El gol de cabeza, amenazado en la Premier


El gol de cabeza, como la ballena azul, es una especie amenazada. En ningún lugar corre más peligro que en su hábitat original, las Islas Británicas. Allí la Premier registra un verdadero declive. Esta temporada la liga inglesa es el gran torneo europeo en el que menos goles de cabeza se producen. Desde hace más de una década la tendencia parece irreversible.

”La Premier es una liga física”, dice Michu, que en su primera temporada en el Swansea, la 2012-13, metió 22 goles, muchos de ellos a cabezazos. “Pero al llegar tantos españoles con otro perfil, gente como Cazorla, Mata, Cesc, Silva… ese tipo de futbolista cambió la Premier, que era una competición con más segundas jugadas. Esos jugadores avanzan menos con centros y más con paredes y jugadas más combinativas”.

Aquella selva del saque de puerta directo al nueve, cuando no de los extremos que derramaban centros desde la línea de fondo, se ha convertido —por intermediación de entrenadores como Wenger, Klopp o Guardiola— en un jardín de toques cortos, paredes y triangulaciones interiores.

Apenas el 14% de los goles que se anotaron este curso en la Premier —89 de 605— se han metido de cabeza. Es la fracción más pequeña de Europa, seguida de la Serie A con un 15%, la Liga con un 16% y la Bundesliga con un 17%.

Como los pistoleros de tambor de seis balas en la alborada de la ametralladora, José Luis Sanmartín Mato, Joselu, observa la modernidad con melancolía. “Cada vez se inculca más el tener la posesión y jugar por abajo”, dice el punta del Alavés, “y esto puede reflejarse estadísticamente en los goles de cabeza”.

Joselu ostenta el récord de duelos aéreos ganados en España. En la temporada 2015-16 se fogueó en el Stoke, verdadero santuario del juego británico de choque. “En el Stoke jugábamos con mucho balón directo”, recuerda. “Teníamos a Peter Crouch y a Jonathan Walters, y a gente rápida como Arnautovic y Saquiri para coger segundas jugadas, y al final hicimos muchos goles con ese tipo de jugadas. Aunque no fueron todos goles de cabeza, en una parte de la jugada empleamos la cabeza, ya sea con una peinada, una dejada o un remate que ocasionó un córner. Era la tradición del Stoke. Años antes habían tenido un especialista de saques de banda que ponía el balón en el área pequeña. ¡Marcaron seis o siete goles de saque de banda en una temporada!”.

Con la excepción de Holanda y Alemania, desde hace una década los goles de cabeza disminuyen en todas las grandes ligas europeas a la par que los remates. Entre los factores que provocan el declive, el menos evidente no es el menos decisivo. “No han desaparecido los grandes rematadores de cabeza sino que han cambiado los centrales”, observa un analista que trabaja para la Premier y prefiere el anonimato. “Primero, porque salvo en la Bundesliga, donde encontramos casos como el de Boateng o Süle que son impensables en otra parte, los clubes seleccionan centrales que destacan por la velocidad de sus movimientos laterales, los giros y la elasticidad, y menos por la estatura y el simple poderío físico. Segundo, porque cada vez se adiestra más a los centrales para que en los centros laterales no pierdan nunca la referencia del hombre, tanto para ganar el duelo como para ensuciar el remate. Antes se quedaban más veces mirando el balón”.

Joselu disecciona el procedimiento con el conocimiento de quien está metido en harina: “Un centro raso es mucho más fácil de despejar y de parar. Lo primordial para mí es que el centro pase el primer palo, para llegar desde atrás. Y luego no dejar que el central te marque cuerpo a cuerpo”.

”Intentas ir al primer palo para luego hacer un desmarque al segundo”, continúa Joselu, “y así te pierden la marca. Hay que jugar con la picardía, con la orientación del cuerpo del central, y con tu posicionamiento para ser más ágil que ellos. El problema es que los centrales cada vez se quedan menos mirando el balón. A muchos les gusta el cuerpo a cuerpo y ahí sí que es una batalla 50-50. A veces a los defensas les basta con tocarte para evitar el gol de cabeza. Debes intentar que no te toquen porque así saben cómo estás posicionado y para ellos es una ventaja. Contra el Barça me tiraron un muy buen centro, y simplemente cuerpeándome un poco, Dest me hizo imposible girar el cuello”.

“Se marcan menos goles de cabeza no porque se fallen muchas ocasiones sino porque se han reducido las ocasiones de remate”, dice Javi Gracia, que dirigió al Watford hacia la final de Copa de 2019 armándose del juego aéreo de Andre Gray y Troy Deeney.

“Las ocasiones se reducen porque ha variado la manera de atacar”, abunda el técnico. “Ya no se busca tanto ese centro lateral para una disputa aérea, ese juego directo. Por Vemos que se marcan muchas más acciones de robo y acabar la jugada en pocos segundos, o de juego elaborado, pero no de entradas por banda, centro y remate. La figura del delantero centro ha cambiado. No vemos nueves tan dominadores en los grandes equipos, salvo en el Chelsea con Lukaku. Predominan los jugadores que se mueven en zonas intermedias”.

Michu asiente: “Los extremos tienden a meterse hacia adentro, y es mucho más difícil colgar un centro eficaz si sales hacia adentro que si te abres a banda para centrar con tu pierna natural. Muchos equipos ponen a los extremos a pierna cambiada y esto deriva en que se hagan menos centros que hace diez años”.

Excepción del Liverpool

Hay excepciones a la tendencia. El Liverpool no solo se ha situado en la vanguardia del juego por su sentido de la elaboración sino por las maniobras que propician lluvias de centros a cargo de los laterales, Robertson y Alexander-Arnold. Así lo indica Joselu: “Mucha gente dice que solo los grandotes marcan goles de cabeza. Eso es mentira. Ves al Liverpool con Sadio Mané, que mide menos de 1,70, y hace muchos goles de cabeza porque se desmarca muy bien, aprovechando los movimientos del interior y del delantero”.

“Sadio intuye rápidamente la mala colocación del central y luego tiene la calidad de Alexander-Arnold que le pone muy buenos centros desde la derecha”, dice Joselu. “Porque hoy se ven menos extremos a pierna natural, pero hay equipos como el Liverpool con laterales que no paran de meter centros. Lo primordial es meter buenos balones entre el punto de penalti y el primer palo o el punto de penalti y el segundo palo, porque ahí siempre acaban pasando cosas”.

Una imagen esperanzadora atraviesa la mente de Michu ante la perspectiva de la gran extinción. “¡Pero si yo siempre veo goles de cabeza!”, dice “¡La semana pasada dos chicos del Burgos que miden menos de 1,75 metieron un gol de cabeza cada uno! Pero supongo que las defensas se están corrigiendo: evitar goles de cabeza es más fácil que evitarlos por abajo con el pie”.

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