Espectáculo mayúsculo el que de vio ayer en la caldera de San Mamés. Al igual que en la eliminatoria frente al Barça, la afición rojiblanca no falló a su equipo y volvió a ser protagonista al llenar hasta los topes La Catedral (48.149 ruidosos espectadores) para llevar en volandas a los leones del Athletic, que ‘cazaron’ al Granada pero no supieron darle la estocada necesaria para ver aún más cerca la final de Sevilla.
El conjunto nazarí se ha acostumbrado a sufrir en esta Copa y en el infierno bilbaíno no iba a ser excepción. Pero a pesar de la superioridad avasalladora del Athletic, el equipo de Diego Martínez consiguió salvar la piel tras una derrota mínima que mantiene vivo el sueño de llegar a la segunda final copera de su historia.
Camino empedrado
El camino del Granada en esta Copa es el de un auténtico superviviente. En la segunda ronda, la primera que disputaba el cuadro nazarí, sudaron la gota gorda para eliminar al Hospitalet, un Tercera que llegó al descanso con un 2-0 a su favor. Los de Diego Martínez remontaron para llevar el partido a la prórroga, donde Adrián Ramos les dio el pase.
El conjunto andaluz sobrevivió a tres prórrogas para poder llegar a estas ‘semis’
En 1/32, ante el modesto Tamaraceite (3ª), vio como el equipo canario fallaba un penalti que hubiera empatado la contienda.
En Badalona, frente a un 2ªB, precisó de una nueva prórroga, al igual que ante el Badajoz (2ªB), para poder avanzar en esta Copa. Ya ante un Primera como el Valencia, vigente campeón, flirteó con ir de nuevo al tiempo extra, pero Soldado, con un gol en el 94’, clasificó al Granada para las ‘semis’.
Ayer, después de sufrir durante casi todo el partido, el conjunto nazarí volvió a demostrar su tozudez en no caer a la lona. El conjunto nazarí se sobrepuso al asfixiante ambiente de San Mamés y su presión para salvar una vida, quizás la última, que puede que le lleve a la fina de La Cartuja el próximo 18 de abril.
Rui Silva, pesadilla bilbaína
El de ayer fue un partido de aquellos que perfectamente podrían haber terminado con un resultado de escándalo, pero el portero del Granada se opuso a ello. Rui Silva se erigió como el héroe que precisaba el combinado de Diego Martínez y con sus paradas aguó la fiesta del Athletic.
Muniain, Williams, Raúl
García y Capa debieron soñar la noche de ayer con el meta portugués, que terminó el encuentro con cinco paradas de mérito en su haber. Especial mención la que le hizo al lateral en el 59’, desviando su misil cuando La Catedral ya cantaba el gol.
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