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El largo destierro de Álvaro Odriozola

Álvaro Odriozola, contra el Alcoyano en la Copa del Rey.NurPhoto / NurPhoto via Getty Images

En las últimas semanas, alrededor del Madrid se habla mucho de la caída en desgracia de la famosa unidad b, pero más abajo de este grupo de opositores existe otro aún más en precario a ojos de Zidane, una suerte de unidad c, jugadores que también costaron una buena cantidad de dinero y que formaron parte en su día de una estrategia a largo plazo del club. Lunin, Mariano, el extinto Jovic, últimamente Militão y, desde hace mucho, Álvaro Odriozola. El donostiarra de 25 años es el nombre más ilustre de este colectivo.

Fichado hace tres temporadas por 30 millones de euros de la Real Sociedad, lleva un curso y medio al sol de la grada. Llegó en el verano de 2018 como aspirante a sustituto de garantías de Carvajal para el lateral derecho tras entrar en la lista de la selección española para el Mundial de Rusia, pero transcurrida su primera campaña en el Bernabéu, donde sumó un número apreciable de minutos, su devaluación en la plantilla ha resultado mayúscula.

Solo las numerosas ausencias en defensa (Carvajal, Ramos, Nacho y Lucas Vázquez, este último considerado ya como un zaguero más) le abren la posibilidad de regresar al once ante el Levante (16.15, Movistar LaLiga). Ningún integrante de campo del vestuario blanco ha aparecido menos que él esta campaña: 168 minutos: 70 en Liga y 98 contra el Alcoyano. Solo le superan en el cómputo global el portero Lunin y los canteranos Chust, Arribas y Marvin Park. De hecho, si se mira el estadillo de futbolistas de Primera con las cifras más bajas, el suyo es el apellido más relevante. Otros jugadores con menos presencia aún que Odriozola en Liga, como los sevillistas Idrissi (24) y el Mudo Vázquez (49) o el barcelonista Riqui Puig (25), sí se les ha visto más en otras competiciones. El madridista ni ha olido la Champions.

Este es su negro escenario desde agosto de 2019. La falta de fiabilidad defensiva y la desproporción entre sus constantes subidas y el peligro que generan le han condenado hasta ahora como blanco. “Él está tranquilo. Es una persona práctica y equilibrada. Sin dramas. No es un camino fácil, lo sabe”, comentan desde su entorno. En sus conversaciones con Zidane, aseguran que el entrenador francés le transmite confianza y que jugar en el Madrid no es fácil. “Si contra el Levante tiene una oportunidad, lo intentará hacer bien. Si no, a seguir trabajando”, apuntan esas mismas fuentes. Su contrato expira en 2024.

El problema de doblar a Carvajal

La caída viene de largo y la temporada pasada trató de frenarla saliendo en el mercado de invierno al Bayern, pero el resultado fue aún peor. Apenas disputó el 8% de los minutos con el equipo muniqués (179). Esta vez, y salvo giro imprevisto, su salida se encuentra completamente descartada a dos jornadas del cierre de esta ventana de operaciones.

Indiscutible Carvajal por ese flanco desde hace ocho temporadas, la lista de jugadores con los que el Madrid ha buscado doblar esa posición ha sido extensa. Lo intentó con Danilo, fichado en 2015 por 31,5 millones desde el Oporto en una adquisición que perturbó a Carvajal y le hizo sentirse vulnerable, pero dos años después se marchó al City casi por lo mismo que costó. Surgió de la cantera el prometedor Achraf y, cuando se fue al Dortmund a terminar su mili, se revalorizó tanto que ya no quiso volver para ser suplente. Entonces compró a Odriozola, con los efectos ya conocidos. Militão, el defensa más caro de la historia del club y que últimamente figura más en esa unidad c que en la b, también se desplazó sin éxito de forma ocasional al lateral derecho. Nacho, siempre al quite, ha tapado muchas veces ese agujero, y no sin eficacia, aunque recientemente se le ha visto sufrir más en esa demarcación.

Y el último invento es Lucas Vázquez y el que más ha convencido a Zizou de entre la plantilla actual. Llevaba 20 encuentros seguidos como titular, 11 de ellos en la defensa, pero unos problemas musculares unidos a la baja de Carvajal alimentan para este sábado las opciones de Odriozola. La invisible unidad c, con el donostiarra y Militão apuntando al once, asoma fugazmente la cabeza en un Madrid que ahora bracea en mitad del océano.


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