Enfrentada a la FIFA durante muchos años, la federación inglesa accedió a participar en Brasil’50 y se llevó uno de los peores chascos de la historia del fútbol mundial. Un haitiano, en las filas de Estados Unidos, les marcó el primer gol en un Mundial en la fase de grupos, supuso una derrota y, tras perder ante la España de Zarra (1-0), quedarse fuera de la siguiente ronda. Una humillación en toda regla.
Seleccionado en el último minuto
Joseph Edouard Gaetjens (19/marzo/1924) procedía de una familia acomodada de ascendencia alemana de un barrio rico de Port-au-Prince. En 1947, con 23 años, consigue una beca del gobierno de Haití para irse a estudiar contabilidad en la Universidad de Columbia en Nueva York. Como cualquier otro inmigrante, debe complementar la beca con un trabajo, y se ocupa del lavaplatos en el restaurante Rudy’s Cafe. Propiedad de Eugene ‘Rudy’ Díaz, dueño también de un equipo, el Brookhattan, se hartó de marcar goles. Dato que no pasó desapercibido por la federación norteamericana de fútbol que buscaba desesperadamente jugadores para poder participar en el Mundial de Brasil de 1950.
Aunque Gaetjens había disputado dos partidos amistosos con Haití, la promesa de que se convertiría en ciudadano americano tras la cita era la única validez que necesitaba la Federación para poner en la lista a un jugador. En el equipo ya figuraban dos jugadores adquiridos en el último momento: Joseph Maca, nacido en Bélgica y Ed McIlvenny, escocés. Una selección de amateurs que quedó encuadrada en el grupo 2 junto a Inglaterra, Chile y España.
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‘The Miracle Match’
Estados Unidos debutó en Brasil’50 el 25 de junio ante España. Aunque cayó derrotada 3-1, dominó el marcador desde el minuto 17 con un gol de Pariani y los españoles no remontaron hasta el 81 con un gol de Igoa. Luego llegaron los tantos de Basora y Zarra. Por su parte los ingleses se enfrentaron a Chile venciendo 2-0. Con un récord después de la II Guerra Mundial de 23 victorias, 4 derrotas y 3 empates, Inglaterra llegaba a Brasil con resultados tan contundentes como un 4-0 a los italianos y un 10-0 a los portugueses.
El 29 de junio Estados Unidos saltó al terreno de juego del estadio Independencia de Belo Horizonte con la convicción de encajar el mínimo de goles posibles. El acecho que puso Inglaterra sobre la portería de Frank Borghi durante la primera media hora del partido fue asfixiante. Hasta seis veces rechazaron los palos los disparos de los ingleses. Pero llegó el minuto 38 y un chut elevado de Walter Bahr hizo salir a Bert Williams del arco pero no contó con que Gaetjens se elevaría por encima de sus manos y rozaría suavemente el balón para enviarlo al fondo de la red.
En el segundo tiempo, Inglaterra siguió torpedeando, sin éxito, la portería de Borghi, que en realidad era jugador de beisbol de Missouri, que no sabía jugar con los pies, pero que desquició a los ingleses con sus atajadas. El partido terminó con el 1-0 y se llamó ‘The Miracle Match’.
Un error de los periódicos
Los ingleses, que sabían las dificultades por las que pasó la federación norteamericana para armar un combinado decente incorporando jugadores de otras nacionalidades, no daban crédito. Argumentaron en tono jocoso que se habían recogido jugadores directamente de Ellis Island, la puerta de entrada de inmigrantes de Nueva York. La afición inglesa, a la mañana siguiente, les costó ver el resultado. Leyeron en los periódicos el 1-0 y corrió la voz de que era un error tipográfico, que habían quedado 10-0 (con victoria inglesa, claro). El mismo día, la selección inglesa de cricket había sido derrotada por primera vez por las Indias Orientales. Un día negro para el deporte inglés.
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Inglaterra, de azul marino
Desarmada por tan humillante derrota perdió otra vez, contra España, en el partido siguiente en Maracaná dando por finalizada su primera aparición mundialista. Inglaterra jugó el partido contra Estados Unidos de azul marino. Un uniforme que habían utilizado en 1930 y volvieron a vestir una vez más en 1959 en una derrota contra Perú. El azul quedó postergado como primera equipación para siempre.
Mientras, el bueno de Joe, hizo un breve paso por la liga francesa pero una lesión lo apartó de los terrenos de juego.
Volvió a Haití donde abrió varios negocios y entrenó a chavales, pero en 1964, varios integrantes del grupo paramilitar del dictador ‘Papa Doc’ Duvalier, los ‘Tonton Macouote’, lo encarcelaron en Fort Dimanche de donde ya no salió y nunca más se ha encontrado su cuerpo.
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