Pablo Marín fue el encargado de arrojar luz al juego de la Real en el último tramo del encuentro en Valladolid y a un partido oscuro y embarrado para los txuri urdin, que venían de ocho triunfos y cayeron pese a celebrar dos goles, anulados a la postre. El riojano de 19 años pasa por ser una de las perlas de la cantera en la actualidad, un talento en estado puro al que quizá le falte la ‘mili’ a las órdenes del teniente Imanol para dar el último paso en su formación. Revolucionó a la Real en un bautismo impactante que ilusiona sobremanera en este contexto de severos problemas por las lesiones y el cansancio y porque ocupa una demarcación, la de mediapunta, en la que cuesta horrores que salgan joyas de la casa que logren estabilizarse.
Los datos de Pablo Marín
El ascenso de Pablo Marín está siendo meteórico. Es el primer canterano en la presente temporada (quizá el siguiente sea un Magunazelaia que también lo pide a gritos con golazos) en debutar con el primer equipo tras haber disputado sólo nueve partidos en el Sanse, con un gol, y 16 con el tercer equipo, en los que anotó siete tantos. Ha participado en dos encuentros de la selección española Sub-19 y se halla en la órbita de Imanol y los técnicos por su proyección y por la proliferación de lesiones en la parte más ofensiva del equipo, incluida la actual de David Silva.
Marín revolucionó y dinamizó un ataque realista que volvió a penar por la ausencia de Silva desde el descanso. El riojano, pese a ser bautismo en el primer equipo, se convirtió en la referencia del equipo, recibiendo siempre en la posición de vértice ofensivo del rombo tanto de los laterales como de los otros medios. Se le vio caer a las dos bandas para poder intervenir y, cada vez que tuvo ocasión, esprintó para tomar posiciones en el área cuando el cuero llegaba a los carrileros en posición de centrar.
Dos remates de cabeza
De hecho, remató dos veces el balón con la cabeza en el área llegando desde segunda línea tras sendos centros de Rico -gran ocasión para marcar- y de Gorosabel. Nada más salir, Imanol le animó a encarar al rival e intentarlo él y a fe que lo hizo. Habilitó en horizontal a Merino en la frontal del área tras un recorte con la izquierda y fue fabulosa su acción en el gol anulado de Zubimendi: control orientado hacia adelante, amago de tiro para dividir y cesión hacia Karrikaburu.
Los que le conocen dicen de él que se trata de un futbolista muy fino con balón a alta intensidad y que tiene una capacidad innata para cambiar de dirección y dar pases profundos. Y, como se comprobó en el José Zorrilla, le gusta irrumpir en el área sin balón para tratar de marcar gol.
Marín supera a un adversario en su estreno del pasado sábado
Viendo esta progresión, lo normal es que la Real se plantee ampliar el contrato que ya le une al mediapunta de la cantera hasta el 30 de junio de 2024. Su agencia de representación, InterStarDeporte, es la misma que la de Brais Méndez. Marín llegó a la Real en infantiles, en 2016.
El 17º pasajero
Que a Imanol no le tiembla el pulso a la hora de echar mano de la cantera cuando tiene necesidades en el primer equipo es una evidencia y lo atestiguan los números. Y es que Marín es el canterano número 17 en debutar en la primera plantilla desde que el oriotarra está al mando. Más difícil es que ese ‘potrillo’ que da el salto se mantenga. De los ‘hijos de Imanol’ se han asentado de verdad Aihen, el primero al que bautizó que ya acumula 90 encuentros oficiales en la Real, y Zubimendi, que ya ha alcanzado 110 enfrentamientos.
Han debutado la friolera de 22 jugadores procedentes del Sanse en las últimas cinco campañas