Adrián San Miguel no guardará precisamente un buen recuerdo de la noche de este miércoles. El portero español defendió la portería del Liverpool ante el Atlético de Madrid en ausencia de un Alisson lesionado, y fue involuntario protagonista en el triunfo y consecuente pase a cuartos de final de los de Simeone.
Principalmente por lo que sucedió en el minuto 7 de la prórroga. Poco antes había marcado el Liverpool el 2-0 que, en ese momento, le clasificaba para la siguiente ronda, pero entonces Adrián se equivocó en la salida de balón, regaló el mismo a Joao Félix, y el portugués se lo cedió a Marcos Llorente, que lo mandó a la red.
A partir de ese momento (y también antes) Adrián dio muestras de nerviosismo, y aunque ni mucho menos se puede catalogar como un error, habrá quien estime que también pudo hacer algo más en el segundo tanto de
Marcos Llorente poco después. Más tarde, encajó un tercero en un mano a mano con Morata que acabó de completar una noche de pesadilla para Adrián.
El fútbol tiene estas cosas. La lesión de Alisson había facilitado que Adrián disputase la vuelta de unos octavos de final que hace un par de años difícilmente hubiese soñado con jugar, pero el destino fue cruel con él para convertirle en uno de los involuntarios protagonistas de la eliminación ‘red’ a las manos del Atlético.
Se levantará, porque a fin de cuentas esto es solo un juego, y solo pierde el que participa en el mismo.
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