El ingeniero mexicano Fernando Mier narra su misión en el Perseverance como creador de simuladores

El lanzamiento del Perseverance fue un momento interesante, la culminación de años de trabajo, pero, seis meses después, el aterrizaje del rover en Marte fue para Fernando Mier-Hicks el punto de mayor tensión.

“Ahí sí fue el momento de comerte las uñas, de muchos nervios, porque si se estrella, los años de trabajo que le echaste a ese rover se van. Pero, gracias a Dios, todo salió bien”, dice el ingeniero mexicano que participa en la misión.

Los cohetes, a estas alturas, son bastante seguros, agrega.

El 18 de febrero el Perseverance se posó sobre la superficie del cráter Jezero, que mide unos 45 kilómetros de diámetro y se encuentra en el ecuador marciano.

“Ese sí fue el evento de los nervios, porque es muy difícil aterrizar en Marte, 50 por ciento de las naves que mandamos a Marte a aterrizar no lo hacen, se estrellan”, explica.

 

Para él, otro gran momento fue el 19 de abril, cuando voló por primera vez el helicóptero Ingenuity que traía el rover consigo, el primer vuelo controlado y con motor en otro planeta.

“Es un hito histórico y también muy interesante verlo realizar su primer vuelo”, expresa.

 



 

Mier-Hicks, de 31 años, es ingeniero en mecatrónica egresado del Tec de Monterrey con maestría y doctorado en Ingeniería Aeroespacial en el Massachusetts Institute of Technology (MIT); nació en Aguascalientes y estudió la carrera en el ITESM, campus Aguascalientes y Monterrey.

Llegó a Estados Unidos desde hace nueve años y, actualmente, vive con su esposa y sus dos hijos en Pasadena, California.

 


Detrás del Perseverance
El armar un rover se lleva seis o siete años, para armarlo en computadora o papel, ajustar toda la matemática y verificar que sí va a funcionar; y tres o cuatro años antes del lanzamiento, se empieza a construir el hardware del robot; el problema es que todo empieza a construirse al mismo tiempo, explica Mier-Hicks.

“Las llantas del robot están siendo construidas por allá, la cámara por acá, el brazo robótico también por allá y, antes de ensamblar todas estas piezas juntas, como un Lego, para formar el rover, se tienen que probar individualmente, para no perder el tiempo si es que uno tiene una falla”, señala.

Pero como cada componente se está construyendo al mismo tiempo, no es posible pedir la computadora para probar el brazo robótico, asegurarse que funciona y, entonces, integrarlo al rover.

Para esta parte del proceso, el segmento de pruebas del rover, se utilizan simuladores electrónicos, y es aquí donde interviene el trabajo del ingeniero nacido en Aguascalientes.

Yo creé simuladores electrónicos que nos ayudan a mover, por ejemplo, el brazo robótico del Perseverance y el sistema para la recolección de muestras, para asegurarnos que funcione a la perfección, antes de ensamblarlo en el resto del rover”.

Estos dispositivos electrónicos simulan ser la computadora del rover para mover los componentes y comprobar su funcionamiento.

Durante su doctorado, Mier-Hicks desarrolló un proyecto para probar satélites, simular las condiciones del espacio para asegurarse que vayan a funcionar antes de lanzarlos al espacio. Es algo similar, dice con respecto a su actual trabajo.

 


Los retos de Perseverance
El 18 de febrero, llegó a la superficie marciana la nave Mars Perseverance de la NASA, cuyo objetivo fundamental es la búsqueda de indicios de vida, pasada y presente.

El robot tomará fotografías y recogerá muestras de rocas; además, lleva consigo dos micrófonos que graban diversos sonidos ambientales. El análisis de las rocas y la arena será fundamental. ya que, por primera vez, se enviarán muestras de regreso a la Tierra.

Uno de los grandes retos de la presente misión es la producción de oxígeno, que hace unos días fue posible, según los reportes de la NASA. La prueba tuvo lugar el 20 de abril gracias a un instrumento experimental a bordo, llamado MOXIE (Mars Oxygen In-Situ Resource Utilization Experiment), que logró la tarea de convertir dióxido de carbono de Marte en oxígeno.


“Esto es muy importante para los primeros humanos que vayan a pisar en Marte, porque su atmósfera es 98 por ciento dióxido de carbono, que es tóxico para nosotros y, si tenemos una máquina que pueda crear oxígeno de este dióxido de carbono, pues ya tendríamos una fuente de oxígeno para poder respirar en Marte. Falta solucionar mil y un problemas, cómo obtener agua, comida, calor, etcétera, pero el oxígeno es uno de los más importantes, y ya tenemos una prueba de que sí es posible hacer eso”, señala.

En cuanto a las muestras recolectadas para traer a la Tierra, el científico explica los detalles del proceso.

“Ahorita, ya aterrizó; su primera misión es recolectar esas muestras, sellarlas, enlatarlas y, una vez que ya están selladas, otra misión de la Tierra sale, aterriza en Marte, recoge esas latas que traen piedras, las pone en un pequeño cohete”.

Este pequeño cohete sale de Marte, pero como es muy pequeño, no puede regresar hasta la Tierra.

“Entonces, tenemos nuestras latas con muestras orbitando en el espacio, arriba de Marte”, dice. “Otra misión sale de la Tierra y recoge esas muestras, arriba de Marte, en el espacio, sin aterrizar en Marte y se las trae a la Tierra”.

Esas misiones son muy complejas, y tardan 10 o 15 años.

“Pero todo depende mucho del nivel de recursos que se nos da para diseñar estas misiones. Un estimado es de 15, tal vez 20 años”.

 

Hacia el futuro
Aunque Fernando Mier-Hicks prácticamente ya está instalado en lo que para el resto de nosotros es el futuro, el ingeniero compartió una serie de metas en su vida profesional.

“Me están entrenando para manejar el rover Curiosity, que es el rover anterior, que es un poco más viejito, pero todavía sigue en Marte. Esperemos estar ahí manejándolo, controlándolo”.

Más a futuro, ya a 10 años, dice, hay una segunda parte de la misión del rover Perseverance, que consiste en traer a la Tierra las muestras que va a preparar.

Serán dos misiones espaciales, otro pequeño rover que aterriza en Marte, un pequeño cohete que salga de Marte y una nave espacial que los traiga de regreso a la Tierra.

“En 15 años”, plantea, “tal vez las siguientes misiones en lugar de ser a Marte vayan a ser a las lunas congeladas de Júpiter o Saturno. Eso también va a estar interesante”.

 


Ciencia y pandemia
La pandemia afectó de diferente manera a la ciencia, dependiendo de la rama, dice.

“El rover lo estábamos poniendo literalmente en el cohete cuando llegó la pandemia, entonces fue casi una de las peores etapas en que pudo haber llegado; sin embargo, era un proyecto tan importante, con medidas de sanidad, de seguridad, pudimos sacar el proyecto adelante sin retrasarlo. Fue una hazaña increíble”.

Tal vez en otras áreas que no son tan críticas o que no tengan un calendario tan estricto, dice, sí hubo retrasos por no poder trabajar presencialmente.

“En el área en la que yo trabajo, pues ha habido muchos cambios, por ejemplo, antes se manejaba el rover en el laboratorio donde trabajo y ahora todo mundo lo maneja desde su casa”.

Señala que cambiaron los protocolos, hubo muchos cambios y debieron adaptarse a las nuevas circunstancias surgidas por la pandemia.

 

Dificultades para la ciencia en México
Para el ingeniero, los recortes a Conacyt pegan directamente al desarrollo de la ciencia y la preparación de los estudiantes.

“Yo lo he visto con compañeros y estudiantes egresados que tratan de buscar becas para ir a prepararse al extranjero y ya no existen esas becas; esas personas que tenían tanta motivación e interés, pues no van a tener la mejor educación”.

Y eso impacta en el desarrollo de la ciencia y tecnología en México.

A las universidades, les recomienda que apoyen a la ciencia y el desarrollo tecnológico, ya que es una de las pocas fuentes de progreso y qué mejor que sea México el que impulse esa área.

En cuanto a los jóvenes y su preparación en el ámbito de la ciencia, les recomienda investigar lo antes posible los requerimientos necesarios para alcanzar cualquier sueño que tengan.

“Si quieren acabar trabajando en Microsoft, Google, Facebook o en la NASA, pueden investigar con la gente que lo ha logrado, internacionales sobre todo”, señala.

Entre quienes han alcanzado esas metas, puede verse que hay una cierta similitud, tal vez todos estudiaron algún posgrado en una universidad competitiva de Estados Unidos.

“Entonces, te pones como meta ahora eso”, señala. “Para entrar a un posgrado en Estados Unidos, debes tener un buen currículum, buenas calificaciones, experiencias en el desarrollo de tecnología, que se hace a través de estancias de investigación.

“Digamos que vas recorriendo la flechita hasta que te toca ahora. Ah, ahorita yo que estoy en prepa qué es lo que tengo que hacer para en 10 años poder cumplir lo que yo quiero. Son cuestiones muy competitivas, hay que proponérselo lo mejor posible, haciendo su tarea”.

En este campo y con el interés de hacer cosas positivas, él diseñó un programa para llevar a estudiantes al laboratorio para brindarles experiencia aeroespacial y que puedan aplicar a un posgrado.

 

El programa lo desarrolló con ITESM Campus Monterrey, con una convocatoria a nivel nacional para estudiantes de ingeniería.

“Es por proyecto, se seleccionan algunos alumnos, los más destacados, para colaborar aquí en el laboratorio en Pasadena, en algunos otros proyectos que tenemos. No nos podemos traer a muchos, nomás me he traído a uno en 2018; me iba a traer a tres estudiantes el año pasado, pero también llegó la pandemia y nos cerraron, tuvimos que posponer”, dice.

Y, al preguntarle cómo impulsar a los niños en el campo de la ciencia y el conocimiento, asegura que lo más importante es no matar su curiosidad.

“Todos los niños son curiosos por naturaleza, son tal vez los papás o los amigos, el entorno, el que va apagando esa curiosidad, pero si no se apaga y, sin embargo, sí se despierta, es cuando tenemos gente que quiere ser ingeniero, científico.., porque ingeniería, desarrollo tecnológico o desarrollo científico es eso, ser curioso e investigar hasta resolver las preguntas que tenemos”.

Recordó que en su familia, en la que su hermano, su padre y su abuelo también estudiaron ingeniería, siempre impulsaron y apoyaron su curiosidad.

Estoy donde estoy por el apoyo de mis papás, sin duda; ellos nunca mataron esa chispa de la curiosidad, me apoyaron en todo lo que quería hacer; incluso en esos experimentos que yo estaba haciendo que me resultaron en un accidente. Siempre hubo apoyo y, digamos, empujar adelante, el apoyar para seguir adelante y luchar y tener un respaldo que es la familia”.


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