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El GP de Australia de F1, un caos y un ridículo evitables

Vas coger tu barca. Se mueve por el fuerte oleaje. Te ves con el agua al cuello. Pero decides seguir adelante, dejándote llevar por el ‘no pasa nada’. Y cuando estás en alta mar, te das cuenta de que sí pasa. Le pasó a la F1. Se metió en medio del océano y tuvo que recular cuando vio que cuando el poder y el dinero no podían con algo más importante: la salud de las personas. La F1 no supo gestionar una crisis que se veía venir. Jugó con fuego y este jueves, en Albert Park, se quemó con una mecha que pudo apagar hace tiempo.



En los test de Barcelona, hace semanas, los equipos mostraron su preocupación por poder viajar y por el solo hecho de cómo controlar lo incontrolable, un virus que podía llevar al paddock cualquier persona de cualquier equipo o un aficionado. La salud debía ser lo más importante, teniendo en cuenta que la decisión de FIA y F1 arrastraba con ellos a un ‘Gran Circo’ compuesto por 2000 personas, 400 de ellas procedentes de Italia, y la mayoría del norte, la zona más afectada por el coronavirus de Europa.

Pero los promotores del Gran Premio, el gobierno australiano y la F1 decidieron tirar para adelante, sin que nadie quisiera pagar la ‘no fiesta’. Asumiendo riesgos innecesarios.

El dinero es el rey”. Así lo admitía un Hamilton con rostro serio que no entendía muy bien qué hacía en la sala de prensa. A su lado, Vettel le daba la razón. Y es que ayer pocos podían comprender como en un país en el que son tan restrictivos en sus vuelos de entrada, vigilando hasta el más mínimo detalle de los equipajes en busca de una bacteria que pueda dañar su ecosistema, se dejara entrar a más de 2.000 personas procedentes de múltiples zonas afectadas por el coronavirus. La respuesta: el dinero.

Tampoco se comprendía que mientras otros múltiples campeonatos frenaban, la F1 quería seguir acelerando. Pilotos y equipos tomaban grandes precauciones y se alejaban de los fans. La propia Claire Williams recordaba que todos los años solía pasar una hora por la mañana y por la tarde junto a los aficionados en la entrada firmando autógrafos. Y ahora no podía. Dos metros de distancia como mínimo. Había perdido todo el sentido.

La FIA y la F1 no podían cancelar la carrera por los acuerdos comerciales que había de por medio, y por su parte, promotor y gobierno de Australia tampoco querían. Y con ese tira y afloja fueron pasando los días, las semanas, y se llegó hasta el GP. Todo apuntaba bien, pero el riesgo tomado fue excesivo, y les terminó por explotar en la cara.

Y finalmente, pasó lo que podía pasar. A lo que la F1, Liberty, gobierno de Australia y promotores se arriesgaron que pasara. Arriesgaron y se quemaron. Hasta 8 empleados de equipos se sometieron al test de coronavirus. Dos en McLaren, donde se confirmó un positivo.“McLaren se retira del GP de Australia”, anunció. “Nos hemos coordinado con las autoridades para dar los próximos pasos. La prioridad es la seguridad de los fans, los equipos y de todo el personal de la carrera”, dijo la F1. Un poco tarde. Antes prefirieron seguir mientras todo el mundo paraba, sin recordar lo que destacó Sainz: “La F1 no es inmune al coronavirus. Hay que plantearse parar”. Y el aplazamiento del GP de Vietnam (tercera cita) debe estar al caer.

Falta por conocer el futuro de Bahrein, la segunda prueba, que se baraja a puerta cerrada o que podría ser aplazada por las fuertes restricciones de vuelos que ha impuesto. Y es que la posibilidad que ha cogido más fuerza en el paddock es la de que el calendario quede en suspenso hasta el verano, ya que Helmut Marko, de Red Bull, subrayó que la actividad podría comenzar realmente el 7 de junio en el GP de Azerbayán, en Bakú. Todo, tras un bochornoso día en el que la F1 y la FIA tardaron 12 horas en dar una respuesta concreta después del positivo que anunció McLaren. 2 horas antes de que tuvieran que arrancar los motores. Y el día terminó con abucheos de un público que amontonado en la puerta de entrada reclamaba la devolución del dinero de su pase. Un espectáculo bochornoso que se pudo evitar.

Los fans de la F1 terminaron en los accesos reclamando el dinero de sus entradas
Los fans de la F1 terminaron en los accesos reclamando el dinero de sus entradas

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