Javi Martínez dejó muchos destellos de clase a lo largo de sus 251 partidos con el Athletic. Eternas cabalgadas en el Calderón o en Riazor, el gol que abrió la goleada al Sevilla en la vuelta de semifinales de Copa de 2009, dominio de las alturas, una enorme capacidad para anticipar… y un triciclo. La maravilla de gol que inventó frente al Almería cumplió ayer diez años. Hubo más importantes, pero es probable que ninguno de tan bella factura como el cosechado en el 4-1 que los leones endosaron a los andaluces el 11 de abril de 2010.
Fue Javi Martínez en estado puro. Luciendo todas sus virtudes en unos pocos segundos. El de Aiegi interceptó el pase de un rival que pretendía salir con el balón jugado desde atrás. Ganó la pelota dividida en el sector izquierdo del ataque bilbaíno, cerca de la línea de banda y metió el turbo. Entró en el área, se revolvió en un baldosín ante tres rivales y superó por el palo corto a Diego Alves con un toque de calidad con la zurda.
San Mamés se puso a cantar a coro “Javi, Javi”. Eran los compases iniciales del segundo periodo y suponía el 3-0 momentáneo para el Athletic. El gol fue bautizado, como no podía ser de otra manera, por el gracejo de Joaquín Caparrós. “Hablamos de una jugada suya que en vez de una bicicleta es el triciclo. La hace en los entrenamientos y le decimos que se atreva en los partidos. Cuando coja confianza en su templanza para hacer esas jugadas, seguro que va a meter más de un gol así”, apuntó el utrerano en sala de prensa.
Esa y otras acciones repletas de calidad y potencia le valieron a Javi Martínez para colarse in extremis en la lista para el Mundial de 2010 en Sudáfrica. “Triciclo es un nombre feo para un gol, ¿no?”, replicó el ahora jugador del Bayern en zona mixta. Una jugada que dio el salto de Lezama a San Mamés como había confirmado previamente Caparrós: “En los entrenamientos lo he hecho, me decían que lo intentase en los partidos”.
Javi tenía 21 años por aquel entonces y ya deslumbraba. Admitió que su gol fue “guay”, aunque quiso restarse importancia tirando también de humor: “Joe macho, que no he pintado un cuadro”. Al navarro le llegaron los cánticos y los aplausos de la grada rojiblanca. Fue “increíble, uno de los momentos más emocionantes” que había vivido en los cuatro años que llevaba en Bilbao.
El triciclo fue la guinda para Javi Martínez. La muesca que supuso su doblete contra el Almería. También abrió la cuenta antes de alcanzar el cuarto de hora con un cabezazo picado a la salida de un córner. Sintió “una felicidad inmensa” por todo lo acontecido. La alegría fue completa. A su brillante actuación personal le sumó la clara victoria de un Athletic que peleaba por los puestos de Europa League.
Fue el típico choque de los leones con Caparrós a los mandos en los que salían pisando el acelerador. Antes del primer gol ya habían dado un palo, Clos Gómez no había visto un penalti por una mano como un piano de grande y Alves había volado para evitar el tanto de Llorente. Gabilondo firmó el segundo con un zurdazo desde fuera del área que se coló en la escuadra y, acto seguido, Llorente desperdició un penalti. El triciclo de Javi Martínez fue el tercero y, nada más que el Almería sacó de centro, el Athletic robó el esférico y armó una contra para que Llorente hiciera el cuarto. Piatti logró el gol del honor para los andaluces.
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