El destino ha querido encadenar los partidos de Liga de la Real contra los dos exequipos de Brais Méndez, actual goleador txuri urdin que presenta un espectacular estado de forma e inspiración. Seguro que el de la próxima semana en Vigo, su casa, su cuna, es más emotivo, pero también tiene tintes especiales este duelo contra el que hoy podría ser su equipo de no haber mediado un ataque de morriña hace una década, el Villarreal.
Brais Méndez se fundirá el domingo en un abrazo con Pau Torres, central zurdo internacional del Villarreal y compañero en las categorías inferiores, infantil y cadete, del equipo amarillo, con Tito García Sanjuan como entrenador. El medio txuri urdin dormía en la residencia para chavales en el pueblo de la cerámica, pero en muchas ocasiones se alojó en casa de Pau, que nació y vivió siempre en el pueblo durante numerosos fines de semana que el gallego no podía viajar hasta su pueblo de Mos, en Pontevedra, que para él estaba casi en otra galaxia: 997 kilómetros al noroeste.
Una vez terminada su campaña en el infantil de primer año en el Santa Mariña, la zurda de oro de Brais impresionó al Madrid, el Celta, el Depor y al Villarreal, que fue el que consiguió seducirle a él y su padre, Modesto Brais ‘Pupi’. Le cazó el ojeador Milucho y le fichó Luis Rodríguez Ardila, director de captación amarillo.
Brais fue groguet y residió en Vila-Real desde los 13 a los 15 años. Compartió vestuario con Pau y otros futbolistas como Darío Poveda, ahora en el Ibiza, Adrián Marín, ex del Alavés y el Granada y ahora en el Gil Ferreira portugués y Aleix García, el que hizo lucirse a Oblak con el Girona. Después recaló en el Celta.
Brais está impactando por su poder realizador, con cinco dianas en 10 partidos, igual que otro canterano groguet como Baena, cuatro años más joven, que suma siete en 12. Submarino lleno de torpedos