El instituto de los milagros: donde los adolescentes (y los profesores) limpian y cocinan


¿Cómo conseguir que el adolescente se convierta finalmente en adulto y no se dedique a envejecer sin aprender nada por el camino? Todos los que convivimos con jóvenes nos formulamos la pregunta un día sí y el otro también. ¿Cómo hacer para que sea autónomo en todos los sentidos y a la vez solidario con los que comparte techo y mesa? Que sepa estar solo y al mismo tiempo apreciar la vida comunitaria. Porque todos estos dilemas trotan en mi cabeza me llamó poderosamente la atención el Lycée Autogéré de París (LAP), traducido sería algo así como el instituto autogestionado de París, un centro educativo que cumple en el 2022 su 40 aniversario de promoción de una pedagogía alternativa en la capital francesa.

El lema del susodicho instituto es simple pero no simplón: “La autogestión como solución”. En el titular he especificado que los adolescentes limpian el instituto y se ocupan de la cocina. También llevan la administración del centro junto con una persona contratada. Y falta añadir que no hacen todo esto completamente solos: los profesores participan también de las tareas comunitarias.

En un vídeo del medio de comunicación Brut publicado en Facebook se ve al profesor de Física y Química, presentado como Xavier, que explica que los jueves cocinan menú vegetariano. El maestro, y la decena de alumnos que se encuentran en la cocina con él, no van ataviados con la preceptiva bata de laboratorio, sino con un simple delantal. Uno de los estudiantes del vídeo celebra este tipo de restauración colectiva. Para él es mucho mejor que el menú de un comedor escolar convencional y encima les sale mucho más barato. El profesor señala otra ventaja: que, de paso, los pupilos aprenden a cocinar.

El LAP fue creado en 1982 como una propuesta alternativa frente a la educación convencional. Es gratuito y está financiado por el Ministerio de Educación Francés. Acoge este año 240 chicos y chicas, quienes siguen el mismo programa escolar que en cualquier otro instituto francés. La diferencia se encuentra en el método: los alumnos disponen de la libertad de asistir o no a clase. Es decir, el profesor no penaliza el retraso o la ausencia a un curso. Cada uno asume la responsabilidad de su escolaridad en vez de sufrirla de manera pasiva. Y son también activos en la gestión de la institución. Toda la vida de este centro educativo se organiza a través de comisiones donde estudiantes y profesores deciden y actúan a partes iguales: una persona, un voto.

En este instituto, los alumnos disponen de la libertad de asistir o no a clase. Es decir, el profesor no penaliza el retraso o la ausencia a un curso

Puesto que la asistencia a clase es libre, los docentes, por su lado, se las ven y se las ingenian para hacer que sus materias resulten atractivas y lúdicas a base de juegos y de actividades en el exterior del recinto escolar que atraigan a sus alumnos. ¿Qué objetivo persigue este funcionamiento? Dar más libertad y responsabilidad a los jóvenes, lo que acabará formando su carácter más allá del éxito o fracaso escolar. De hecho, el porcentaje de aprobados en el BAC (la prueba final de acceso a la universidad en Francia) no es muy alto; ronda solo el 40%, pero no es percibido como un problema porque no es el objetivo principal. Se trata de disfrutar de la escolaridad y de aprender a vivir en comunidad. A finales de junio de este año han organizado un fin de semana de encuentros y fiesta para celebrar 40 años de educar y crecer “de otra manera”. Por cierto, el encuentro festivo se organiza de manera también colaborativa. Los exalumnos han sido invitados a presentar sus propuestas y a participar también de la organización del evento.


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