El ISIS se ha atribuido los últimos ataques a través de la agencia Amaq, su órgano de propaganda en las redes sociales, al confirmar que tendió una emboscada a las fuerzas del régimen entre el jueves y el viernes en el desierto de Homs. La misma fuente cercana al ISIS asegura que los asaltantes se apoderaron de las armas de las tropas leales al presidente Bachar el Asad, incluidos vehículos blindados y ametralladoras pesadas. El Observatorio ha contabilizado 27 muertos en las filas gubernamentales (entre ellos cuatro oficiales) en Homs, y otros ocho fallecidos (dos de ellos mandos) en Deir Ezzor, así como seis yihadistas abatidos. Los medios oficiales sirios no han dado cuenta de estos ataques.
“El ISIS espera mejores tiempos para volver a emerger”, había advertido el jefe militar de la coalición internacional contra el Estado Islámico, el general estadounidense Paul LaCamera, tras la caída del último bastión yihadista en Siria en Baguz, en la frontera iraquí. “La lucha contra el Daesh [acrónimo árabe para el Estado Islámico] está lejos de haber terminado. Están reservando fuerzas, ocultándose en campos de desplazados o en áreas remotas”, reconoció el comandante de una alianza integrada por 74 países, entre ellos España.
Pese a la proclamación del fin del califato hace cerca de un mes, los bombardeos y enfrentamientos en Baguz (frontera oriental de Siria con Irak, a orillas del Éufrates) se han prolongado hasta la segunda semana de abril. Según pudo constatar una enviada de EL PAÍS, milicias kurdas de las FDS evacuaron entonces a centenares de mujeres y niños que se habían ocultado en cuevas junto a decenas de combatientes del ISIS. Los incidentes armados se han sucedido desde la declaración de la derrota territorial del Estado Islámico. El 26 de marzo murieron seis miembros de las FDS en Manbij (norte), y las emboscadas contra convoyes de las milicias kurdo-árabes se han cobrado dos decenas de muertes.
Cerca de 11.000 milicianos, la gran mayoría kurdos, han muerto luchando contra el ISIS desde que proclamó el califato en junio de 2014 a caballo Siria e Irak. Más de 78.000 civiles yihadistas –mujeres con sus hijos en su mayoría, como es el caso de tres ciudadanas españolas– están internados en tres campos de detención y unos 5.000 combatientes han sido encarcelados en cárceles controladas por las fuerzas kurdas.
Mujeres y niños repatriados a Kosovo
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Una agente de policía juega con niños repatriados con sus madres desde Siria, el sábado en un centro de detención de Kosovo. VALDRIN XHEMAJ EFE
Las autoridades de Kosovo anunciaron este sábado la repatriación desde Siria de 110 de sus ciudadanos miembros de familias de yihadistas del ISIS, en una operación sin precedentes en Europa, informa France Presse. El avión que les transportaba aterrizó en la noche del viernes en el aeropuerto de Pristina, la capital kosovar. Entre los pasajeros había 32 mujeres y 74 niños.
Los centenares de yihadistas del ISIS huidos de Baguz y de otros reductos que siguen diseminados por el desierto, ocultos entre poblaciones suníes que les han apoyado en el pasado, constituyen la principal amenaza para la estabilidad en Siria. El régimen controla las dos terceras partes del territorio, mientras las FDS, aliadas de Estados Unidos, dominan las fronteras del norte —excepto una franja occidental ocupada por Turquía— y del noreste, que limita con Irak.
Milicias rebeldes yihadistas y salafistas se han atrincherado en la provincia noroccidental de Idlib, último gran bastión de la insurgencia tras ocho años de guerra. Según informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, al menos 21 miembros de las fuerzas del régimen murieron este sábado en Idlib y otros cinco en la cercana Latakia, en ataques de Hayat Tahrir al Sham, milicia heredera del Frente al Nusra, la filial siria de Al Qaeda.
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