Paolo Banchero, ese ‘rookie’ que tanto asombra porque no se veía un novato igual desde la época de LeBron -a la espera del desembarco de Wembanyama-, Bol Bol, ese gigante de goma, esa reencarnación literal de su mismísimo padre, Manute Bol, sufrieron en la diversión de un O.G. Anunoby ávido por encontrar sus límites -máximo de temporada con 32 puntos y de un Pascal Siakam que reclama su dorsal en la carrera por el MVP (26 tantos, 10 asistencias y 8 rebotes) en el Toronto Raptors 121-108 Orlando Magic.
Fue una noche de insomnio en especial para Paolo, dominado cual monigote por Siakam cerca de su aro, incapaz de expresarse ante la portentosa defensa del camerunés, que le hizo conocer un poco mejor la otra cara de la NBA, primero vez el ‘5’ que se queda por debajo de los dobles dígitos tanto en en anotación como en lanzamientos (9 puntos y un 2/8 en tiros de campo) porque el pívot de los Raptors, sencillamente, no se lo permitió. Juancho Hernangómez se retiró lesionado en el segundo cuarto tras cinco minutos y 1 punto con un esguince de tobillo que en principio, a falta de más pruebas, no parece ser grave.
El futuro en parte es de Orlando si Paolo Banchero y Bol Bol, si las lesiones no le interrumpen más, siguen con su destape, si, también Markelle Fultz, tan curtido en tragedias el número 1 del draft de 2017, puede manifestarse sin la censura de las lesiones. Al contrario que Banchero y Fultz (7 puntos), Bol, de 23 años, ofreció un generoso avance de lo que puede llegar a ser (18 tantos con un 7/8 en TC y 7 rebotes), el único no ‘raptor’, que elevó los decibelios de un Scotiabank Arena que sabe apreciar lo bueno, sumido en sonoros susurros de admiración del público de Toronto, que si una penetración tras paso doble, que si un tapón a un All-Star como VanVleet, que si un salvaje mate a una mano.
Puede ser un fenómeno de magnitud, pero ha corrido la mala suerte de que viene un Victor Wembanyama por detrás incluso unos cuantos más joven que él -18 años-, y es visto, por su similitud, como una especie de ‘anticipo’ del unicornio francés, algo que le molesta. Le encanta que le hablen de su legendario padre, pero, por encima de todo, quiere ser él. El galo es quien es, mejor dicho todavía tiene que serlo pero el pívot nacido en Sudan merece un respeto. Quién sabe si de ahí no puede nacer una rompedora rivalidad.
Su fue cabizbaja la prodigiosa pareja de Orlando, pero a veces es necesario pasar por trances duros como este para aprender, padecer a jugadores como Pascal Siakam, aún joven el africano (28 años) pero ‘perro viejo’ al lado de los tiernos 20 de Banchero y 23 de Bol. Como Siakam, Bol Bol y Paolo Banchero tienen muchos fundamentos pero les faltan los trucos que sólo se aprenden con la edad. Y les sobran novatadas como las que cometió Paolo, que perdió un balón nada más sacar de fondo y tuvo que cometer falta. Dos puntos y una infracción a la saca de la nada.
El entrenador de Orlando Magic, Jamahl Mosley, dijo en la previa que había insistido mucho a sus pupilos lo que no había que hacer para no dar a los Raptors, el equipo de la NBA que más anota tras pérdida con casi 22 puntos por partido. Pero la necesidad de los Raptors se lo iba a llevar todo por delante.
La franquicia canadiense sufre una especie de trastorno bipolar, todo timidez y apatía fuera y todo determinación y energía en casa. De las amplias derrotas contra Pelicans sobre todo (126-108) y Nets (114-105), del sonrojante 41-15 en Brooklyn en el primer cuarto al 36-22 favorable ante Orlando en el primer parcial. Se intuía que había habido una constructiva pero dura reflexión en el vestuario. “Hemos hablado, los chicos han entendido lo que es aceptable. Hemos tenido en estos últimos partidos problemas de ejecución en defensa y en ataque, donde es una cuestión de ritmo y espacio”, advertía Nurse en la previa.
La ejecución de sus pupilos no pudo ser esta vez más precisa. Banchero fue sujetado desde el principio, a solas con Siakam cuando era el camerunés el que se quedaba con él, recibiendo 2×1 cuando le defendía Fred VanVleet, otro partido más discreto en el tiro (13 puntos con un 4/11). El buen trabajo cerca de su aro, con la colaboración de otros como Christian Koloko dejaba hecho parte del de ataque con las transiciones. Por supuesto, también intervino O.G. Anunoby. El británico, inagotable, es de esos de los que, si sus superiores no le dicen basta, y si Nurse no le retira, quién sabe hasta donde hubiera llegado con unos Magic además casi rendidos tras el descanso (64-48).
Banchero no despegó y, si le hacía alguna a Siakam, como un elegante tiro de media distancia en suspensión, el africano se la devolvía de la misma manera. Sin que Markelle Fultz pudiera aportar soluciones en la dirección ni que los destellos de Bol Bol tuvieran efecto, la defensa de los Magic en el 5 vs 5 también fracasó. La zona aparenta ser un buen remedio para protegerse frente al tamaño y la velocidad de los Raptors en el uno contra uno, pero Anunoby, con su fuerza en el poste, también es una arma letal para echar abajo este tipo de defensas y los Raptors las saben rasgar con cortes y los ojos que todo lo ven de Siakam para encontrar al compañero liberado en el perímetro tras atraer rivales y su tiro de media distancia. También dijo la suya Scottie Barnes, con un doble de 17 puntos (8/10 en lanzamientos) y 14 rebotes.
Si es que hubo reprimendas tras las debacles de New Orleans y Nueva York, Nurse no podía esta vez más que comerse a besos a los suyos. Y el técnico de Orlando, Jamahl Mosley, decirle al atractivo dúo Banchero – Bol que aprenda de experiencias como esta. Si lo hacen, el futuro es suyo.