se corresponde con los objetivos ambientales, en la que se incluye la depuración de aguas urbanas, que asciende hasta los 10.546 millones de euros (lo que supone el 50% de toda la inversión prevista). Al abastecimiento y al regadío le corresponden 5.141 millones, es decir, casi el 25% de todo lo comprometido.

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