El guardián invisible


Como si fuese la Inspectora
Salazar en ‘El Guardián Invisible’, Imanol
Alguacil tiró de instinto para alinear a Jon
Pacheco, de Elizondo, ante el Getafe en el partido más importante de la Liga hasta ahora. El del valle del Baztán, con el característico acné juvenil, demostró en 77 minutos sobre el campo del Coliseum que es un proyecto de presente y futuro. Los pronósticos se cumplieron y Pacheco dejó buenas sensaciones en su debut como txuri urdin. El 1-1 nace en sus piernas y el 2-1 del Getafe llegó cuando el navarro abandonó el terreno de juego.



Con la ventaja de tener otros dos centrales a su lado, el ‘26’ no se complicó. El partido tampoco era para demasiados alardes. Sólo él fue capaz de comprender que los balones largos a Isak no estaban funcionando. Con la naturalidad como si llevara 10 años en Primera, Pacheco comenzó a superar líneas de presión dejando lucir sus cualidades. El golpeó, la salida de balón y la excelsa conducción con el cuero controlado.

En el corte en el uno para uno, otra de sus virtudes, también estuvo impecable. En el minuto tres robó de manera precisa el cuero a Duro, chocando espalda con pecho para meter la puntera. “¡Vamos, Pache!”, se escuchó desde la zona técnica.

En ese juego guerrillero que propone siempre el Getafe salió victorioso el de Elizondo. Fueron sus dos compañeros, Le
Normand y Aritz, quienes perdieron sus duelos y regalaron dos goles. Pacheco demostró credenciales para ser el central zurdo titular el jueves ante el Espanyol.

Como si estuviera en el Sanse

La naturalidad y el descaro del navarro hizo que la Real pudiera empatar el partido. El central controló en campo propio, condujo ante la pasividad azulona y regateó al único defensor que salió a buscarle. Resquebrajó la línea y rompió la presión con un pase tocado, medido, a Mi
k
el

Merino
, que pudo girar y encontrar a Oyarzabal en la única jugada de triangulación con velocidad y precisión de la Real en todo el partido. El VAR, esta vez sí, dio validez al gol anulado por el línea y Pacheco estalló de alegría junto a Imanol
Alguacil, que corrigió su posición mientras celebraba el empate sin tiempo que perder.

La Real mejoró y el equipo seguió jugando más, sobre todo con balón, por la izquierda con Monreal que por la derecha con Zaldua. Pacheco tiró de valentía para ser protagonista con sus conducciones hasta que Alguacil, erróneamente, retirara al mejor central sobre el verde de los cuatro que jugaron en esa posición en el Coliseum. Seis minutos después, un balón largo inocente que primero Zubeldia dejó botar y luego Aritz dejó pasar, manchó el debut de un prometedor chaval del 2001.


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