El imperio de Beyoncé se convierte en dinastía


Cuando una estrella pop se mete en política suele pegarse un batacazo, salvo si te llamas Beyoncé. Hace cinco años la superestrella estadounidense dio ese giro a su carrera con su álbum Lemonade, y la jugada no solo le salió redonda en ventas y reconocimiento, sino que anticipó la historia de su país y del mundo actual, que tiene hoy a la desigualdad racial, la justicia social y el feminismo como protagonistas. La diva de Houston se ha convertido en este lustro en un referente para los afroamericanos y para las mujeres negras de todo el mundo, con un añadido. No lo es simplemente por su éxito, su belleza o su voz. Lo es por su mensaje, cada día más combativo en defensa del movimiento Black Lives Matter. Un activismo que no ha frenado por la pandemia. En 2020 lanzó el tema Black Parade, precisamente en el día que Black Lives Matter ha elegido para conmemorar la emancipación de los negros esclavizados, el 19 de junio.

El tema le ha proporcionado uno de los cuatro premios Grammy que se llevó a su casa la semana pasada. Con los otros tres alcanzó las 28 victorias en los premios más importantes de la música, convirtiéndose en la artista femenina más laureada de la historia, quedándose a solo tres del récord absoluto global que ostenta el director de orquesta Georg Solti. Además de por semejante hito, Beyoncé se marchó de la gala especialmente contenta porque otro de los gramófonos lo compartió con su hija Blue Ivy Carter, la mayor de los tres que tiene con Jay Z. A los nueve años, la niña se convirtió en la segunda persona más joven de la historia en conseguir un Grammy. El vasto imperio de los Knowles-Carter ya tiene relevo.

Blue Ivy Carter triunfó en la categoría de mejor vídeo musical. La pequeña protagoniza el clip de Brown Skin Girl. Un tema de nuevo con mensaje igualitario en el que la menor entona parte de los versos al principio y al final, y en el que también participan los artistas SAINt JHN y WizKid. A su edad, la primogénita de Beyoncé y Jay Z se muestra decidida a seguir los pasos de sus padres. Acostumbrada a la fama desde que nació, la pequeña tiene estilista y personal shopper propios. Una vida acorde a la de una princesa heredera de los reyes de la industria musical, sentados en ese trono desde principios de la década pasada y que, pese al coronavirus, siguen creciendo artística y empresarialmente en lo que llevamos de la presente.

La fortuna acumulada por la cantante, de 39 años, es de 400 millones de euros, según la revista Forbes. Además de por sus discos y sus conciertos, ha convertido en oro todo lo que ha tocado. Creó una fragancia que se convirtió en la más vendida de todas a las que ha puesto nombre y rostro una famosa, y también le ha ido bien en negocios como la comida sana. Tiene una empresa de comida vegana a domicilio y de batidos y barritas energéticas que se llama 22 days nutrition.

Su otro gran negocio lo comparte con su marido, con el que suma un patrimonio de casi 1.100 millones. Queen Bey posee parte de la plataforma Tidal, pese a que la titularidad de la misma es de Project Panther Ltd., cuyo dueño es Jay Z. Este servicio de música en streaming no ha calado en territorios como Europa, pero sí en Estados Unidos. A diferencia de sus competidores, Tidal se oferta como la forma de escuchar música en formato digital con una calidad perfecta y con vídeos en alta definición. Alberga casi 60 millones de canciones y 150.000 clips.

Al margen de empresas, en el centro de todo sigue estando la música de Beyoncé y lo que mueven su imagen y su propuesta artística, hoy definidas por el feminismo y la guerra contra el racismo. Desde su estilo de moda y peinado, con claras referencias tribales, a un sonido plagado de influencias de la música africana, pasando por un mensaje muy directo de denuncia. También fuera de la música. Cuando recogió su gramófono dorado, recordó que Black Parade ha querido honrar a “los hermosos reyes y reinas negros”. La emperatriz de la música volvía a dejar claro que va a continuar luchando, cinco años después de proclamar que “las personas menos respetadas de América son las mujeres negras”. Y cuando no lo haga, se encargará su hija. El imperio ya es una dinastía.


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